La arquitectura vasca pedalea en Venecia

«La arquitectura no es solo construir edificios, es una actividad cada vez más diversificada que busca mejorar el uso de los recursos, respetar el medio ambiente y mejorar las condiciones de vida de la gente», dice el arquitecto donostiarra Iñaki Albistur, recién llegado de Venecia. «Es la apuesta de la Bienal de este año, comisariada por Hasim Sarkis, y ahí encajaba nuestro proyecto», apunta. «La bicicleta no distingue entre géneros ni entre rentas, y no contamina. Nuestra propuesta evita el transporte de un sitio a otro: cada uno se la 'fabrica' en casa. Con una impresora 3-D, por ejemplo, cada cual podría fabricarla sin problemas».

Arquimaña es uno de los tres estudios vascos entre los 35 que integran el pabellón español de Venecia, inaugurada la semana pasada y abierta hasta el próximo 21 de noviembre. Hay otro estudio guipuzcoano que en realidad es de muchos sitios: Paisaje Transversal agrupa a profesionales españoles repartidos en sedes de Madrid, Valencia o San Sebastián. Uno de sus responsables en Donostia es Jon Aguirre Such, que también acaba de regresar de la cita veneciana.

«Nosotros hemos presentado ahí nuestra propuesta de regeneración urbana para el barrio de San Miguel en Olot, en Girona, en colaboración con los vecinos», cuenta Aguirre. «Llevamos más de diez años practicando un tipo de arquitectura horizontal y sostenible, que sirva de mediación entre la gente, el espacio, las instituciones... Por eso pensamos que hemos encajado bien en una Bienal que busca esos nuevos caminos tan necesarios en el tiempo que vivimos».

Paisaje Transversal ha llevado a Venecia el caso de Olot pero bien podría haber servido otro ejemplo más cercano: el trabajo que realizan ahora mismo en la mejora de los espacios públicos del barrio de Amara Berri de Donostia, «otra iniciativa en la que trabajamos con los vecinos y el Ayuntamiento, y que también ha sido seleccionada para la próxima bienal española de arquitectura», indica Aguire Such. Ahora mismo su estudio está implicado también en la restauración de los cascos históricos de los quince núcleos del Valle de Baztan, así como en el casco viejo de Vitoria.

La representación vasca en Venecia se completa con un tercer estudio, el Pezestudio de Bilbao con su 'agroplaza', un modelo de equipamiento público basado en la autonomía energética y la sostenibilidad, ya instalado en Getafe y ya en proceso en la plaza Kirikiño del barrio bilbaíno de Irala. Este estudio está ahora inmerso en la reforma del mercado de Arrasate.

La pregunta que plantea como 'leit motiv' el comisario de la Bienal, Hashim Sarkis (Beirut, 1964), es '¿Cómo viviremos juntos?'. El Pabellón Español responde con una palabra, 'Incertidumbre', y 35 proyectos que reflexionan con distintas miradas. Todo es original: el visitante encuentra al entrar, colgados del techo, las propuestas de los cientos de estudios que se presentaron . Es el reconocimiento a los trabajos que se quedaron en el camino, según los responsables del pabellón, Sofia Piñero, Domingo J. González, Fernando Herrera y el polaco Andrzej Gwizdala.

El resto de la bienal también circula por caminos distintos. Un modelo de co-vivienda propuesto por los países nórdicos, la importancia del agua en la propuesta de Dinamarca o la exagerada privatización de los espacios públicos que denuncia Reino Unido son algunos de los proyectos de una bienal que puede visitarse hasta el 21 de noviembre en un mundo donde viajar vuelve a ser posible.