Robert Plant no renuncia a su pasado
Led Zeppelin. ·
El cantante inglés hizo retumbar anoche el Kursaal junto a sus 'Saving Grace' y un setlist lleno de versiones folk junto a algún guiño a la banda que un día lideróLa fotografía de un momento que hablaba por sí mismo. El de tan solo minutos antes de que las puertas del Kursaal se abrieran y ... centenares de personas entraran en marabunta. Una nueva leyenda viva del rock visitaba Donostia y, aunque las inmediaciones del auditorio ya se empiezan a vestir de cine, anoche pedían paso –con permiso– las largas cabelleras rizadas y el cuero.
Robert Plant es hoy mucho más que el legendario vocalista de Led Zeppelin, y quienes ayer prácticamente llenaron las butacas del auditorio lo sabían. Pocos conservaban aún la esperanza de escuchar un 'Good Times, Bad Times', un 'Whole Lotta Love' o un 'Stairway to Heaven', pero la cita no iba de ellos. Y quizá así fuera mejor. A sus 75 años, Plant es otro artista, con otro registro vocal y una presencia afable pero superior. Su inmortal melena dorada es ahora cana, como esa perilla estilo 'goatee' que contrasta en el negro luto de su camisa. Ahora canta al folk americano, cuida los arreglos instrumentales y prefiere el banjo a la distorsión. Pero lo bien que le sienta ese traje.
«Qué expectación», decía alguno entre los silbidos nerviosos del auditorio, mientras las luces apagadas anunciaban sin hacerlo la salida a escena de los protagonistas. La bienvenida fue colosal. Plant no necesitó ni acercarse al micrófono para recibir la primera reverencia en pie del público a su 'dios dorado'. Por su parte, el 'altísimo' se la devolvió con un ligero saludo militar y una media sonrisa, antes de abrir con una versión de 'Gospel Plow'.
«Buenas noches amigos», dedicó. «Sé que no es euskera, pero solo sé decir Lopetegui». Y es que el exfutbolista y entrenador de Asteasu acaba de finalizar su contrato con el Wolverhampton, club del que es ferviente hincha el cantante británico. Ahí termina su vinculación con Gipuzkoa, normal teniendo en cuenta que era su primera vez. «Tengo muchas cosas que deciros porque nunca os he conocido». Así que siguió con 'The Cuckoo' y 'Let the Four Winds Blow', más eléctrico y con Suzi Dian en el clásico bajo Höfner.
Tuvo y retuvo
Fue en 'Friends', el primer tema que recuperó de los Zeppelin, que el auditorio retumbó, literalmente, bajo los asientos. Plant se soltó y desplegó esos agudos desgarrados marca de la casa, a los que Dian echaba un cable cuando resultaban más extremos.
Después de lucirse con la acústica, la eléctrica, el banjo y la mandolina, Matt Worley se arrancó a cantar 'Out in the Woods', de Leon Russell, a la que el protagonista dedicó unos delicados coros a voces con Dian. Y siguieron las versiones de la balada folk 'Too Far From You', de Nashville Cas, que terminaron cantando los cinco; la tradicional 'Satan, Your Kingdom Must Come Down' de 1929; 'Everybody's Song', de Low; y 'It's a Beautiful Day Today', como el himno que es.
Dos de los grandes momentos tuvieron lugar con versiones de Zeppelin, claro. 'The Rain Song', 'Four Sticks' y el primer bis con 'Gallows Pole' motivaron instantes de absoluta religiosidad que se rompían en sonoras ovaciones y sendas reflexiones en alto. «Cuando era joven... sí, porque sigo en contacto con ese que veo en las fotos aunque no sepa quién coño sea», reconocía Plant. Porque aunque su aspecto sea diferente, mantiene la estrella. «¡Bravo Roberto!», le dedicaron antes de un emocionante bis que el quinteto interpretó en un mismo micrófono y a capella: 'And We Bid You Goodnight'.
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