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Fue Pau Donés quien, semanas antes de morir, le dijo que, para explicar lo que es cantarle al público, hay que vivirlo antes. Así que Jordi Évole siguió sus instrucciones. Fundó un grupo de música llamado Los Niños Jesús con el que ha salido a la carretera y que llega este domingo al Dabadaba (21.00 horas).
– Dicen que visita Donostia a menudo, ¿por ocio o por oficio?
– Normalmente por ocio, porque es una ciudad que me flipa mucho y de la que tengo muy buenos recuerdos profesionales. Por ejemplo, de la primera entrevista que hice con Jesús Eguiguren. Me gustan los donostiarras, acostumbran a ser muy hospitalarios. La última vez que vine me invitaron a una discoteca y parecía que había estado yendo toda la vida, aunque solo conocía a Arconada.
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– Al ver el show anunciado no pudimos evitar sorprendernos, pero igual usted sea el primer sorprendido.
– Desde luego, porque llevo un tiempo ensayando con un grupo en el cual yo solo conocía a Jacob, y que, aunque tienen experiencia con la música, no son músicos: Jesús trabaja en la Renault, Óscar es arquitecto, Juan Carlos es diseñador gráfico... Si alguien en Donosti espera ver el concierto de su vida, que no venga (ríe). Había un 'doble check' que no tenía que era el de formar parte de un grupo de música y me daba mucha rabia. En el 'insti' estaba a otras cosas y, mira, ahora rondado los 50 nos echamos a la carretera.
– ¿Qué repertorio han preparado para su estreno?
– Vamos de otro palo, hacemos versiones para pasarlo bien y disfrutar con la música que nos ha acompañado toda la vida: canciones de grupos que siguen pateándose salas y festivales no siempre multitudinarios. Con esa intención vamos y esto ha provocado que unos tíos que no se conocían casi de nada, se hayan vinculado como si fueran antiguos amigos del instituto.
– ¿Y quiénes son Los Niños Jesús? El nombre no es por devotos...
– No, no, eso es porque Jesús, el batería, es el más mayor y nos saca entre 12 y 14 años, así que parecemos un poco sus niños. Empezamos con 'Los Niños de Jesús', luego le quitamos el 'de', y enseguida empezamos a usar como logo al Jesusito que tantos matrimonios tienen sobre el cabecero de la cama. Nos ha hecho gracia hasta el extremo de que la última vez que visité al Papa le llevé una camiseta del grupo y, si él no se escandalizó, creo que ya estamos bendecidos.
– Todo esto es culpa de Pau Donés. Ha instaurado lo que ahora se conoce como 'hacerse un Pau'.
– Las últimas conversaciones con Pau me han hecho mejor. Siempre le decía lo que le envidiaba por haberse dedicado a la música. Para mí eso hubiera sido fantástico. Estudié dos años de solfeo con 14 años pero me equivoqué, porque quizá sea la puerta de entrada a la música más áspera, así que ya no volví a acercarme a la música. Y cuando se lo contaba a Pau, me decía 'pero tío, aún tienes la oportunidad'. Esto fue una pura casualidad que surgió durante una sobremesa en casa con una guitarra y, a partir de ahí, el resto fue seguir las instrucciones de Pau. Me hace muy feliz y eso que no me puedo quejar de ilusiones en mi trabajo. No buscamos los aplausos ni petarlo, solo que la gente se lo pase igual de bien que nosotros.
– Y salir de la zona de confort. Pasó de cómico atrevido a periodista crítico, y ahora se reinventa sin complejos como cantante.
– Lo necesito, porque la vida te la puedes tomar de muchas maneras: puedes quedarte con tu menú del día; puede elegir diferentes platos de la carta; o puedes decidirte, como yo, por el menú degustación, probando platitos pequeños pero con mucha variedad de cosas. Aunque eso tiene riesgos, porque a veces te indigesta. Eso sí, antes de la indigestión, mientras comes, te lo estás pasando de lujo.
– Y lo de ser el 'frontman' de una banda, ¿le remueve el estómago?
– No te voy a negar que tengo un punto de nerviosismo, porque me da mucho respeto enfrentarme al público. Sé mis limitaciones como cantante, las tengo muy claras, pero igual la gente se piensa que me las estoy dando de prodigio vocal. Y no, pero eso no quita que nos podamos atrever a hacer cosas para divertirnos y para divertir y estoy convencido de que el público entenderá el mensaje. El espectador de televisión o el público de un concierto es mucho más inteligente de lo que se cree el presentador o el músico. Sería absurdo dárnosla de que somos un grupo experimental que solo toca discos de 'rarezas' y 'caras B'. Si algún día alguien nos oye hablando así, que nos insulte.
– Tras su debut musical en 'Tu Cara Me Suena', ¿cómo le 'explicaría' ahora a Donés lo que es estar sobre el escenario?
– Es un subidón ver que, lo que haces desde ahí arriba, se transmite de una manera tan directa a la gente que te mira. Son momentos de plenitud. La música en directo tiene algo inédito y yo, que he sido carne de concierto y que tanto he disfrutado de la música de fiesta con amigos o en mi habitación con mis melancolías, tener esta oportunidad de cantar aquello que me ha hecho vibrar es un regalazo. Si me lo dicen, no me lo creo. Pero ha pasado.
– Y en Euskadi, ¿por qué?
– Me hace especial ilusión porque, además, es la comunidad que históricamente más nos sigue en 'Salvados'. Me encanta patear los pueblos y ver la conexión que hay, incluso con gente a la que no le gusta lo que haces. Alguien me dijo, 'no me gustó aquella entrevista pero, oye, te atreviste a hacerla en un lugar donde no mucha gente se pone'. Eso mola.
– ¿Cuál es su gran vocación? ¿Le sigue entusiasmando la tele?
– Siempre ha sido el periodismo y la comunicación, pero la vocación me ha absorbido tanto que también me ha quitado de muchas cosas, así que intento luchar contra la vocación.
– Jabois dijo que «el periodismo no es un oficio de artistas», sino de «mecánica».
– Jabois es un tío que viene de curtirse en la prensa local y, quienes hemos pasado por ahí, ya nos sabemos todos los papeles de la obra: lo que cuesta levantar una noticia, a pesar de que el 95% de los días no hay exclusivas. Soy muy partidario de cuidar la prensa local, de ahí sale la gran cantera.
– Todo el mundo cree conocer a Évole, pero ¿cómo le gustaría que le definiera alguien que le viera por primera vez?
– Me gustaría que dijese 'qué bueno que está este tío, pensaba que me gustaba por su intelecto pero su fuerte era el físico' (ríe).
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