Crítica de 'Pagliacci': Como una matrioska

Siendo esta ópera una 'obra dentro de la obra', esta idea escénica parecía apropiada para este título, puesto que los protagonistas son payasos, es decir, seres humanos camuflados tras sus máscaras y personajes. Las vidas de estos payasos se mezclan con las representaciones que realizan, pero todo dentro de un título verista cuyo objetivo es plasmar la vida diaria con sus miserias y dramas.

Si bien la escena fue resultona a nivel teatral y tuvo muchos elementos para entretener con pocos medios, no resultó siempre adecuada para la música, especialmente para los cantantes, que tuvieron que lidiar con la importante orquesta que pensó Leoncavallo y los miembros del coro que de alguna manera funcionaban a modo de muro que no dejaba correr el sonido desde atrás. Con esta disposición fue complicado encontrar un correcto equilibrio entre la orquesta -que realizó un notable trabajo, así como el coro- y los solistas, que se enfrentaban, además, a una partitura nada sencilla.

A pesar de ello, los protagonistas mantuvieron un nivel muy correcto dadas las circunstancias. Una demostración de la poco agradecida disposición para los cantantes la brindó el barítono Hao Wen como Tanio, que en su prólogo 'Si puo!' brilló desde la parte delantera del escenario y sin embargo, estuvo muy limitado en emisión en sus intervenciones desde la tarima interior. El tenor Nacho Guzmán, que interpretó ayer a Canio, que canta una de las arias de ópera más famosas de la historia del género, 'Recitar!... Vesti la giubba', defendió tanto esta aria como la dramática 'No, Pagliaccio non son', aunque también pareció cantar algo forzado. La soprano Ainhoa Garmendia dio vida a una Nedda convincente en su aria 'Qual fiamma avea nel guardo' y formó un buen tándem con el barítono Pau Armengol en el dúo 'Nedda! Silvio!'. En cuanto al tenor Aitor Garitano como Beppe, fue quizá la gran sorpresa, brillando en su 'Canzone di Arlecchino'.