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Su mejor retrato

Manuel Romero Tallafigo

Sábado, 6 de julio 2019, 07:42

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El Sermonario de Antonio Vieira, jesuita (1608-1697), da una clave para adentrarse en el alma de Juan Sebastián Elcano: «El mejor retrato de cada ... uno es aquello que escribe. El cuerpo se retrata con el pincel, el alma con la pluma». Conocía muy bien la magia de la palabra escrita, porque rumió a Cicerón (106-43 a.C.) en una carta a su hermano Quinto. La pluma traza cartas en papiro o tablillas de cera, transmisoras de palabras a los ausentes. Los pinceles pintan y fijan siluetas, colores y proporciones de la persona retratada. Los cuadros, gratos a la vista, encendían el recuerdo y aligeraban la nostalgia de la ausencia. Las cartas, aseveraba el senador, son más placenteras, porque su consuelo manaba de algo tan vivo e insinuante como la conversación y las palabras. Leídas con la vista resuenan en los oídos y el sentir brota auténtico y envolvente. Cicerón llegó a escribir a su hermano: «Te he visto por entero en las cartas». La tinta de Quinto desde el papiro se hizo carne y hueso, se hizo retrato en los oídos de Cicerón. La pluma es el mejor espejo del alma.

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