Llegas a tiempo
Echevarría no es Carl Lewis, pero la idea de que un atleta pueda superar (al fin) los nueve metros ilusiona
Juan Miguel Echevarría no es Usain Bolt. Eso está claro. Tampoco es Carl Lewis, aunque el cubano ya ha demostrado que puede llegar incluso más ... lejos que él.
Tiene 19 años y tras su brinco de 8,83 metros del domingo en la Diamond League de Estocolmo (no válido por superar el viento legal permitido por 0,1 m/s) en el que casi se sale del foso y el válido de 8,66 metros en Ostrava el miércoles (tres intentos por encima de 8,50 y mejor marca mundial de la historia sub-21), el atleta con apellido vasco ha cautivado al aficionado al atletismo. Quizás también haya despertado la curiosidad de algún otro que siga el deporte en general.
No todos los días se ve un salto como el domingo. Eso está claro. Me decía Javier San Adrián, plusmarquista guipuzcoano de la especialidad, que el salto de longitud vuelve a estar de moda. Quizás no le falte razón. El sudafricano Manyonga y el jovencísimo cubano tienen la culpa.
Parece imposible pensar en la idea de que se hable de Echevarría tanto como se hizo en su día de Carl Lewis. No nos engañemos. Aunque el que escribe estas líneas no viviera esa época, ha oído hablar mucho de ello. Y no creo que ocurra hoy en día; tampoco si pasa de los nueve metros, un límite que parecía, visto lo visto, que se iba a resistir.
Durante la segunda mitad del siglo XX, esa barrera estuvo a punto de ser reventada por Iván Pedroso, Bob Beamon, Mike Powell... Pero no había aparecido nadie aún en el nuevo milenio capaz de acercarse. De hecho, el de Echevarría es el mejor salto del siglo XXI (al menos hasta ahora). El mejor brinco desde Pedroso en 1995. La aparición del cubano, que tiene como ídolo precisamente al ahora entrenador de Ana Peleteiro, llega justo tras la retirada del último gran nombre del atletismo. No hace falta que diga que me refiero al jamaicano Bolt... ¿Cogerá el testigo? Ojalá...
El atletismo necesita ilusiones. Vive de ellas. Y esta posibilidad de los nueve metros puede llamar la atención. Ojalá (insisto). Y si acaba convirtiéndose en un duelo entre Manyonga y Echevarría, mejor que mejor. El espectáculo está garantizado. Y hacía falta. Llegas a tiempo.
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