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Tributo masivo al «hijo del pueblo»
Especial Elcano ·
Getaria acoge a miles de personas para conmemorar el desembarco de Elcano y sus 17 marinos tras completar la primera vuelta al mundo en 1522Ha sido la fiesta grande de Getaria. La fecha señalada en rojo en el calendario de todo un pueblo, una jornada festiva en la que no podía faltar nadie. Y nadie ha faltado. Ya desde el mediodía la villa de Getaria presentaba un aspecto deslumbrante bajo el penetrante sol para recibir a quien muchos han bautizado como «un hijo del pueblo». Se cumplían 500 años de la primera vuelta al mundo coronada por el capitán Juan Sebastián Elcano y sus 17 tripulantes; cien, desde que los getariarras conmemoran este hito de forma cuatrienal. Y, con tantas cifras redondas, era inevitable que la convocatoria acabara por convertirse en una de las más multitudinarias de su historia.
Dos horas antes incluso de empezar a atisbar los dos mástiles de la nao 'Victoria' en la bocana del puerto, muchos espectadores ya habían ocupado sus 'butacas' en el muro de la plaza Katrapona y los 'palcos' frente a la estatua de Elcano. Mientras tanto, había quienes aún apuraban sus tragos en una calle Nagusia totalmente abarrotada. «Acabamos de llegar, pensando que veníamos con tiempo y mira cómo está esto», mostraba un aficionado con la camiseta de Getariako Arraun Elkartea.
Pero los tambores de la música de Vangelis y la épica de su 'Conquest of Paradise' dieron la orden de acudir al recibimiento. Fue entonces cuando el muelle empezó a llenarse de piernas que colgaban sobre el agua, la Cofradía de Pescadores elevó su estandarte y los representantes institucionales ocuparon solemnemente sus posiciones. El lehendakari Iñigo Urkullu acudió sobre las 16.50 horas y saludó con especial afecto al diputado general Markel Olano y al alcalde de Getaria Haritz Alberdi. A la recepción asistieron, entre muchos otros, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; el portavoz del Ejecutivo vasco y consejero de Cultura, Bingen Zupiria; la consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia; la portavoz foral, Eider Mendoza; el diputado de Cultura, Harkaitz Millan (sosteniendo la bandera de la Diputación Foral de Gipuzkoa); la diputada de Infraestructuras Viarias, Aintzane Oiarbide; el diputado foral de Promoción Económica, Jabier Larrañaga; el presidente de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena; el director de la factoría Albaola, Xabier Agote, y miembros de Elkano Fundazioa como Ion Irurzun y Rafa Zulaika.
Los 21 protagonistas (18 tripulantes y los tres indígenas que llegaron con ellos) habían embarcado en la carabela portuguesa Vera Cruz hacía más de tres horas y esperaban pacientemente su momento fondeados tras el 'ratón' de Getaria. Antes, habían disfrutado del generoso menú del restaurante Iribar y del café que les ofrecieron en el asador Astillero.
Pie en tierra firme
El sonido estridente de una bocina al otro lado de la escollera anunciaba la entrada de la 'Victoria' y, las sirenas del puerto acompañadas de varios cañonazos, así lo confirmaban. Arriadas las velas se fueron aproximando lentamente por estribor los 21 supervivientes con una emoción que cargó de peso el ambiente. Afligidos, quietos, cabizbajos con sus harapos Elcano descendió del castillo de popa seguido por su contramaestre Juan de Acurio y, con el doblar de las campanas, pusieron pie en tierra. Sin levantar la vista del suelo, emprendieron fatigosos el ascenso hasta la iglesia de San Salvador entre el aplauso respetuoso del pueblo y la banda sonora del conjunto de vientos.
Juan Sebastián Elcano pisaba descalzo y con insistencia el adoquinado, como sin acostumbrarse aún a esa firmeza. Dieciocho marinos con dieciocho cirios en mano cruzaron el túnel de entrada a la villa -entre ellos y, por primera vez, una mujer- junto a los indígenas que, «en señal de respeto a sus orígenes, no entrarán al oficio religioso».
Un desfile de lo más colorido
Durante el cambio de vestuario, los delegados de los cinco continentes fueron desfilando por la calle principal para honrar a los recién llegados. Un espectáculo colorido el de los balcones y los asistentes que con sus ovaciones reconocían allí a sus propios familiares y vecinos. Y es que todos los que marchaban eran gentes del pueblo vestidos con trajes cosidos por los propios getariarras: América con sus nativas de largas trenzas; Oceanía ataviada con collares de conchas y tatuajes geométricos; los colores de Asia en los turbantes; África entre túnicas, colgantes y brazaletes; y Europa, con los tocados medievales de los burukoak vascos.
Una espera que resultó larga y, tras la cual, la carroza presidida por Elcano y un miembro de cada continente comenzó a subir hasta el monumento donde ya les esperaban el Orfeón Donostiarra y el coro Salbatore para el tercer acto y el desenlace final. Frente a frente con las autoridades políticas, todos los protagonistas de la representación escucharon la trikitixa de Xabi Solano y su 'Bi mundu', mientras cinco velas cóncavas iban conformando un globo terráqueo.
A continuación, las voces de ambas corales junto a la banda de música interpretaron el himno dedicado al marino, 'Gora Elkano', bañado por melodías folclóricas y cierta épica que el público aplaudió emocionado. Con el gesto de cortesía de Juan Sebastián hacia el lehendakari finalizaba una conmemoración que durante más de dos horas contuvo el aliento de todo un pueblo, ilusionado de ver cómo los suyos rendían tributo al que indudablemente es el «hijo del pueblo».