Patrick Alfaya
El festival de música clásica inicia mañana su andadura con un programa que incluye casi 80 actuaciones y el estreno en la ciudad de grandes orquestas
A pocas horas de que arranque la Quincena Musical, Patrick Alfaya no oculta los nervios. Aunque la programación ya está cerrada, siempre pueden surgir imprevistos ... de última hora. «El mundo está muy revuelto y puede pasar cualquier cosa», señala. Sin embargo, se muestra optimista y cree que la presente edición será del agrado del público y que se cumplirán las expectativas para la venta de entradas. «Hay citas muy recomendables y orquestas que nos visitarán por primera vez», recuerda. También pone énfasis en propuestas más atrevidas como la versión orquestada de 'West Side Story', la producción que más quebraderos de cabeza le está generando. «Hasta que no suene la última nota del último concierto no descansaré tranquilo», afirma.
– ¿Cómo definiría la presente edición?
– Posiblemente sea la edición en la que más artistas locales haya y más orquestas españolas, como la Orquesta de la Comunitat Valenciana-Palau de les Arts, que acude por primera vez, la Orquesta Nacional de España, que sí ha venido varias veces, o Le concert des Nations y la Capella Nacional de Catalunya, de la mano de Jordi Savall.
– ¿Esto se debe a que resulta más económica su participación?
–No, creo que refleja el salto que ha dado España en cuanto a formación musical y el nivel de los músicos. Aquí tenemos el claro ejemplo de Musikene. De ahí la calidad que están alcanzando algunas formaciones. En cuanto al coste, a veces casi resulta más caro traer orquestas nacionales que extranjeras. A nivel de transportes no es fácil llegar aquí y todos tienen que venir en avión.
«En estos momentos es uno de los mejores tenores del mundo en su repertorio, el público va a disfrutar mucho con él»
– La Quincena Musical es uno de los festivales de música clásica más veteranos, pero después de 86 ediciones, algunas orquestas van a debutar en el certamen.
– Sí, por calendario suele ser complicado que algunas puedan venir. La orquesta de Savall coincide que va a estar durante una semana en Vitoria. Además, las grandes formaciones están optando por no moverse mucho de sus sedes, de ahí que sea fundamental colaborar con otros festivales, como el de Santander en nuestro caso, para que puedan ofrecer más actuaciones en sus salidas. Es el caso de la Gewandhausorchester de Leipzig, que por primera vez actuará en la Quincena, en una doble sesión.
– La Orquesta de la Ópera Nacional de París también se estrenará en San Sebastián, pero sin embargo, la actuación que mayor expectación ha suscitado es el recital de Xabier Anduaga, que ha agotado las entradas...
– Sí, sin duda. Primero, porque es de casa y estamos en una ciudad que está muy orgullosa de sus artistas. Pero hay que reconocer que está haciendo una carrera estupenda y en estos momentos es uno de los mejores tenores del mundo en su repertorio, en los ligeros, lo que le está llevando a actuar en los mejores teatros. No ha sido fácil que viniera, porque en verano hay muchos festivales de ópera. También va a actuar con la Orquesta de Valencia en un papel que le va estupendo, el de Rossini. Creo que el público va a disfrutar mucho con él.
– Para el resto de los conciertos, ¿cómo va la venta de entradas?
– De lo programado en el Kursaal creo que agotaremos las entradas para las dos citas de Gewandhausorchester, pero todavía no lo sabemos, porque los hábitos de compra están cambiando mucho. Antes de la pandemia, durante el festival se vendía muy poco, pero ahora cada vez más gente se decide en el último momento. De los 800.000 euros de recaudación que nos hemos puesto como objetivo, estamos en el 75%. Pero somos optimistas y esperamos conseguir el objetivo. Hay que tener en cuenta que tenemos un presupuesto de 2,2 millones de euros, pero el 40% de esa cantidad proviene de ayudas privadas y de la taquilla.
«Los hábitos de compra están cambiando, ahora cada vez más gente se decide en el último momento»
– Hoy en día hay grupos o artistas que venden con dos años de antelación las entradas para sus espectáculos. ¿Cree que esto es posible en la música clásica?
– El mundo de la música clásica funciona mucho con los formatos de abono, donde se adquiere el compromiso de ir durante toda la temporada a una serie de conciertos. También en nuestro caso, donde toda la programación se comprime en cuatro semanas. Pero es cierto que en los tiempos que vivimos la forma de consumir es distinta y el formato de abono va contra la psicología actual. Sin embargo, hay que reconocer que para nosotros el abono es una especie de seguro al que nos cuesta mucho renunciar.
– ¿Un formato como el de la Quincena, entonces, va a contracorriente de lo que vende ahora en el panorama musical?
– Puede ser. Es un festival que dura un mes, aunque en realidad durante la Semana Grande no se programa nada en San Sebastián. Pero es posible que en un futuro haya que ir a festivales más cortos en el tiempo. Sin embargo, hay otros factores que nos pueden beneficiar, como la pirámide de población, que va a nuestro favor. Cada vez hay más gente mayor con mejor calidad de vida y que sigue consumiendo cultura, sobre todo las mujeres.
Noticia relacionada
«Los directores y solistas tienen que darse a conocer, si no, no venden»
– Este año no habrá ópera representada ¿Es tan costoso traer una producción de estas características?
– El problema de la ópera es que es muy cara y más estos últimos años con la subida de los costes de los billetes de avión y de alojamiento. Son producciones que mueven a muchas personas, que tienen que estar dos o tres semanas en la ciudad para preparar el montaje y ensayar. Por eso este año hemos programado dos óperas pero en versión concierto, 'Amaya' de Guridi, que se representará por primera vez en Quincena, y 'West Side Story' de Leonard Bernstein.
– Una propuesta esta última más atrevida...
– Sí, desde hace tiempo nos habíamos propuesto hacer algo diferente. Además, hay un público joven que sí conoce esta obra. Al principio quisimos hacer la versión escenificada, pero no pudimos por temas de derechos. Incluso nos han tenido que autorizar expresamente cada uno de los solistas. No está siendo una producción fácil, porque llevamos dos meses dándole vueltas a cómo vamos a situar a la orquesta y al coro en el escenario, para que no se convierta en algo confuso. Lo haremos con la Euskadiko Orkestra y Easo Abesbatza, y con los solistas Miren Urbieta-Vega y Nerea Berraondo entre otros.
«La Quincena no puede ser un Kursaal Eszena comprimido en un mes, tiene que tener su propia identidad»
– ¿Es la producción que más dolores de cabeza le está dando?
– Sí, sin duda. Pero es de las que más me ilusionan y de las más bonitas.
– Sin embargo, mantienen la apuesta por la ópera infantil con una producción propia, 'Nizugu'.
– Creo que la 'sociedad' que hemos hecho con el coro Easo está funcionando bien. Al principio utilizábamos libretos de óperas ya escritas, pero luego nos animamos a encargar la partitura. Luego se han ido sumando colectivos como Emaús o el IED Kunsthal de Bilbao, cuyos alumnos nos han propuesto la escenografía. Además, producir nuestra propia ópera nos ha permitido introducir el euskera. Este tipo de producciones son importantes, porque si no los festivales se convierten en una colección de orquestas y músicos, cuya presencia depende del calendario, pero sobre todo, del presupuesto. Creo que un festival como la Quincena Musical no puede ser un Kursaal Eszena comprimido en un mes, tiene que tener una identidad propia, y en nuestro caso esa identidad nos da la presencia de los coros, porque contamos con un tejido coral que otros festivales no tienen, y por el poder hacer producciones propias, como las óperas.
– La Quincena lleva años manteniendo sus ciclos. ¿No hay margen para el cambio o para introducir nuevos?
– Es cierto que funcionan bien, pero también hemos introducido nuevos, como el de danza en Tabakalera, con cuatro espectáculos de danza contemporánea. El de cámara en su día desapareció, pero lo recuperamos, porque gran parte de los músicos que en los últimos años están saliendo de los centros superiores no van a ir a una orquesta, no hay sitio para todos, por eso se está empezando a hacer mucha música de cámara en España, que tiene su público y unos costes que no son nada disparatados.
– ¿La danza está reivindicando su espacio en el festival?
– La danza en general, la contemporánea, el flamenco o el ballet, es un mundo en el que podremos ir creciendo, porque tiene su público, que en general es más joven y sobre todo femenino. De hecho, históricamente tuvo mucho peso en la Quincena. El año pasado, el espectáculo que tuvo mayor éxito, contra pronóstico, fue el que presentó la Compañía Käfig, con música barroca y un grupo de bailarines. Si la danza es una manera de acercarse al festival, bienvenida sea.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión