'THE CROWN' EN ESPAÑA
Confesaba Bob Pop la otra noche en el programa de Buenafuente que un debate recurrente en sus conversaciones seriéfilas es por qué en España no ... es posible que se haga una serie del estilo de 'The Crown'. Confieso que es una cuestión que comparto y que me he preguntado en más de una ocasión. El escritor y guionista lamentaba que una de las escasas aproximaciones monárquicas que se han hecho por estos lares fue aquel pastiche sobre el enamoramiento de Felipe y Letizia que se sacó de la manga Telecinco y todavía hoy nos preguntamos si no sería en realidad una broma de mal gusto.
Ahí donde la serie británica es crítica y analítica y no se corta a la hora de subrayar los defectos de la institución, la española no pasaba de parodia sin fundamento ni ambición y una estructura más propia de un teatrillo de escuela. Pero no es cuestión de comparar ambos títulos. A Peter Morgan le daría un jamacuco si supiera que estoy colocando a la misma altura a su reina con aquello que hicieron Puigcorbé y Marisa Paredes (porque todos tenemos que llegar a final de mes).
En España una producción que indagase en la relación que han tenido los monarcas con los políticos de turno, en los entresijos palaciegos de Zarzuela, o en los escándalos que han asolado en los últimos cuarenta años a la Familia Real llegaría a los tribunales y costaría más de un disgusto para el director o promotor del invento. Por eso es normal que nadie se atreva a colarse en semejante charco.
Si ni siquiera hemos sido capaces de hacer una gran serie política, o al menos una mediocre pero en la que se citase claramente al PSOE o al PP. En España los escasos ejemplos de esta temática hablan de los políticos en general sin que quede claro si va referido a los azules o a los rojos, no vaya a ser que alguien se ofenda o se irrite más de la cuenta. Así que, por el momento, querido Bob Pop, habrá que esperar a que lleguen tiempos mejores y nuestro audiovisual sea capaz de plasmar con distancia lo que sucede en las altas instancias de este país. Eso será un síntoma de estupenda salud democrática.
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