Concierto de 'Jaimie Branch

Este último abrió la función con una bella melodía de kalimba africana, una especie de nana a la que se fueron sumando el resto de instrumentos, incluida la trompeta asordinada de Branch. La neoyorquina criada en Chicago cantó versos antirracistas en 'Prayer for Amerikkka pt. 1 & 2', que comenzó como un blues arrastrado y eclosionó en un frenesí de alaridos punk y ritmos latinos rematados por una trompeta de aire hispano.

Su soplo fue todo aire fresco: unas veces llegó en forma de violento vendaval, y otras, a modo de suave brisa. La líder acaparó el protagonismo justo y permitió a sus músicos solazarse con solos memorables y texturas en ocasiones incómodas. Branch, que lucía gorra y andares de rapero malote, alternó fraseos líricos con momentos más 'free' en los que su trompeta parecía agonizar entre notas cercanas a la cacofonía.

Pese a lo arriesgado y libérrimo de la propuesta -jamás sabremos si el rechinar de sus deportivas contra el suelo eran parte del show-, ésta nunca resultó árida y, de hecho, abundaron los momentos aptos para bailar y reír. Un ejemplo fue la divertida batucada que precedió a 'Love Song', una tonada de amor «para gilipollas y payasos» que la trompetista cantó a modo de mantra junto al risueño público. No sería de extrañar que la próxima vez que Branch vuelva por estos pagos sea a un escenario mayor, por ejemplo del Jazzaldia.