Donostias a la amabilidad y a la frialdad para Susan y Catherine
Al reconocer a Jennifer Lawrence, el Festival revive el espíritu aperturista de hace 30 años, cuando homenajeó a Deneuve y a Sarandon, entonces en pleno apogeo profesional
Treinta años después, el Premio Donostia vuelve a desafiar la tradición. Acepta Jennifer Lawrence, icono de una generación y aún en plena madurez creativa, el ... segundo honorífico del Festival de Cine. Con solo 35 años, la actriz estadounidense se convierte en la premiada más joven de su historia. Por primera vez se reconoce también la labor de una productora. Esther García, una de las caras más visibles del sector, lo recogerá en la inauguración de esta 73 edición. Ambos gestos recuerdan a aquel audaz septiembre de 1995, cuando el Zinemaldia decidió romper con la costumbre de rendir tributo únicamente a una 'vieja gloria' de Hollywood. La distinción, que nació por querer justificar la invitación que había aceptado Gregory Peck en 1986, se dividió aquel año en dos por primera vez.
Consideraron que era el momento de homenajear también a intérpretes más jóvenes, en pleno apogeo profesional, para abrir horizontes. El Festival se encontró con que sus dos candidatas, Susan Sarandon y Catherine Denueve, aceptaron, y se lo entregaron a ambas.
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«Luego se normalizó dar un par, incluso llegar a los tres Donostias, pero entonces nos pareció algo excesivo», comentó Diego Galán al respecto. Deneuve y Sarandon aceptaron el honor casi a la par, así que «justificamos el premio a Deneuve como un Donostia europeo». El trofeo en cuestión acabó siendo una Concha honorífica por el centenario del cine, en vez de la farola de bronce bañada en plata. No obstante, Deneuve es considerada una Donostia oficial.
Diva «arrogante»
Aquel septiembre, la francesa fue la primera en llegar. Rodeada de expectantes cinéfilos, acapararon todas las miradas unas gafas de sol permanentes, su melena rubia, su metro sesenta y seis y su 'titulitis' –'la Novía de Francía'–, además de la maleta extraviada en viaje directo desde París en un lujoso Roll-Royce. Protagonizó una rueda de prensa «incómoda», donde apenas se habló de cine y solamente interesó su relación con Buñuel, además de alguna relevación sobre su vida sexual. La gala, «decepcionante», según Galán: «Se negó a bajar la escalinata del decorado por lo que accedió por un lateral». El recibiemiento fue «muy bueno», pero a medida que entonaba los agradecimientos «fue perdiendo fuelle». No fue lo «simpatiquísima» que se esperaba, sino todo lo contrario: «Escueta, fría y distante». Así se llevó la Concha que recibió en manos de Mabel Karr, viuda de Fernando Rey, tras la breve presentación de Juan Luis Buñuel, hijo del director de 'Belle de jour'.
Deneuve –de entonces 51 años– aprovechó su viaje «puramente promocional» al Zinemaldia para presentar 'O convento' en Zabaltegi. Pasaron tres horas entre la entrega del premio y la presentación en la Parte Vieja, por lo que la dirección le propuso una cena para así hacer tiempo y poder calmar la tensa manifestación que se estaba llevando a cabo. «Estuve pendiente del teléfono durante toda la velada porque me tenían que avisar cuando estuviese segura la calle para poder llegar a la proyección lo más seguros posible. A Catherine Deneuve le pareció una absoluta descortesía que prestase tanta atención al teléfono, cuando en verdad, estaba preocupándome por su vida», recordaba Galán.
Catherine Deneuve no fue lo «simpatiquísima» que se esperaba, sino todo lo contrario: «Escueta, fría y distante», dijo Diego Galán
La diva gala no perdonó el desaire y no le acabó siendo agradable su paso por el Festival. «Secuestrada por su propio ego, se comportó como una visita de compromiso que mira constantemente el reloj», concluyó Galán. La protagonista de 'Indochina' o 'Los paraguas de Cherburgo' tuvo a bien regresar al Festival en 2012, por sus 60 años. Se sumó su competencia francesa, Isabelle Huppert para la presentación de 'As Linhas de Torres', en compañía también de Marisa Paredes, mujer de su amigo, Chema Prado. Eso sí, disfrutó de la ciudad y se dio un garbeo por Akelarre de Subijana en su 'reconciliación' con el Festival.
«La más cercana»
Todo lo contrario fue Susan Sarandon. Bien recibida, bien hallada, Donostia le propició una «calurosa acogida». Estaba «sorprendida» por su popularidad, la que le había dado su último éxito, 'Thelma & Louise', que tan buenos resultados logró en cines. «Cercana y guapísima», entonces con tan solo 48 años, llegó a recibir el tributo con entusiasmo y cierta ironía:«Quizás me dan el premio porque ya no quedan viejas actrices», contó en un ameno encuentro con los medios de comunicación.
Confesó ser «una persona inconformista» y una «ilusa» al esperar que su primer Oscar fuese por una película de su entonces marido, Tim Robbins. Y lo fue. Cuando llegó a Donostia acababa de rodar 'Pena de muerte' con Sean Penn. Tuvo que esperar unos meses para recoger el de Mejor Actriz en La Academia.
«Cercana y guapísima», Susan Sarandon aceptó «solo la mitad del premio» reservando la otra «para lo que todavía os debo»
A diferencia de Deneuve, Sarandon no se opuso a nada. Bajó las escaleras y lo hizo con un sobrio vestido al unísono del caluroso aplauso del público y entonó un contenido «Eskerrik asko» nada más recibir el premio. «Voy a agradecer solo la mitad del premio y guardo la otra mitad para los 25 años de carrera que todavía os debo», declaró farola en mano. Le acompañó Pilar Miró, similar en ideas, lucha y convicciones. «Pilar no hablaba una palabra de inglés y Susan nada de español, pero mágicamente se entendieron. Hubo algo común:la crianza de sus respectivos hijos. Acabaron debatiendo sobre cuántos rollos de papel son necesarios para una familia con niños», recordaba Galán sobre tal curioso encuentro.
La ovación de la ciudad despedió la primera visita a Gipuzkoa de la protagonista de 'The Rocky Horror Picture Show'. Desde aquella aparición, el Festival no volvió a saber nada. «Intentamos hacer todo lo posible por mantener el contacto con ella. Le mandamos fotos de su estancia aquí, flores... pero no contestó», recordó Diego Galán. Aunqe todo cambió en 2012 –de nuevo–. Ya en la era Rebordinos, la actriz regresó para inaugurar junto a Richard Gere la estelar edición. Aquella segunda visita fue aún más fugaz: partieron al segundo día. Hubo un tercer intento cuando 'La decisión' de Roger Michell estrenó la competición oficial de 2019. Por problemas de agenda, Sarandon no pudo acompañar al director, aunque sí se sumó a la visita el actor, y protagonista, Sam Neill.
Una sola vez
No se encontraron entonces, cuando las dos estrellas del cine contemporáneo acudieron al certamen a celebrar las seis décadas de Festival. Tampoco en 1995. Pasados los añós, e incluso echando la vista atrás, no es que hayan coincidido muy a menudo. Su único filme compartido fue el vampírico 'El ansia' de Tony Scott. En este trío protagonista con David Bowie, Deneuve hacía de Miriam Blaylock, una inmortal que seduce y descarta compañeros, mientras Sarandon era la doctora Sarah Roberts, especialista en envejecimiento.
Ambas regresaron para la 60 edición, 17 años después de recibir el premio, aunque tampoco llegaron a coincidir
Protagonizaron un triángulo cargado de erotismo y tensión: cuando el personaje que interpretaba el cantante empieza a envejecer rápidamente, Miriam dirige su atención hacia Sarah, iniciando una relación llena de sobretonos lésbicos que culmina en un beso que destacó por su estética rupturista.
En aquella ocasión compartieron luz y sombra, aunque sus trayectorias siguieron caminos muy distintos después. Donostia quiso que fuesen protagonistas por un premio compartido que recibieron diferentes caras:frente a la distancia elegida por Deneuve a la cálida entrega de Sarandon. Un Zinemaldia que comenzaba regenerar estrellas que han ido contando la historia del cine a traés de sus paseos por La Concha.
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