Zahara: «Si no siento lo que canto, la canción se vuelve una mierda»
La artista andaluza inicia en Donostia la gira de teatros de 'Astronauta' (2018), su cuarto disco de estudio
Será la segunda vez que Zahara (Úbeda, 1983) traiga su pop deslumbrante a Donostia en lo que va de año. La primera, en el Escenario ... Verde de la Zurriola, estuvo a punto de no celebrarse por una tormenta de mil demonios que, por fortuna, remitió abruptamente. «La astronauta Zahara contra el diluvio sideral», fue el título de la crónica publicada en estas páginas.
- ¿Cómo recuerda el momento previo a su actuación en el Jazzaldia?
- Con muchos nervios. Nos habíamos hecho a la idea de que ya no tocaríamos y nos daba una pena tremenda porque llevábamos tiempo soñando con un concierto en un lugar tan precioso. Cuando nos avisaron de que podíamos salir no nos lo podíamos creer: fue pasar de cero a cien. En diez minutos me maquillé, me vestí y salí al escenario desbordada de energía, con la voz descontrolada, mucho amor e infinita felicidad.
- Esta vez no habrá sustos porque la función es a cubierto. ¿Será muy diferente al concierto de julio?
- Sí, bastante, porque en San Sebastián comenzaremos una gira superespecial de siete conciertos en teatros. Serán muy diferentes en cuanto a formato y repertorio. Ha sido muy estimulante rehacer las canciones y enfocarlas desde un punto de vista diferente, y también recuperar algunas que no suelo tocar: 'Del invierno', 'Pregúntale al polvo'... Yo digo que es un repertorio de 'bajona', para que la gente venga con el corazón un poco abierto y con ganas de dejarse emocionar. Intentaremos que el público salga pidiendo un tranquimazín.
- No sé si eso que dice es muy buena estrategia de marketing…
- (Risas) Es broma… Igual suena contraproducente pero es que a lo largo de los años he descubierto que puedes lograr que la gente lo pase bien de muchas maneras… Es como cuando ves una peli que te hace llorar y lo peta, se vuelve taquillera… Al final, buscas que te conmuevan, que la historia te haga disfrutar desde un lugar más emocional. Y lo de 'bajona' lo digo porque en mis conciertos la gente suele terminar saltando y bailando conmigo...
- Suelen ser finales apoteósicos.
- …y estos conciertos también van a tener un final apoteósico, pero de otra manera: la intensidad no se va a perder. Es la gira que más me apetece hacer porque supone un estímulo nuevo para mí y para el público. Haremos las canciones de mayor carga emocional y con tintes melodramáticos.
- ¿Cerrará con esta gira el ciclo de 'Astronauta' (2018)?
- La idea es que el disco siga vivo hasta finales de 2020 porque luego tendré otra gira para ir a ciudades más pequeñas, que no son capitales de provincia… Es importante que los discos tengan un desarrollo ahora que todo va tan rápido. Yo no siento la presión de tener que sacar material nuevo cada año: si estoy contenta con lo que tengo, lo aprovecho. Nunca intento que la prisa, la necesidad o la presión comercial me lleve a sacar discos porque eso va en contra de la música. Prefiero reinventarme y contar cosas de modo diferente.
- ¿Qué ha supuesto este disco para usted?
- Un salto literal por varias razones: por la apuesta de ir a Gales y grabar con Matthew Twaites; por la repercusión que han tenido canciones como 'Hoy la bestia cena en casa', que terminó en las pancartas del 8-M; por el interés del público y los promotores… He perdido la cuenta de los festivales en los que he estado, pero serán casi 30. La gente ahora me relaciona con algo divertido, intenso y bailable, no como cuando empecé…
- De hecho, en su concierto del Jazzaldia no tocó ningún tema de su debut, 'La fabulosa historia de…' (2009). ¿No se reconoce ya en aquella artista que comenzó en clave de cantautora tradicional?
- Es un poco eso… En la gira de teatros recuperaré 'Photofinish' y 'Con las ganas', pero me siento muy lejos de esas canciones que tienen ya 15 años. Piensa que aquel disco -el primero oficial- era un recopilatorio de los temas que había publicado anteriormente en mis maquetas y autoproducciones. Cantar con 36 años cosas que escribí con 18 no es fácil. Me pasa algo bueno o malo: sólo puedo cantar lo que siento y cuando me veo lejos, no tiene sentido hacerlo porque yo no conecto y, en consecuencia, la gente tampoco y la canción se vuelve una mierda.
-'Santa' (2015) se nutría del imaginario religioso y 'Astronauta'utiliza referencias al espacio para hablar del amor y el desamor…
- Antes de elegir el título del disco ya tenía esa metáfora. Yo estaba embarazada y me refería a mi hijo como el astronauta: me lo imaginaba en mi interior, vagando por el espacio, enganchado a la nave nodriza. Cuando nació la imagen se transformó y durante el posparto la astronauta era yo: sentía la soledad de los astronautas, como si hubiera abandonado la tierra sin saber si iba a volver. Al final entendí que igual no hay que volver, sino descubrir otros planetas. Es un cambio.
- ¿Y qué sintió al ver convertido en himno feminista 'Hoy la bestia cena en casa'?
- No me lo esperaba. Hice la canción para desahogarme ante la situación política general, surgió del desencanto político y, entre otras cuestiones, hablé de la rabia que me producía el tema de los vientres de alquiler. La gente empezó a compartirla, a darme las gracias, a sentirse respaldada... Al público le gustó una canción que sirve para denunciar y, al mismo tiempo, bailar y disfrutar.
- Usted ha dicho que la maternidad le hizo cambiar de opinión en torno a la gestación subrogada…
- Sí, y también es cuestión de informarse y sentir empatía. Yo pensaba en la gestación como una opción para quienes no pueden tener hijos, pero cuando leí sobre las granjas de mujeres y la situación de pobreza y desesperación que les lleva a hacer algo así, cambié de opinión. Es un tema de consecuencias importantes y tener un hijo no es un derecho.
- En esa canción apunta hacia el arquetipo de político neoliberal u hombre de negocios machista y «rastrero». Algunos lo han identificado con el defenestrado líder de Ciudadanos, Albert Rivera…
- Es muy goloso y a la vez absurdo escribir para alguien en concreto. Dedicarle a alguien un tema con nombre y apellidos hace que la canción se convierta en un cotilleo y pierda fuerza. Es más efectivo sugerir una silueta en la que puede encajar mucha gente, y por desgracia, lo que se describe en 'La bestia' está muy presente en un tipo de personas, famosas y no famosas, que proceden de la política, de la empresa… y que no piensan en la política como una forma de lograr el bien común.
- En 2020 formará parte del claustro de profesores de 'Operación Triunfo' e impartirá la asignatura Cultura Musical…
- Haré algo parecido a lo que ya han hecho Miqui Puig y Guille Milkyway. Me han dado total libertad para hacer lo que me apetezca y me parece un reto precioso que acepté sin pensarlo porque será una oportunidad personal de reorganizar la información que guardo en mi cabeza, ordenar mis discos, volver a estudiar…
- Hay quien opina que 'OT' transmite una falsa idea del triunfo, que pone el foco en la música comercial, que cercena la creatividad…
- Nunca me han interesado los 'talent shows' porque mi manera de hacer música no tiene nada que ver con el triunfo, pero en las nuevas ediciones de 'OT' han cambiado muchas cosas: los alumnos no sólo cantan, también tocan instrumentos, componen, y los responsables del programa han tomado conciencia de la necesidad de ayudarles a ser artistas completos. Quiero ir sin prejuicios ante la música que escuchan y ante el programa. Veré qué cosas les gustan y les explicaré lo que me gusta a mí, pero, sobre todo, les hablaré de mi experiencia, de por qué monté un sello discográfico que me permite ser más libre... Espero ayudarles a defender sus intereses, a tener un criterio e imponerlo, porque el éxito no depende de los discos que vendan: hay muchos otros factores.
- ¿Cómo imagina su futuro?
- No sé qué va a pasar. Ahora tengo la mente puesta en esta gira pero sigo escribiendo canciones. Me siento en un lugar muy bonito, escucho mucha música, intento aprender a tocar instrumentos nuevos como el piano, que no tengo ni idea… Estoy en permanente búsqueda porque a veces nos acomodamos en lo que ya sabemos hacer y, entonces, nos desplazamos muy poquito. Trato de ponerme en sitios incómodos.
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