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Chucho Valdés volverá el 3 de julio a Donostia acompañado del saxofonista Paquito D'Rivera, dentro del Singular Fest de Chillida Leku.
Chucho Valdés | Pianista

«Hay demasiados que merecen el premio Jazzaldia, pero a Paquito se lo daría 100%»

música ·

Dos referentes del jazz afrocubano como Paquito D'Rivera y Chucho Valdés se reencontrarán tras más de 40 años el próximo 3 de julio en Chillida Leku

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Miércoles, 22 de junio 2022

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Dice Chucho Valdés (Quivicán, 1941) que «este reencuentro es muy emocionante», no en vano, es la primera vez en cuatro décadas que trabaja junto a Paquito D'Rivera. Amigos y compañeros musicales desde siempre, publicarán pronto 'I Miss You Too', su primer álbum mano a mano desde su paso por el grupo Irakere, todo un histórico del jazz afrocubano. En su casa de Miami, el último premio Donostiako Jazzaldia ya prepara la gira europea que el día 3 de julio pasará por el escenario de Chillida Leku como parte de la programación del Singular Fest. «He leído mucho sobre la historia del museo, pero ahora voy a verlo en vivo y a todo color».

El título del nuevo disco lo dice todo, se han debido echar mucho de menos, ¿no es así?

– ¡Muchísimo! Ha sido demasiado tiempo, pero bueno las cosas al fin se logran. Hemos estado 42 años sin trabajar juntos, pero ya estamos volviendo a hacer música. Hemos grabado un disco muy bonito que va salir pronto y vamos a emprender un tour por Europa para luego girar por Estados Unidos, así que estamos felices. Las giras me alimentan muchísimo y son mi razón de existir, desde casa no es igual.

¿Y por qué no antes?

– Hemos seguido carreras paralelas. Paquito salió de Cuba en el 80, mientras que yo estuve mucho tiempo allí, formé mi cuarteto y participé en muchos proyectos. Nos hemos visto esporádicamente pero ahora ya tocaba.

EL CONCIERTO

  • Lugar Chillida Leku.

  • Día y hora Domingo 3 de julio, a las 19 horas.

  • Precio 45 euros.

Por ejemplo cuando tocaron en 2016 para Michelle y Barack Obama en la Casa Blanca. En alguna ocasión se han quitado el mono.

– Claro, pero eso fue algo puntual. Ahora ya estamos haciendo un trabajo discográfico acompañado de una gira mundial, es totalmente diferente. En cualquier caso nunca hemos perdido el contacto.

¿Qué fueron antes, amigos o compañeros de banda?

– Éramos amigos, compañeros de banda e incluso compañeros de habitación en las giras de Irakere... Hay toda una historia. Paquito era un 'teenager' cuando me vio tocar por primera vez y en el 63, cuando él tenía 15 años y yo 21, y entonces empezamos a trabajar juntos todos los días.

¿Y puede surgir una amistad entre músicos que no se entienden sobre el escenario?

– Son dos partes diferentes, la del trabajo y la humana, y nada tienen que ver. Se pueden tener conceptos musicales contrarios y luego ser buenos amigos al bajar del escenario. Incluso a mí me puede gustar más el 'bebop', por ejemplo, y a otro el 'avant garde' y seguir trabajando juntos.

En su caso, tienen la fortuna de aunar ambas cosas.

– Entre nosotros hay una historia ya familiar, pero es que trabjando juntos siempre pensamos lo mismo. Y aquello quedó grabado en Irakere, eso es algo que no lo va a borrar nada ni nadie.

Las claves

  • Suite «Creo que 'La Creación' es la obra más importante de toda mi carrera, pero eso se sabrá con el tiempo»

  • En la carretera «Estamos felices. Las giras me alimentan muchísimo y son mi razón de existir, desde casa no es igual»

  • Fusión «Mezclamos el 'Adagio' con mi danzón, es una fiesta. Si nos viera Mozart... ¡aprendería a bailar salsa!»

«No sabíamos que estábamos haciendo una cosa que iba a ser tan trascendental», dijo D'Rivera años después de salir de aquel grupo.

– Es que se habla de 'antes de Irakere' y de 'después de Irakere'. La banda marcó un nuevo punto de partida con una visión novedosa: se amplió el escenario, se abrieron nuevos caminos y planteó un uso de elementos de fusión como el 'Adagio' de Mozart que hizo Paquito. Son temas que no se pueden quitar de su repertorio. En mi caso, piezas como 'Mambo influenciado' y 'Claudia' fueron claves en la historia de la música de Cuba, primero, y luego se convirtieron en 'standards' de jazz. Para mí este reencuentro es muy emocionante.

Su primera vez en San Sebastián fue en los 1990 con Irakere, pero D'Rivera ya no estaba. Sin embargo, para él también fue el año de su debut en el Jazzaldia pues vino con Dizzy Gillespie & The United Nation All Star Orchestra.

– Paquito ya llevaba diez años haciendo su carrera y aquel grupo era histórico, tremendo. Gillespie siempre fue una ayuda muy grande para el desarrollo de los músicos cubanos. Fue el creador del 'afrocuban jazz' junto a Mario Bauzá.

Regresará a Donostia de nuevo pero, esta vez, como premio Donostiako Jazzaldia. ¿Cómo recuerda la entrega sobre la Trinidad el pasado verano?

– Aquello fue un momento que voy a tener siempre en mi corazón porque, desde que estuve allá por primera vez, tengo una pasión grande y me quedé enamorado. El del año pasado fue un tremendo concierto, a pesar de la lluvia, y no se me va a olvidar nunca.

¿Y a quién le daría el premio este año?

– Bueno, eso tendría que pensarlo porque hay mucha gente... (reflexiona un instante) No, no, no... Hay demasiados que lo merecen y no me atrevo a dar un nombre.

Quizá, por ejemplo, ¿Paquito?

– ¡Ja, ja! No quería, pero bueno ya que lo dices. A Paquito se lo daría ciento por ciento.

El pasado verano estaba inmerso en la composición de su nueva suite. ¿Cómo fue la acogida de 'La Creación'? ¿Escucharán algo en Chillida Leku?

– No porque es una obra para big band y el arreglo es muy grande. Si te digo la verdad yo esperaba que esto fuera una síntesis de todo lo que he aprendido de la cultura afrocubana, pero superó todas mis expectativas. Creo que es la obra más importante de toda mi carrera, pero eso se sabrá con el tiempo.

¿Sí?

– Tiene la madurez de todo un trayecto que se ha empapado también del mismo África. De la historia del jazz, del blues y de todas esas raíces que, sumadas a mis experiencias de vida, han hecho que este fuera el momento ideal para salir. Con un fondo religioso dedicado al dios yoruba Olodumare y a los espíritus. Tiene toques realmente africanos... ¡Es un bombazo!

Siempre se le ha reconocido su labor por metamorfosear los géneros. Y así lo sigue haciendo. El nuevo disco incluye 'Mozart a la cubana' que ya sacudió el año pasado a la 'Trini'.

– Uf. Y ahora está más maduro porque ya mezclamos el 'Mozart's Adagio' de Paquito con mi 'Mozart's danzon'. Y acaba en un fiestón aquello. Si nos viera Mozart... ¡aprendería a bailar salsa!

Dijo que al cumplir los 80 empezaba su segunda adolescencia.

– Sí, sí, por supuesto. Ya me está saliendo el acné otra vez y el primer bigote (ríe). Era una broma, una forma de decir que aquí seguimos.

Lo que no sé eso suponía una amenaza con fusionar el jazz y el reggaeton.

– Realmente ese tipo de música no es de mi generación ni me identifica, pero la respeto. No tengo que ver con esa rítmica que pertenece más a mis nietos (ríe). A mi ya no me tocó.

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