El festival bate otra vez su récord de espectadores
El Jazzaldia, que cerró 'bendecido' por la gran Joss Stone, hará balance este miércoles. Los datos apuntan a más público y el equilibrio entre jazz y fiesta popular
El Jazzaldia se reinventa cada año pero mantiene sus tradiciones. Algunas, no especialmente celebradas, como la lluvia que asomó la noche del lunes y martes, ... y que restó parte del público pero no la alegría. Pese a las inclemencias meteorológicas el festival cierra con lo que apunta a récord de público. El balance oficial lo harán este miércoles el alcalde Eneko Goia y el director del Jazzaldia, Miguel Martín, conjuntamente, pero los datos que maneja la organización rondan los 180.000 espectadores. Al menos diez de los 14 conciertos de pago han colgado el 'no hay billetes'.
Martín siempre recuerda que la cifra de público no es el baremo para medir el éxito de un festival, pero la respuesta popular siempre ayuda. Y esta 58 edición se cierra además con equilibrio entre la calidad de las grandes figuras y la fiesta popular. Porque a los aplaudidos conciertos de Norah Jones o Ben Harper en el Kursaal se han sumado las citas de la Trini, cerradas la noche de este martes con el momentazo de Joss Stone, la británica que trajo una amplia banda y un coro en una lucida y lúcida noche musical. La dama del soul ha disfrutado de Donostia desde el lunes, por cierto.
El escenario de la Zurriola provoca el frecuente fenómeno de que los músicos bajen a la playa y se mezclen con el público
Arde la playa
Pero capítulo aparte, en repercusión popular, merecen los conciertos de la playa de la Zurriola, que este año han constituido precisamente eso: toda una fiesta. Curiosamente la que estaba llamada a ser el gran guateque, la inauguración con Village People, quedó más sosa de lo previsto por algún problema de sonido y un grupo que parecía más para una despedida de soltero/a que para un festival, pero se compensó con los conciertazos de los españoles Viva Suecia y Arde Bogotá o la fuerza deslumbrante del reggae de Tiken Jah Fakoly y la garra de Ezra Collective, cuyos componentes se mezclaron entre el público en una comunión total. Algún día habrá que estudiar el curioso fenómeno del escenario playero, que 'provoca' que los músicos bajen a la arena a mezclarse con la gente. Lo hizo también el cantante de Arde Bogotá y Pello Reparaz de Zetak. Pero este merece párrafo aparte.
De Zurriola a Sagüés
Porque hablando de fenómenos, habrá que recordar otra vez lo de Zetak, que congregó la medianoche del lunes a 8.000 personas en la playa, según la organización, en una perfecta conexión. El público más juvenil del Jazzaldia vivió como una celebración esa cita, a la que también se asomó la lluvia a ratos.
Hay una ola de grupos musicales en euskera, de estilos y procedencias distintas, que enganchan sobre todo a los más jóvenes. Volveremos a verlo en la Aste Nagusia en el escenario de Sagüés, bien cerquita, con formaciones como ETS (En Tol Sarmiento), Bulego o Huntza, que precisamente vive su gira de despedida.
Los invitados internacionales
En el Jazzaldia se superponen muchas actividades. El ciclo de pianistas japoneses se cerró este martes con el joven y brillante Hakuei Kim en San Telmo y en el Victoria Eugenia se clausuró, con 'sold out', el ciclo JazzEñe, con las mejores hornadas de músicos españoles. Ahí se da algo parecido a un 'mercado de ojeadores': la Fundación SGAE invita a Donostia representantes de distintos festivales internacionales por si se interesan en contratar a algunos de los músicos.
En ese grupo de invitados figuraban este año representantes de festivales como April Jazz Festival (Finlandia); Beaux Jazz & Sound of Europe Festival, de Bimhuis (Países Bajos); Jazz Plus (Bulgaria); Jazz sous les Pommiers (Francia); Münsterland Festival y Uli Fild Concertbüro (Alemania); Offbeat Jazzfestival Basel (Suiza); Sudtirol Jazz Festival (Italia) y WartaJazz Booking Agency (Indonesia).
Se acabó la 58. Ya asoma la Quincena Musical, que comienza el jueves de la semana que viene, y luego llegará un Zinemaldia que mira con preocupación la huelga de actores de Hollywood. Anoche mismo empezó a desmontarse el escenario de la Plaza de la Trinidad y a la una de la madrugada del lunes a martes, en cuanto terminó Zetak, los operarios desmontaban el Escenario Keler. La maquinaria de la organización es tan implacable como el paso del tiempo.
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