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Edición francesa del sello Dalagrave de 1934. R.C.
Libros

Samuráis, lores y 'chevaliers' de La Mancha

Exposición ·

La formidable colección cervantina del Castillo de Peralada sale por primera vez para exhibir más de 300 'Quijotes' del millar que atesoró el bibliófilo Mateu Pla

Lunes, 15 de septiembre 2025

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En el capítulo XIII del de la primera parte del 'Quijote' se cita el castillo de Peralada, del linaje de los Rocabertí. Allí, en el Ampurdán gerundense, está la formidable colección quijotesca atesorada por el bibliófilo Miguel Mateu Pla. Las aventuras del ingeniero Hidalgo en mil y una versiones y lenguas que por primera vez salen de la fortaleza medieval para exhibirse en una muestra. Titulada 'Mil y un Quijotes. Del Paular al castillo de Peralada' estará en la Serrería Belga de Madrid -gratis y junto al Reina Sofía y Caixaforum- hasta el 23 de noviembre.

Reúne más de 300 ediciones de las aventuras del ingenioso hidalgo manchego en toda clase de formatos e idiomas. Unas valiosas joyas bibliográficas, algunas inéditas, como primeras ediciones, ilustradas o miniaturas.

La impagable colección atesora 5.000 artículos, con más de 1.000 ediciones del 'Quijote'. En esta Babel cervantina hay magníficas y valiosas rarezas, como el primer 'Quijote' impreso sobre láminas de corcho de la casa Viader (1905), o una edición japonesa de 1936 con ilustraciones de Serizawa Keisuke en las que los Alonso Quijano y Sancho Panza son samuráis.

Edición japonesa de 1936 ilustrada por Serizawa Keisuke en las que los Alonso Quijano y Sancho Panza son samuráis. R. C.

La más antigua de las ediciones que atesoró el industrial Miguel Mateu Pla (1898-1972), quien compró el castillo y la biblioteca a los Rocabertí, la imprimió en Valencia en 1605 Pedro Patricio Mey, meses después de la edición príncipe de Juan de la Cuesta en Madrid, imprenta sita a unos cientos de metros de la Serrería Belga.

Cuenta también con primeras ediciones, como la de la segunda parte del Quijote apócrifo de Fernández de Avellaneda (1614), la segunda parte del original de Cervantes (1615) o primeras traducciones al francés (César Oudin 1614), italiano (Lorenzo Franciosini, 1622) e inglés (Edward Blount 1620).

En el siglo XVIII brillaron ediciones de lujo como la de Pieter de Hondt (1746), la de Joaquín Ibarra (1780) -la gran apuesta de la Real Academia Española- o la de Gabriel de Sancha (1797-1798), la primera edición anotada impresa en España. Algunas traducciones tempranas del XVIII, como las del irlandés Charles Jarvis (1742) o del escocés Tobias Smollet (1755) serían la base de otras a lo largo de la historia.

Temprana edición de 1605 impresa en Valencia por Pedro Patricio Mey. R. C.

En el XIX proliferan las cuidadas ediciones de bibliófilos, aparecen los 'Quijotes' en miniatura en español del afamado impresor parisino Julio Didot y las encuadernaciones neogóticas, estilo denominado 'a la catedral', muy en boga en las primeras décadas de este siglo.

En el XX brilla la edición parisina de 1957 con doce litografías originales de Salvador Dalí y abundan las dirigidas a niños y jóvenes, de encuadernación atractiva y poco rigor textual.

Hay cromos, ex libris, cartas, tarjetas postales, aleluyas, pinturas, dibujos y grabados en un curioso apartado con muy diversa iconografía quijotesca. Destaca una óleo de Josep María Sert del episodio de 'Las bodas de Camacho' pintado entre 1929 y 1930 para el mural del comedor del hotel Waldorf Astoria de Nueva York.

Se aborda también en la temprana vinculación del caballero andante con la música. En 1614, un año antes de que la publicación de segunda parte de sus andanzas, se estrenaba el ballet 'Don Quichot' y no ha dejado de ser fuente de inspiración desde entonces.

«Las obras seleccionadas representan todo el corpus que reunió a partir de 1923 Miguel Mateu, y que conforma una de las colecciones cervantinas privadas más importantes del mundo» confirma Susana García, conservadora del Museo del Castillo de Peralada y comisaria de la exposición.

El subtítulo de la muestra alude a los pinares de El Paular, dónde se talaban los árboles que procuraban la madera que se transformaba luego en el papel para libros como 'El Quijote' y que salía de la Serrería Belga, activa hasta el último tercio del siglo XX y hoy convertida en activo centro cultual.

Aristócratas ilustrados

Los ilustrados Condes de Peralada, uno de los títulos de los Rocabertí, desarrollaron una tarea de mecenazgo, filantropía y bibliofilia que prueba la magnífica Biblioteca de su castillo. Situada en el Convento del Carmen, edificio relevante dentro de la propiedad, ocupa el lugar de las antiguas celdas de los monjes desde 1888, año en que los condes abordan la transformación llegando a reunir unos 28.000 volúmenes.

Una de las salas de la muestra. R.C.

Con la compra del Castillo por parte del industrial barcelonés Miguel Mateu Pla a los herederos de la familia Rocabertí en 1923, la biblioteca creció gracias a su afán coleccionista y bibliófilo. Tiene hoy unos 100.000 volúmenes con colecciones destacadas como la de incunables, la de ejecutorias de nobleza, más de un millar de pergaminos desde el siglo IX y centenares de libros raros.

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