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Aingeru Epaltza, con el el libro de relatos 'Mal de altura', recién publicado

Aingeru Epaltza: «Me cuesta imaginar situaciones que hace un mes eran cotidianas»

DIARIO DE UN CONFINAMIENTO ·

Trabaja en su próxima novela mientras su libro recién publicado, la colección de relatos 'Mal de altura', espera el final del confinamiento

Domingo, 26 de abril 2020, 09:59

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Aingeru Epaltza (Pamplona, 1960), acababa de llegar a su casa de Lekunberri a pasar el fin de semana cuando se decretó el estado de alarma. Allí sigue, sin más novedades que las que le proporciona la naturaleza. «El manzano está empezando a florecer», observa. No es un mal lugar para alguien muy vinculado a la montaña - cercana pero retadoramente vedada-, por lazos que van más allá de la mera afición.

- La montaña, además de una parte importante de su vida, es el nexo que une los relatos que componen 'Mal de altura', editado por Txertoa, la traducción al castellano de 'Mendi-joak', que Elkar publicó en 2017 y recibió al año siguiente el Premio de la Crítica. Puede decirse que su último libro ya nació confinado.

- Así es. La presentación, que finalmente se suspendió, estaba prevista para la semana previa al estado de alarma, y la distribución justo había empezado cuando llegó el confinamiento, o sea que todavía tendrá que esperar un poco hasta encontrarse con sus lectores.

- Porque la apertura de las librerías no parece inminente.

- Es curioso que en algunos países europeos no hayan llegado a cerrarse en ningún momento y que en otros, al ser considerados como servicios esenciales, sean de los primeros establecimientos en abrir. Aquí en cambio tienen la misma consideración que las tiendas de ropa, tanto por parte del Gobierno Vasco, como del de Navarra o el del Estado. Leer no debe de ser esencial. Antes abrirán los bares.

- Cuando llegue el día, los lectores se encontrarán con un Epaltza muy distinto al de la trilogía histórica sobre Navarra 'Erresuma eta Fedea', editado en castellano como 'El Reino y la Fé'.

- No me atrevo a adelantar qué pasará en castellano, pero lo que ha sucedido con el libro en euskera ha sido curioso. He ganado algunos lectores que hasta ahora no se acercaban a mi trabajo porque, por la temática o por el peso lingüístico y estilístico, habían tenido malas experiencias con mis trabajos anteriores. Sin embargo, algunos lectores fieles que tal vez esperaban otro libro de tinte histórico se han quedado un poco sorprendidos, como si no fuera esto lo que querían.

«En algunos países las librerías no han cerrado o serán de las primeras en abrir, pero aquí leer no debe de ser esencial»

«Tantos microcosmos de gente encerrada son el ambiente ideal para la tragedia, pero también para la comedia»

- ¿Como si les hubiera cambiado los ochomiles por rutas de senderismo?

- Puede ser... En los anteriores practicaba el himalayismo y ahora propongo subir al Txindoki o a Peñas de Aia. Cada apuesta literaria que haces tiene su parte buena y su parte mala, y yo no me imagino escribiendo siempre las mismas cosas sobre los mismos temas. En un momento necesitas algo de descompresión, y el resultado fue 'Mendi-joak', 'Mal de altura' en castellano. El que estoy escribiendo ahora, sin embargo, tiene otro tono, cuenta cosas diferentes, aunque seguramente volverá a aparecer el mismo Epaltza de siempre.

- 'Mal de altura' es un libro con montaña, pero no de montaña.

- El monte está siempre presente, unifica los diez cuentos, pero no es un libro sobre la montaña, sino sobre las relaciones humanas.

- ¿En la montaña pueden adquirir otra dimensión?

- En la mochila que llevamos al monte metemos todo lo que somos: la situación familiar, nuestros deseos, nuestras frustraciones... Y como en el monte en ocasiones se pueden producir situaciones extremas, todo aflora y se vive con mucha intensidad. En realidad, la montaña y el montañismo me llevan a pensar en una característica de los hombres y mujeres del siglo XXI: necesitamos espacios y actividades que nos permitan respirar, pero como tendemos a llevar las cosas al extremo, eso mismo puede llegar a ahogarnos. En la montaña encontramos un agarradero que nos da la vida, pero también está presente la muerte, y todo eso se refleja en el libro.

- El confinamiento también está empezando a ser para muchos una experiencia extrema. ¿La está viviendo así?

- A mí la situación actual sobre todo me parece tremendamente literaria, estoy seguro de que se están creando cantidad de cuentos, de novelas... Ya ha sucedido en otros momentos similares. Tantos microcosmos de gente encerrada sin poder salir constituyen el ambiente perfecto para la tragedia, pero también para el drama y la comedia.

- ¿Esa novela que tiene entre manos formará parte, en cuanto a temática, de la cosecha literaria Covid-19?

- El confinamiento me pilló justo en el comienzo de la nueva novela. Con anterioridad había estado trabajando en otra, pero cuando llevaba escritas cien hojas lo dejé. No terminaba de ver claro cómo seguir, y empecé un nuevo proyecto. Estos días, con tanto tiempo disponible, está avanzando a toda velocidad. No obstante, me mantengo fiel al planteamiento inicial y procuro que la situación actual no influya mucho, pero tengo que reconocer que me tengo que esforzar para imaginar situaciones que hace poco más de un mes eran normales y cotidianas: gente en la calle, bares llenos... A veces no tengo más remedio que hacer memoria, porque me parece que llevamos años viviendo de esta manera.

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