Francisco Contreras: «Tabakalera es un espacio posibilitador, a los artistas nos ayuda a pensar y crear»
Francisco Contreras, 'Niño de Elche' ·
Prepara en la antigua fábrica de tabacos su próximo disco y trabaja en una instalación sonora para la escalera central del edificioFrancisco Contreras es 'Niño de Elche', un músico que comenzó como cantaor. Su evolución le ha llevado a otras propuestas y ahora él mismo se ... define como indisciplinar y exflamenco. Lo mismo graba con C. Tangana 'Un veneno' y 'Tú me dejaste de querer', que, junto a Los Planetas, monta el proyecto 'Fuerza Nueva' o graba un disco como 'Colombiana' en el que interviene cantando en euskera Maialen Lujanbio. Hasta ayer estaba en Donostia, en una de las residencias para artistas de Tabakalera que le volverá a traer a la ciudad en mayo y en junio.
– ¿En qué consiste su residencia?
– Es el comienzo de la creación de mi nuevo trabajo discográfico. Conozco a Oier Etxeberria, responsable del área de arte contemporáneo, y me comentó que Tabakalera tenía estas residencias. El productor del disco es Xabier Erkizia y el director artístico Ramón Andrés, dos personas que viven en Navarra y que están vinculadas a este edificio. Entendí que una residencia artística aquí era perfecta. Durante el mes que he estado hemos adelantado como un 60% del trabajo. En mayo y junio volveré para terminarlo. Estoy encantado. Donostia, junto a Madrid que es donde vivo, es la ciudad que más me gusta.
– ¿El edificio ha influido algo en el resultado?
– En Tabakalera sobre todo hemos desarrollado el trabajo conceptual. En los estudios hemos hecho maquetas y escuchas. Hacer un disco no es solo grabar sonidos. Hay mucho más: escuchar, escribir, pensar... Hemos grabado en pueblos, hemos estado con los campaneros de Areantza, en Aretxabaleta. También he podido invitar a los músicos que tocan la gaita y la zanfoña –un instrumento que se asemeja a un violín mecánico en el que varias cuerdas vibran por la fricción de una rueda que gira gracias a una manivela– o al cineasta Lois Patiño que va a realizar los vídeos del espectáculo.
– Es decir, Tabakalera como institución sí es importante en su futuro disco.
– Es un espacio posibilitador. Mucha gente no sabe la importancia que tiene la inversión en residencias en el campo de las artes. Son programas muy necesarios porque estamos muy faltos, no solo de ayudas, sino de espacios que generen encuentros y que nos ayuden a pensar. Venir aquí me ha posibilitado ir a pueblos y conocer gente fundamental... Me ayuda a crear vínculos que permiten que el proyecto crezca. Gente como yo, que nos hallamos en un terreno indefinido, no encontramos sitio en espacios más clásicos donde no te puedes presentar ni como artista escénico ni como músico, te tienes que estar justificando todo el tiempo.
– Ha estado cantando de noche. ¿Ha espantado a algún fantasma?
– En sueños sí. La verdad es que de noche Tabakalera es un poco espectral. He dado algún susto a los guardias de seguridad, que me han pillado alguna vez en éxtasis.
«No soy tan empático como para que mi proyecto dependa de lo que piensa el otro»
Provocación
«Lo antiguo no es el instrumento sino cómo lo tocas. Mucha gente no lo entiende y por eso hace electrónica»
gaita y zanfoña
– También está preparando una instalación sonora para la escalera central dentro del programa 'Scala', que se presentará a mediados de mayo. ¿Cómo va a ser?
– Hay una copla popular flamenca que habla de la pena y el alivio a través de una metáfora con una escalera de vidrio. En los últimos tiempos he trabajado mucho con lo ascendente y lo descendente, y qué mejor elemento que una escalera. El infierno está muy presente en muchos de mis proyectos. Ahora estoy preparando un espectáculo para el Teatro Abadía de Madrid que se llama 'Descendimiento'. Mi anterior disco, 'La distancia entre el barro y la electrónica', trata sobre el cineasta Val del Omar que tenía un concepto llamado el hundimiento vertical. Siempre estoy trabajando en esa línea entre el cielo e infierno. Sobre la estética, la pieza de aquí va a ser básicamente voz.
– ¿Su trabajo es más conceptual que de sentimiento?
– Para mí no van separados. Lo conceptual me ayuda a abordar mis emociones, sentimientos y experiencias de una forma un poco más ordenada. Luego depende del receptor. La gente piensa que es todo lo contrario, pero a mí lo conceptual me sirve para que se me entienda y que el proyecto tenga firmeza.
«Lo antiguo no es el instrumento sino cómo lo tocas. Mucha gente no lo entiende y por eso hace electrónica»
– En el disco se centra en el concepto del mal.
– Sí. Empecé por ahí, luego pasé al chivo expiatorio. Todo venía precedido por mi afición a leer sobre las brujas. Hablando con Ramón Andrés pensamos que se podría hablar del mal del siglo XXI y de las diferentes problemáticas actuales como la identidad de Europa, la tensión entre la animalidad y la humanidad, la exclusión, la muerte, la nada... El mal, como expresión y representación, me ha interesado mucho siempre.
– Utiliza instrumentos antiguos que parecen ajenos a su cultura como la gaita y la zanfoña.
– Si se ven como instrumentos regionales, es cierto que no tienen que ver con de dónde vengo, pero si se ven como artefactos sonoros sí. Trabajo mucho con los sonidos estridentes, ahí está la gaita, y el ruidismo, que no hay nada más ruidoso que una zanfoña. Es un giro de tuerca en mi carrera. Lo antiguo no es el instrumento sino cómo lo tocas. Es una cosa que mucha gente no lo ha llegado a entender y por eso hacen electrónica, porque les parece lo más moderno. En mi trabajo siempre está presente superar prejuicios y en este caso está más acentuado.
– Se define como exflamenco y ha creado un grupo que se llama Fuerza Nueva. ¿Le pone provocar o es una manera de remover conciencias?
– La provocación no es un término que me aliente a hacer trabajos artísticos. Igual, al principio la utilizaba pero ahora para nada. Muchas veces piensas que vas a crear controversia y sucede todo lo contrario. Mi llama para crear un trabajo artístico no es la provocación. No soy tan empático para que mi proyecto artístico dependa de lo que vaya a pensar el otro.
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