Sergio Dalma: «Me da pena que a los clásicos se nos deje de lado en España»
Cantante ·
El vocalista catalán regresa este sábado al Kursaal para celebrar los éxitos de 30 años y dejar «entrever» cómo serán sus nuevas cancionesEn pocos años, Josep Sergi Capdevila Querol (Sabadell, 1965) pasó de cantar en orquestas e interpretar jingles publicitarios a ser ídolo de masas con canciones ... como 'Esa chica es mía' o 'Bailar pegados', con la que participó en Eurovisión en 1991. Tres décadas después, el catalán celebra su larga trayectoria con un disco que da un «nuevo enfoque» a sus éxitos.
– ¿Se parecen estos 30 años a la carrera con la que soñaba de joven?
– A los 16 años ya estaba subido al escenario con aquellas orquestas, aprendiendo de músicos que me doblaban la edad. Luego empecé a trabajar en publicidad, que fue otra ventana a la música, y conocí los estudios de grabación. Allí surgió la posibilidad de grabar 'Esa chica es mía' (1989), pero realmente pensaba que sería un disco y se acabaría: nunca imagine una carrera larga. De niño, yo siempre quería subir al escenario a hacer lo que fuera en la fiesta de fin de curso: era como un imán, así que supongo que se ha cumplido con creces todo lo que deseaba.
– ¿Qué criterio ha seguido para elegir las versiones de '30… y tanto'?
– No es fácil resumir 30 años de carrera, así que decidí incluir nuevas versiones de los temas que son mi columna vertebral y también recuperar aquellas caras B que pasaron desapercibidas pero me gustan personalmente: 'Bajito y al oido', 'El mar de tus caricias'…
– También hay tres temas nuevos: 'Donna', 'El diablo dentro' y 'Joven loco desalmado'…
– Son una pequeña muestra de lo que está por llegar. He trabajado con un equipo de composición nuevo que ha aportado frescura a mi música sin perder su esencia.
– «Me he obligado a salir de mi zona de confort», canta en 'Donna'.
– En realidad, nunca me ha agradado la zona de confort porque el músico vive de los retos y a mí no me gusta acomodarme. En la época de 'Bailar pegados' viví acojonado porque pensaba que no podría salir de las cuatro paredes de aquel éxito. Acierte o no, me gusta evolucionar.
El concierto
-
Cartel: Sergio Dalma.
-
Lugar: Kursaal.
-
Día: Sábado (20.00 h).
-
Entradas: 22, 30 y 32 euros.
– Pero alguien le dirá que volver a éxitos como 'Galilea' o 'Bailar pegados' no es arriesgar mucho...
– Bueno, para festejar los 30 años nos pareció oportuno entrar al estudio y darles una vuelta. Es una forma de reivindicar que después de tanto tiempo has logrado esos éxitos, porque hoy parece que hasta los éxitos se diluyen de un día para otro.
– El disco, sobre todo los temas nuevos, tiene una sonoridad más moderna, con toques de electrónica…
– Cuando buscábamos nuevas canciones que dejaran entrever cómo podría ser mi próximo trabajo, nos llegaron cosas que yo ya había hecho o que sentía que estaban lejos de mi pretensión de dar un paso adelante. Por eso, decidimos no pedir más temas para Sergio Dalma, sino para un supuesto artista nuevo que iba a debutar. Mantuvimos el secreto y recibimos cosas más atrevidas.
– En algunas canta casi rapeando…
– Casi, casi… Hay una generación de artistas jóvenes que hoy utiliza una forma de frasear que a mí me sorprende. Está lejos de lo que pretendo pero sí quería que hubiera algo de ello en las nuevas canciones.
– ¿Se va a poner a perrear o a flirtear con el trap de los jóvenes?
– (Risas) No, no. No puedo trabajar con el objetivo de captar a la audiencia joven porque daría la espalda a mi público natural, que diría:«Esto no es Sergio Dalma». El sello de la casa hay que mantenerlo sin forzar las cosas. Mis sobrinos, evidentemente, escuchan esa música, es un fenómeno generacional lógico y hasta necesario. En el mercado hay espacio para todos, aunque a veces duele que se le dé prioridad sólo a lo nuevo y se deje de lado a los clásicos. Si nos hemos convertido en clásicos es porque llevamos años en esto. Eso no debería despreciarse y países como Francia o Italia lo han tenido en cuenta. Vale, yo no puedo quejarme pero da pena que en España se nos deje de lado.
– ¿Le preocupa perder su posición?
– Yo quiero seguir en la música y el día que no exista un hueco para mí, estaré satisfecho de lo conseguido. Disfruto del presente, tengo 55 años, llevo tres décadas trabajando y espero seguir al menos diez años más.
– ¿Se jubilará a los 65?
– Bueno, ahora la edad de jubilación es más alta, igual tengo que alargar un poco más mi carrera. (Risas) Sólo tiene sentido seguir si uno continúa sintiendo esa ilusión de salir de gira para encontrarse con sus músicos y ver la cara de ilusión de quienes compran la entrada. Eso para mí es el éxito:yo no quiero que me jubile el público, sino jubilarme yo.
«Con 'Bailar pegados' viví acojonado ante la idea de no salir de las cuatro paredes de aquel éxito»
– ¿Y cree que sabrá cuándo ha llegado el momento de dejarlo?
– Es difícil saberlo porque es un oficio que crea mucha adicción. Espero y deseo ser suficientemente hábil e inteligente para saber desconectar de forma paulatina y, sobre todo, para hacerlo elegantemente.
– Volvamos a 'Donna'. En ella dice: «Y si quieres, regálame un sí / Y si es un no, no te molesto». La letra recuerda al 'No es no' del feminismo actual y parece estar en las antípodas del obsesivo personaje que hace 30 años cantaba: «Esa chica es mía, casi casi mía / Y está loca por mí / y por eso ella es mía»…
– Cuando recibí 'Donna' me gustó por su música y por su letra, muy oportuna para la época actual. Los tiempos han cambiado, la sociedad está más sensibilizada y, desde luego, yo igual ahora me lo pensaría dos veces antes de aceptar una canción como 'Esa chica es mía'. De todos modos, pienso que tampoco hay que mirar las cosas dos veces con una lupa de tanto aumento. De lo contrario, tendríamos que cambiar todo el cancionero de arriba abajo.
– 'Ave Lucía', canción de 1992 que fue bandera de los antiabortistas, la ha desterrado de su repertorio…
– En ella narraba la historia de una compañera pero la dejé de cantar inmediatamente en cuanto vi que podía originar polémica: es algo que no me gusta, mis canciones han sido siempre blancas. Además, yo estoy a favor del aborto, en ningún momento quise frivolizar con un tema como ese y, sobre todo, la última palabra la tiene la mujer: el hombre sólo debe apoyar su decisión.
– ¿Hay algún tren que lamente haber perdido?
– (Pensativo) No lo sé. Cuando empezaba casi llegué a trabajar con una gran mánager de actores con la que podría haber aprendido mucho, no para dedicarme a la interpretación, sino para adquirir más tablas: igual hoy me sentiría más preparado como artista. También lamento no haber terminado mi carrera de filología románica o no dedicarme a la enología, que es algo que me chifla.
«He buscado nuevos registros; mi obsesión es huir de la etiqueta de la voz rota y romántica»
– Un rockero donostiarra comentaba no hace mucho: «Con la voz que tiene, podía haber sido nuestro Rod Stewart, pero no». Supongo que lo decía lamentando haberle 'perdido' a usted para el rock…
– Bueno, debo decir que la mitad de la banda viene de grupos legendarios del rock español, y en los conciertos le damos bastante caña para quitarnos la espinita. Nos permitimos algunas burradas pero yo he crecido mamando la música de los cantantes italianos y era obvio que ese era mi camino. De todos modos, mi obsesión ha sido intentar huir de la etiqueta de la voz rota y romántica. Por eso en este disco he intentado buscar nuevos registros.
– ¿Su voz es un arma de doble filo?
– No, tampoco es eso. Lo más importante es poner la radio o escuchar un tema e identificar rápidamente al cantante. Yo eso lo tengo, pero es verdad que siempre intento buscar matices nuevos porque soy un culo inquieto y me gusta experimentar.
– Y en el plano físico, ¿cómo cuida esa voz tan icónica?
– Cuando estoy de gira hago una vida de monje: descanso y duermo todas las horas que puedo. A mitad de la gira la voz está en su plenitud porque es un músculo que funciona mejor cuanto más lo ejercitas. Tengo un entrenador personal y hago mucho deporte porque me gusta moverme mucho en el escenario y dar el concierto de una determinada manera: el día en que no pueda hacerlo, no sé qué va a pasar. (Risas)
«A mis conciertos ahora vienen mujeres 'arrastradas' por sus maridos»
A principios de los 90, Dalma era sinónimo de vendaval ante el que sucumbían hordas de quinceañeras en España. Su efigie decoraba miles de carpetas y habitaciones, y en sus conciertos la situación podía desmadrarse hasta el desmayo. A él, en cambio, siempre le gustó pasar desapercibido porque se considera «un tío tremendamente normal». Por eso, y aunque al inicio de su carrera vivió algunas situaciones rocambolescas, términos como 'ídolo de masas' siguen chocándole. «Da gusto haber conseguido llegar a tanta gente, pero es un trabajo como otro cualquiera», opina.
Ahora, las jovencitas que hace 30 años bebían los vientos por Sergio Dalma tienen más de 40 años y son el público mayoritario de sus conciertos. «Es cierto, tenemos una edad parecida, y muchas de aquellas chicas hoy vienen con sus hijos, que se han convertido en fans. El rejuvenecimiento de la audiencia ha sido un proceso natural, pero no nos engañemos: mi público mayoritario son las quinceañeras de entonces», acepta. A Sergio le gusta envejecer junto a sus fans, pues no es sino «el reflejo de una relación muy bonita». «Saber que hay gente que te sigue desde el principio, que no se pierde ni una gira o que tiene toda tu discografía es algo que me sigue alucinando», subraya.
Es cierto que la mayor parte de los hombres de sus conciertos siguen siendo acompañantes de sus novias o mujeres, aunque últimamente la tendencia podría estar cambiando, según la experiencia reciente del cantante con algunas parejas: «Casi siempre me acerco instintivamente a ellas pensando que son las interesadas en saludarme pero ahora algunas me confiesan que en realidad vienen a los conciertos 'arrastradas' por sus maridos. Ha solido ocurrir que las chicas han 'arrastrado' a los novios y, al final, ellos han terminado convertidos en fans».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión