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Amenábar libra una batalla naval en Pasaia
La primera escena para la serie 'La Fortuna' se filmó ayer y promete continuar con la llegada de la fragata rusa 'Shtandart'
Personas vestidas con atuendo de época, maquilladoras dando los últimos retoques, técnicos de imagen y sonido, pantallas reflectantes y un continuo ir y venir de ... furgonetas alquiladas de las que descendían desde monjes hasta soldados, pasando por un sinfín de personajes caracterizados con todo lujo de detalle. El puerto de Pasaia se convirtió ayer en un enorme plató cinematográfico al aire libre para rodar uno de los episodios clave de 'La Fortuna', la primera serie para televisión que dirige Alejandro Amenábar.
El muelle avanzado y buena parte del de Buenavista se acotaban para acoger la filmación de una breve escena que se desarrolla en la cubierta del 'Étoile du Roy', la réplica de una fragata corsaria francesa del siglo XVIII que arribó a la dársena guipuzcoana el pasado martes. La magia del séptimo arte convertía este navío en 'Nuestra Señora de las Mercedes', cuyo pecio fue hallado en 2007 por la empresa Odyssey, que reflotó su tesoro con el Proyecto Cisne Negro.
La ficción se remonta hasta 1804, horas antes de que el barco fuese hundido como resultado de una batalla naval. Sus 'pasajeros' comenzaban a llegar minutos después de las diez de la mañana. Para entonces, cinco vehículos grúa tomaban posiciones ante la nave. Lo hacían flanqueándola con paneles de color verde, utilizados para realizar, en la fase de postproducción, el denominado efecto chroma key, que permite sustituirlos por otras imágenes.
No fue hasta pasada la una del mediodía cuando el rodaje se puso finalmente en marcha. Para entonces, 'Étoile du Roy' se había llenado de vida. Alejandro Amenábar subía a la proa del barco dispuesto a supervisar el trabajo que se venía desarrollando desde poco después del amanecer.
El equipo de producción ha convertido una antigua fábrica insignia de Trintxerpe en su cuartel general
En la popa, uno de los figurantes tomaba el timón permaneciendo totalmente inmóvil, mientras casi un regimiento al completo de la armada, rifles en mano, se repartía por el interior de la nave.
«Los hombres ricos, por favor. ¡Todos adentro!», ordenaba el personal de producción, que ha montado su particular cuartel general en Casa Ciriza, una antigua fábrica insignia. Más de una decena de personas vestidas con chistera, levita y chalecos embarcaba. «Ahora el resto. ¡Venga!», añadían, al tiempo que más personas de aspecto humilde, incluidos tres niños de corta edad, subían a bordo. Antes se sometían a más retoques, como los centrados en ensuciar sus prendas de ropa con un spray.
Los tripulantes también tomaban posiciones. Uno de ellos ascendía a lo más alto de uno de los mástiles, mientras otro trepaba varios metros de altura con ayuda de una escalera de cuerda.
«Silencio, por favor, vamos a rodar», alertaban desde el interior de la fragata y, de inmediato, llegaba el grito de «¡acción!». Esta se concentraba en la zona de popa. Uno de los soldados daba un paso al frente y, situándose junto al que sujetaba el timón, llevaba a su ojo un catalejo, como tratando de otear el horizonte. Completaba la escena un mando del regimiento, que avanzaba entre los pasajeros que se agolpaban en cubierta, para subir decidido al castillo de popa y quedarse mirando, con gesto serio, hacia babor.
La escena se repitió sin descanso más de una veintena de veces durante las siguientes dos horas. El grito de «¡acción!» daba paso al silencio, solo roto por los dos ventiladores de grandes dimensiones que contribuían a crear la falsa sensación de que el barco se movía, que avanzaba impulsado por el viento, capaz de agitar sus velas.
En ese tiempo, fueron muchos los trabajadores portuarios que se acercaron a seguir su desarrollo. Estibadores, consignatarios, vigilantes, camioneros e incluso, efectivos de la Guardia Civil.
«Parece que van a tocar la tamborrada», comentaba uno de los operarios a la vista de los múltiples unifomes de casaca azul, ribetes rojos y pantalón blanco. «¿No se van a quitar la mascarilla? Vaya piratas si la llevan puesta...», comentaba otro trabajador al volante de una grúa. «Las guardarán para rodar, aunque con toda la gente que han juntado en el barco, habrán tenido que hacerles una PCR porque son más de cuatro», añadía otro hombre.
Los trabajadores portuarios siguieron el desarrollo de la primera escena, que tuvo lugar en la cubierta del navío
La expectación era máxima también en el bidegorri que une los barrios donostiarras de Buenavista y Herrera asomándose al puerto, donde personas de todas las edades trataban de fotografiar la inusual actividad. «¿Dónde está Amenábar? Yo quiero sacarle una foto y si hay algún famoso, también», comentaban los curiosos.
El 'Shtandart' llega el lunes
A la escena rodada ayer a bordo del 'Étoile du Roy' le seguirán otras muchas a lo largo de las próximas dos semanas. Especial interés despiertan las que permitirán recrear la batalla vivida a comienzos del siglo XIX. El puerto pasaitarra se transformará en el Algarve portugués, escenario de la lucha que protagonizarán 'Étoile du Roy' y una segunda fragata, cuya entrada en la bahía está prevista para el lunes.
Se trata del navío ruso 'Shtandart', réplica del famoso buque de Pedro El Grande, que se dota de 34,5 metros de eslora y 6,9 de manga. Ligeramente más pequeño que el que estos días se ve transformado en 'Nuestra Señora de las Mercedes', este también cuenta con tres mástiles y ya ha participado en el rodaje de varias películas de aventuras, como 'The Admiral' o 'Peter and Wendy'.
Su entrada en Pasaia promete despertar tanta curiosidad como la vivida a comienzos de esta semana. Lo mismo ocurrirá con el estreno de 'La Fortuna', previsto para el próximo otoño. Será entonces cuando el público conozca esta historia de cazatesoros protagonizada por Álvaro Mel, Ana Polvorosa y Stanley Tucci.
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