El Zinemaldia tiende la mano a Cannes para tratar de salvar parte de su programación
«No podemos empezar a suspender festivales sin explorar todas las posibilidades, Frémaux está haciendo lo debido», señala Rebordinos
«Cannes es un festival amigo y estamos dispuestos a escuchar todas las propuestas que nos quiera hacer y en las que podamos ayudar con ... todo el cariño del mundo», expresaba ayer José Luis Rebordinos a este periódico. «Y si se plantea que parte de la programación de Cannes se distribuya por distintos festivales, el Zinemaldia está dispuesto a colaborar en lo que haga falta».
Fue el propio director del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, quien comunicó anteayer en una entrevista con Variety que festivales como los de San Sebastián, Venecia y Locarno habían ofrecido su colaboración al certamen más importante del mundo, que pocos días antes había visto cómo también se iba al traste la posibilidad de celebrar su 73 edición a finales de junio (un mes más tarde de sus fechas originales), por la prohibición de la administración francesa de celebrar actos multitudinarios al menos hasta mediados de julio. «Son gestos que nos emocionan mucho», aseguró Frémaux sobre la oferta de los festivales amigos. El director galo mantiene su intención de que Cannes esté de algún modo presente en otoño para «contribuir a la celebración de la vida, el nuevo arranque de la industria y la reapertura de salas de cine», expresó.
El modo en que se pueda concretar esa colaboración con San Sebastián, que tiene la ventaja de ir en el calendario en septiembre, después de Locarno, Venecia, Telluride y Toronto, está en el aire. «Yo espero que Cannes pueda existir de alguna manera este año, aunque sea con algunas películas en San Sebastián, otras en Telluride, otras en Locarno... Sería bonito que si otros festivales ponemos películas que no han podido salir por Cannes, lleven su label, creo que ese tipo de detalles se agradecerán».
«Si logramos hacerlos habrá quebranto económico, pero si no, será mucho mayor»
FESTIVALES
«Que Cannes no se celebre es un problema para toda la industria del cine mundial»
CANCELACIÓN
«Seguimos trabajando igual y tomando decisiones cada semana en función de la situación»
ZINEMALDIA
A pesar de las incógnitas
La colaboración de Cannes con San Sebastián ya se ha materializado en los últimos años con las visitas de su director Thierry Frémaux para presentar filmes clásicos en el Zinemaldia, o para dar conferencias a los alumnos de la Escuela de Cine Elías Querejeta, así que esta alianza en tiempos de crisis es un gesto natural. Pero el director del Festival de San Sebastián advierte que «es solo una de las muchas opciones que en este momento baraja Cannes, y tenemos muy en cuenta que igual finalmente no se puede hacer ninguna de ellas, y ni siquiera nosotros sabemos si vamos a celebrar el Zinemaldia».
Sin embargo Rebordinos cree que «todos tenemos que trabajar pensando en que vamos a hacer el mejor festival posible, por supuesto sabiendo que lo primero es la salud de la gente. Nosotros vamos a seguir trabajando con la hipótesis de que el Festival de San Sebastián se puede hacer, aunque sea con restricciones. Nada nos garantiza que no haya un rebrote del virus o cualquier otra circunstancia que nos impida hacer el festival en septiembre, pero no podemos empezar a suspender los festivales antes de explorar todas las posibilidades. Si conseguimos celebrar los festivales va a haber quebranto económico, pero si no los hacemos, va a ser mucho mayor».
El empeño de Cannes
Ayer era el día que Cannes había fijado, mucho antes de que llegara la crisis sanitaria, para dar a conocer la programación para la edición que tenía que comenzar el 12 de mayo. Cuando avanzaba la cuarentena Frémaux anunció un retraso en el calendario para intentar celebrar su festival entre finales de junio y principios de julio, y el plazo de selección de películas continuaba abierto. El nuevo revés no le ha hecho tirar la toalla y aunque reconoce que «no se va a poder celebrar Cannes 2020 en su forma habitual», no se resigna a que el buque insignia de la cinematografía mundial, que marca cada año muchas de las cosas que ocurren en la siguiente temporada, no esté presente de algún modo.
Algunos ven este empeño de Frémaux como una frivolidad o una obstinación inútil, y le llovieron críticas por no cancelar desde el principio. Pero Rebordinos cree que «eso es muy injusto, Thierry Frémaux está haciendo lo debido. Tiene que ver todas las posibilidades de salvar el festival, como vamos a hacer todos, porque detrás de cada festival hay una maquinaria brutal en lo económico y en lo laboral, y muchos puestos de trabajo».
El director del Zinemaldia sostiene que «el hecho de que no se celebre el Festival de Cannes supone un quebranto económico para la industria mundial y especialmente para la francesa, y hay que intentar evitar eso en lo que se pueda. Frémaux está estudiando muchas opciones y verá si alguna de ellas es posible».
Rebordinos mantiene un grado de optimismo: «Creo que muy mal tiene que ir la cosa para que los festivales de verano no se puedan hacer en absoluto, otra cosas es cómo. Desde luego no veo el Velódromo este año con 3.000 personas, pero creo que sí se podrán hacer cosas».
Por eso el equipo del Festival de San Sebastián continúa trabajando igual que siempre, pero desde casa: «Seguimos recibiendo y viendo películas y haciendo la selección. Tenemos reuniones telemáticas continuamente con productores y todo tipo de agentes. Los que hacen las películas y nosotros sabemos que todo está entre interrogantes, pero vamos haciendo el trabajo».
Ante un escenario que cambia cada día, Rebordinos opta por ir adaptándose a la situación. «Nosotros vamos tomando decisiones semana a semana. Cada viernes tengo una reunión virtual con la dirección del Festival, hablamos, analizamos la situación y tomamos decisiones».
Rebordinos tiene el refrendo de las instituciones que forman el consejo de administración del Festival, «hablo a menudo con ellos, sobre todo con el presidente, Eneko Goia, y me anima a seguir», afirma el director del Zinemaldia. «Aunque pudiéramos hacer un festival a medio gas, hay que intentarlo, porque al menos sería insuflar un poco de energía y movimiento económico a la ciudad, a los hoteles o restaurantes que puedan estar ya abiertos, a un 50% o lo que se pueda. Si no, la alternativa es ir a cero».
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