Los trípticos de Javier Mina dan color a Photomuseum

Los paseos de Javier Mina, además de ser «los momentos que me dedico a mí mismo», no pueden disociarse de una parte importante de su variada producción artística. El paseo ha dado lugar a obras literarias como, por citas dos ejemplo, el ensayo 'El dilema de Proust o el paseo de los sabios' y 'De paseo por el San Sebastián de Luis Martín-Santos'. O a la exposición 'La mirada del paseante', en la que la pintura convivía con el collage y la fotografía acompañando a escritores que también tuvieron una visión creativa del paseo.

Mina siguió desarrollando la idea con 'El arte de pasear', que pudo verse en la galería donostiarra Altxerri en 2018 y está en el origen de su proyecto más reciente. «Nada más acabar aquella exposición, empecé a pensar en el nuevo proyecto. En cuanto vi cómo funcionaban las fotografías juntas, tuve clara la idea», afirma acerca de los antecedentes de la exposición 'Fusión', que se inauguró ayer en Photomuseum de Zarautz.

Desde que comenzó a trabajar en el proyecto ha compuesto «200 ó 300 trípticos», algunos de los cuáles ha mostrado, junto con dípticos y paneles, en una exposición que ha podido verse durante los meses de junio y julio en el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona.

Los 28 trípticos que ha seleccionado para la exposición de Zarautz, que él mismo presentará en un acto que tendrá lugar pasado mañana, viernes, ya llenan de color las paredes del museo, a cuyas características ha adaptado el autor las obras elegidas, «haciendo una gran apuesta, muy vitalista, por el color».

La exposición se llama 'Fusión' «sencillamente porque lo que he hecho ha sido jugar, ir juntando imágenes para formar trípticos fotográficos». En ellos combina elementos que localiza y fotografía «cuando voy paseando por ahí y encuentro algo que me cuadra para este proyecto».

Puede ser un alero, la puerta de un garaje, el portón de un pabellón industrial, un rótulo, una sombra, una ventana... Elementos aparentemente irrelevantes. La imagen puede estar esperándole en una zona industrial, en un barrio de la periferia o en un edificio de diseño. En general, en lugares sin importancia.

«Se trata de ir paseando, mirando, dejándote ganar por el lugar y el momento. Luego te vuelves con ese botín a casa, lo vas poniendo en orden y, como los perfumistas, vas probando combinaciones hasta que encuentras la que te convence», afirma Javier Mina.

Una de las particularidades de este proyecto es que no ha recortado ni editado ninguna imagen para forzar que la conjunción de tres imágenes dé lugar a un tríptico con sentido. «Lo hago justamente al revés -aclara-, lo fotografío todo tal cual es 'in situ' y a partir de esos elementos sueltos busco la armonía en las formas, los colores, las zonas...». No siempre es fácil, «hay muchas pruebas, mucho ejercicio de acierto y error».

Pasear con parte de la atención orientada a alimentar un proyecto artístico, y con una pequeña cámara siempre dispuesta, no ha condicionado su experiencia de paseante, porque «como el ojo se te acaba entrenando ya sabes por qué zona vas, qué puedes encontrar, y lo detectas rápido».

Así, ir 'cazando' imágenes es «compatible con un paseo más estándar». Y es también «otra forma de ver la ciudad». Muy alejada, en cualquier caso, de la de «la gente que va caminando mirando la pantalla del móvil o enchufada a los auriculares, como si tuviera la intención de cortocircuitar lo que proporciona el paseo».