Bienvenidos a la nueva Amaia
Crítica de música ·
Carlos Rodríguez Vidondo
Lunes, 9 de mayo 2022, 07:22
No, ya no es «pequeña» y eso se nota en el cambio a un registro más maduro. Tampoco es «mayor», como demuestran sus letras naif y el temperamento que le imprime a cada pisada en el escenario. El de ayer en el Kursaal era mucho más que el primer concierto de la gira de presentación de su segundo disco 'Cuando no sé quién soy'. Un álbum que, por cierto, el público donostiarra escuchó en primicia, pues no será hasta este viernes cuando salga publicado. Lo de ayer supuso la primera metamorfosis pública de la artista.
Por supuesto que la Amaia tímida y dulce sigue ahí, con su piano y en la oscuridad del auditorio. Con tan solo una brillante luna como testigo de tantas y tantas noches de dudas, abismo y presión. De aquel refugio han nacido estas nuevas canciones entre el indie electrónico con sintetizadores ('La vida imposible') y el funk ('Dilo sin hablar'). Un nuevo vestido de brillantes con el que Amaia se siente más cómoda y que el público pareció disfrutar tanto o más que éxitos ya garantizados como 'El relámpago'.
'Bienvenidos al show' introdujo a la nueva Amaia. Dos estrofas (en solitario y en su piano de pared) más tarde, los fogonazos de luz reflejaron una melena que no dejaba de ondear al ritmo de «me da igual, ya no pienso fingir». El fino hilo de voz de sus primeras canciones va dando paso a registros más graves y poderosos. Las letras ya no examinan el número de 'likes' ni los mensajes enigmáticos, para abrirse en canal con depresiones, psicoanalistas y enterrar las emociones.
Carácter es lo que muestra la cantante, sin miedo al sarcasmo o al canallismo. La nueva 'Canción que no quiero cantarte' fue muestra de ello, y sorprendió con un estribillo final –quién sabe si irónico– en el que interpretó el 'Ave María' de Bisbal. Sin ofensas a otro de sus camaradas 'triunfitos'. Tampoco le preocupa «mandarlo todo a la mierda», si luego puede cantar 'Yo invito' y sentirse «liberada».
«Me ha costado mucho ganarme a esta ciudad a la que tanto quiero y a la que venía mucho de pequeña», dijo, y la ciudad le respondió con una sonora ovación. Aunque Iruña tira más. 'Yamaguchi', una «de las más especiales del nuevo disco», es un tema dedicado a su «parque favorito» con aires de jota que la pamplonica erizó con su inicio a capella. Alguien gritó '¡Aúpa Pamplona!' y ella guiñó antes de encarar un final anunciado. Ya con el auditorio en pie llegó 'El encuentro' disco-funk más seductor para decir adiós.