Crítica a 'Ama gloria': Una niña de seis años

Hay que ir al cine por pasar un rato con Louise Mauroy-Panzani, una chavalita francesa a la que la directora de casting, harta de ver catálogos de niños sonrientes, encontró en un parque. Louise es un encanto. Nada repipi, tremendamente normal tras sus gafas, se ríe, enfada, divierte y entristece como una niña de seis años. La realizadora Marie Amachoukeli-Barsacq sabe colocar la cámara a su altura y captar su asombro y su frustración, su empatía y su egoísmo, su alegría y su dolor.

Parisina de familia georgiana, Marie Amachoukeli-Barsacq tuvo de niña una cuidadora portuguesa, a la que dedica la película. En ella se centra en el vínculo de la niña, cuya madre murió de cáncer, con Gloria, su cuidadora y casi nueva madre. Cuando deba regresar a su país de procedencia, Cabo Verde, la niña irá a pasar un verano con ella. Un verano de abrazos y baños, pero también de aprendizaje, de situarse en otra realidad y de provocar y sentir celos.

La historia de 'Ama Gloria' es mínima, pero la presencia de la niña Louise Mauroy-Panzani, el tono realista, tierno y respetuoso del conjunto y unos interludios con ilustraciones animadas de Pierre-Emmanuel Lyet, que desde la ambigüedad y lo sensorial tratan de asomarse al mundo interior de Louise, hacen que la propuesta resulte, si no inolvidable, sí cálidamente humana.