Elena Setién: «A ver si se apuesta más por lo local y no por un comercio global alocado»
Elena Setién (Música) ·
Mientras espera poder volver a la grabación de su nuevo disco, la cantante y compositora donostiarra da clases de canto por videollamadaYa hace un año que la donostiarra Elena Setién publicó 'Another Kind of Revolution' y se encontraba grabando un nuevo disco con Joseba Irazoki cuando ... hubo que encerrarse. «Se ha quedado a medias, y eso te da mucha impaciencia». Y estaba a punto de terminar un proyecto en euskera sobre el poeta Jon Mirande, con Grande Days y Xabier Erkizia, «aunque esto se puede hacer 'online'». Ahora atiende por videollamada a los niños de las clases de canto que daba en el Coro Easo.
- ¿Qué sensación tuvo cuando se ordenó el encierro?
- Era todo un poco inverosímil. Justo antes, como no podíamos estar con los mayores, que tenemos a mi madre como amona, decidimos pasear por la playa a tres metros de distancia de ella, para verle. Eso fue el sábado, antes del estado de alarma. Cuando lo decretaron no nos lo podíamos creer. A mí me pilló por sorpresa, no sé si estaba muy feliciana. Pero aquí estamos en el confinamiento total, aunque es duro. Y a la amona solo le vemos por videollamada.
- ¿Empezó a generar actividades?
- El segundo día para mantener el buen humor me dieron ganas de saltar, así que me puse a buscar en Youtube una clase de aerobic y encontré una como cutre, con un profesor campechano. Y ahora me la pongo todos los días, dura veinte minutos, el nivel es como para mí y me mantiene el buen humor. En la vida normal suelo andar cinco kilómetros diarios, es necesario moverse.
- Después de haber vivido tantos años en Dinamarca, ¿no se acostumbró a una vida muy casera?
- Sí, pero ya se me había olvidado un poco. En Dinamarca a las tres de la tarde oscurece y hace frío, así que ya estás en casa el resto del día. Desarrollas actividades con los niños pintando en la mesa con una velita, se hace pan en casa... Estos días hemos aprovechado eso, hemos hecho crepes y pizza casera. Se trata de ralentizar el 'tempo' y hacer cosas que normalmente no tienes tiempo de hacer. El padre de mis hijos ha hecho unos escudos con unas cajas de vino que son preciosos, han transferido unas pinturas que han calcado de unos escudos tipo 'El señor de los anillos' y han quedado muy bonitos.
«Estamos recuperando cosas que hacíamos en Dinamarca, pizza casera y manualidades con los niños»
«Pienso en Shostakóvich, que en el comunismo compuso su obra en un piso de 30 metros rodeado de su familia»
- ¿Ser creativo o dedicarse a algo artístico ayuda en un momento como este?
- Sí, porque cuando estás creando pasas mucho tiempo en soledad, mirando a la pared, pensando. Aunque para mí la situación actual es casi lo contrario, porque no tengo mis horas de soledad para componer, estoy en un espacio pequeño, con mis dos hijos, nuestra gatita y mi marido, que puede salir a trabajar algunos ratos. En realidad para un artista es duro estar confinado. He estado pensando mucho en Dmitri Shostakóvich, que durante el comunismo en la URSS vivía con la familia en un piso de treinta metros cuadrados. Compuso sus sinfonías allí, con toda la familia. Estos días me ha impactado mucho pensar en él, en cómo era capaz de evadirse.
- ¿En su caso, ha podido componer alguna canción?
- De momento no, pero tengo ganas. Me ha dejado un poco descolocada todo esto, es una situación tan dolorosa a nivel mundial que no me sale ponerme a cantar sobre el coronavirus, necesito digerir todo esto antes de ponerme a componer.
- ¿Ha tenido que cancelar algún concierto?
- Sí, tenía un concierto en Gernikako Lekuek, un festival que todo el mundo me ha dicho que es precioso, íbamos a ir encantados pero era el primer día del confinamiento. Luego tenía un festival en Cataluña y algunas cosas en Castellón. También iba a ir a Escandinavia, pero están cancelando todo, o reubicándolo como pueden Para la música esto es un bofetón del que nos va a costar recuperarnos.
- ¿Cree que todo esto nos va a cambiar?
- La globalización parecía que había acortado las distancias, todos tenemos un amigo en Nueva York o en cualquier otro sitio con el que tenemos un contacto cercano con la tecnología. Pero con la propagación del virus también vemos que todos podemos vivir un mismo drama a la vez, y que es incontrolable, porque volamos miles y miles de personas continuamente. Creo que esa sensación del mundo global va a tener más matices y la vamos a entender de forma diferente.
- ¿Puede servirnos para algo positivo?
- Creo que nos vamos a dar cuenta de que adquirir los productos en el entorno local tiene su importancia. Cuanto más anclemos la economía local, mejor nos irá. Estamos esperando máscaras que tienen que llegar de no sé dónde y no llegan. Dependemos de un comercio global alocado. A ver si tomamos conciencia para que sea más fácil adquirir cosas locales.
- ¿Qué es lo primero que hará cuando esto acabe?
- Salir corriendo a la playa, gritar al mar, subir al monte y abrazar a todo el mundo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión