«Nunca favorecí a Argilagos», sostiene Camio en el juicio por el caso Balenciaga
El exalcalde de Getaria defiende su inocencia en el arranque de la causa por las irregularidades detectadas en la construcción del museo
«En ningún momento favorecí a Julian Argilagos», sostuvo este martes Mariano Camio, exalcalde de Getaria, en el interrogatorio al que fue ... sometido por el fiscal en el arranque del juicio por el llamado caso Balenciaga. El principal acusado por las irregularidades detectadas en la construcción del Museo Balenciaga, inaugurado hace ocho años, se declaró inocente en todo momento, al tiempo que calificó de «indignantes» algunas de las hipótesis que apuntó en su día el Ministerio Público en su escrito de acusación. Mariano Camio defendió la contratación de Julian Argilagos, un arquitecto de origen cubano que carecía de titulación para ejercer en España, debido a su experiencia en la organización de exposiciones de Balenciaga. «Sabíamos que no tenía el título homologado pero decidimos hacer como el Guggenheim, que contrató a Frank Ghery para diseñar el museo a pesar de que él tampoco podía firmar el proyecto», alegó.
Mariano Camio se sentó este martes por primera vez en el banquillo de los acusados por unos hechos que comenzaron a fraguarse veinte años atrás, cuando el proyecto de construir un museo en memoria del modisto Cristóbal Balenciaga empezó a tomar cuerpo. El exalcalde del PNV se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel por los delitos de administración desleal, malversación de caudales públicos, falsedad en documento mercantil y delito societario. Además de Mariano Camio, en la causa figuran también como acusados los arquitectos de origen cubano Julián Argilagos y Rolando Paciel. Sobre el primero, en paradero desconocido desde 2005, pesa una orden de busca y captura internacional. Como era previsible, Julián Argilagos no hizo acto de presencia en la primera jornada del juicio, circunstancia que fue aprovechada por la defensa de Mariano Camio para pedir sin éxito la suspensión de la sesión. La jueza recordó al denegar la solicitud que el arquitecto de origen cubano tendrá su propio juicio en el supuesto de que alguna vez pueda ser puesto a disposición de la Justicia.
Las frases de Mariano Camio
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Cláusulas abusivas «El contrato lo negoció el tesorero de la Fundación Balenciaga»
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Relación «Con Argilagos mantenía una relación de confianza y de buena amistad»
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Título sin homologar «Seguimos el modelo Guggnheim, tampoco Ghery tenía homologado su título»
La Fiscalía pide para Argilagos cuatro años de cárcel por un delito de administración desleal. En su escrito de acusación, el Ministerio Público asegura que la «intensa relación sentimental» que el arquitecto mantenía con Camio fue la que llevó a este último a realizar «una gestión patrimonial gravemente dañosa» para la Fundación Cristóbal Balenciaga y la sociedad Berroeta Aldamar «que tenía como fin primordial el enriquecimiento y favorecimiento de la persona de Julián Argilagos». Contra el tercer acusado, Rolando Paciel, que compartió este martes el banquillo con Mariano Camio, hay una acusación menor por un delito de intrusismo por el que el fiscal pide una multa de 3.600 euros.
El juicio por las irregularidades en la construcción del museo Balenciaga, que terminó costando cinco veces más que su presupuesto inicial, ha experimentado un notable retraso por las dificultades para localizar a Julian Argilagos y los problemas de salud de Mariano Camio, que sufrió el año pasado una crisis cardiaca.
«Utilicé mi coche particular para ahorrar dinero»
Mariano Camio rechazó de forma categórica las acusaciones de lucro personal por el pago con cargo a los fondos de la Fundación Balenciaga de facturas por valor de 4.760 euros por reparaciones efectuadas en su coche particular, un Audi3. El exalcalde alegó que utilizó su vehículo como «coche de empresa» para ahorrar dinero en los desplazamientos. «Podría haber ido en taxi, pero hubiese sido más caro», indicó Camio, que admitió que percibía una compensación por el kilometraje. El acusado también se rebeló ante otras imputaciones en la misma línea relacionadas con un viaje a París por el que cargó 655 euros a la visa de la fundación y varias estancias en Estados Unidos que supusieron unos gastos próximos a los 5.000 euros. «Son acusaciones indignantes», dijo Camio, que aseguró que todos esos viajes guardaron relación con la promoción del museo.
La vista arrancó este martes con cierta expectación ante la primera comparecencia pública del exalcalde de Getaria. Camio, que llegó puntual al Palacio de Justicia protegido por un gorro de lana y unas gafas oscuras, se enfrentó en la primera jornada a un extenso interrogatorio del fiscal. El exalcalde, que ocupó cargos de responsabilidad tanto en la Fundación Balenciaga como en la sociedad Berroeta Aldamar, creadas ambas para promover la construcción del museo, defendió su gestión y proclamó en todo momento su inocencia.
El juicio pareció por momentos poblado de fantasmas dado que el tiempo transcurrido desde la instrucción de la causa va a impedir la comparecencia de algunos de los protagonistas de los hechos. Es el caso del tesorero de la Fundación Balenciaga, Eusebio Larrañaga, incapacitado para testificar después de haber sufrido un ictus, o de un primo de Camio, Andrés Altuna, ya muerto, a quien la fiscalía atribuye la redacción de los contratos con Argilagos. Otro ilustre ausente por fallecimiento es Hubert de Givenchy, quien como presidente de la Fundación Balenciaga destituyó a Mariano Camio en cuanto comenzaron a salir a la luz las primeras irregularidades.
Cláusulas «abusivas»
El exalcalde de Getaria mencionó precisamente varias veces al tesorero de la Fundación Balenciaga durante el interrogatorio. Preguntado por el contrato que la fundación suscribió con el arquitecto cubano, Mariano Camio aseguró que sus términos fueron negociados por Eusebio Larrañaga. El Ministerio Público insistió en que el contrato que vinculó a Julian Argilagos con la fundación tenía cláusulas «abusivas», sobre todo una que relacionaba sus honorarios con el incremento de los costes del edificio. A resultas de esa cláusula, precisó el fiscal, la retribución de Julian Argilagos pasó de los 510.860 euros pactados inicialmente a 1.126.830 euros, es decir una diferencia de 615.970 euros. «Y todo ello pese a que Argilagos no estaba autorizado para elaborar ni dirigir el proyecto, no solo por la prohibición expresa de la Comisión Ejecutiva de la Fundación Balenciaga, sino también por carecer de los títulos académicos y profesionales habilitantes».
Mariano Camio restó importancia a ese último extremo y aseguró que optaron para el museo Balenciaga por «el modelo Guggenheim». Según sus palabras, Julian Argilagos se encargó «del diseño» del edificio dejando la firma del proyecto en manos de profesionales con título homologado en España. «Es lo mismo que se hizo con Ghery», reiteró el exalcalde, que también consideró «normal» que los honorarios de Julian Argilagos estuviesen relacionados con el presupuesto de la obra. «En ningún momento le favorecí», proclamó Mariano Camio, que insistió en que el contrato con el arquitecto cubano fue una responsabilidad del tesorero de la fundación, incapacitado para declarar después de haber sufrido un infarto cerebral.
Tampoco cambió de actitud el exalcalde cuando el fiscal le recordó que uno de los anexos incorporados al contrato facultaba a Julian Argilagos a desempeñar su trabajo en Getaria a pesar de que había fijado su residencia en Miami. «No soy quién para decir dónde tiene que residir la gente», dijo Mariano Camio, que insistió en que el arquitecto cubano «ya había acabado» su trabajo en Gipuzkoa cuando se fue a vivir a EE UU y que la única tarea pendiente eran «algunas consultas» que se podían cumplimentar sin necesidad de estar presente.
Preguntado por el fiscal por las razones que le llevaron a encargar directamente el proyecto a Julian Argilagos sin que mediase la convocatoria de un concurso público, Mariano Camio alegó que el profesional cubano era la persona «que más exposiciones sobre Balenciaga había hecho en el mundo» y que tenía un anteproyecto de museo en el que llevaba trabajando varios años cuando se le adjudicó el diseño. El exalcalde dijo además que mantenía con Julian Argilagos una «relación de confianza y de buena amistad» que le llevó entre otras cosas a empadronar en su casa de Getaria al propio arquitecto, a su mujer y a su hijo, a pagarles pólizas de seguros y a avalarles préstamos bancarios. «Me pidieron esos favores y accedí», explicó.
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