Si tiras esa colilla al suelo, acabará contaminando el mar

Toneladas de residuos de todo tipo se tiran al suelo de las ciudades y acaban en los imbornales urbanos de pluviales, que desaguan en los ríos. Por ese camino llegan al mar bastoncillos y toallitas, colillas, envases o globos, un cúmulo de basura que acaba con en torno a cien mil animales marinos al año.

Desde hace un par de años ciudades de todo el mundo tratan de concienciar a la población a través de la campaña 'El mar empieza aquí' porque la realidad es que, estemos donde estemos, nuestras acciones pueden dañar a los animales marinos. La asociación Recicla-Birziklatu, conocida por sus continuas acciones locales y comarcales en pos de la limpieza de los entornos naturales y la sostenibilidad, propuso al Ayuntamiento de Irun que la ciudad se sumara a la campaña colocando placas en los sumideros.

«Vivimos rodeados de mar y un río atraviesa la ciudad, ¿cómo no íbamos a traer aquí esta campaña?», argumentaba Laida Rodríguez, de Recicla-Birziklatu. Su propuesta fue bien recibida por el Ayuntamiento. «Nos pareció una iniciativa adecuada para reducir la contaminación en el río y en el mar y concienciar también a la población», valoraba el delegado de Desarrollo Sostenible, Borja Olazabal, que agradeció que Recicla-Birziklatu se acercara al Consistorio con la propuesta y destacó que se trata de una asociación «con muchas ideas y proyectos que persiguen que podamos tener una ciudad y una comarca más limpias y sostenibles».

También se ha involucrado en la iniciativa Servicios de Txingudi, que desde ayer está colocando junto a 130 sumideros otras tantas placas con la leyenda 'El mar empieza aquí. No arrojes nada' tanto en castellano como en euskera.

Los técnicos de la Mancomunidad han elegido los imbornales que lucirán placa y, según decía ayer la gerente, Leire Zubitur, no se han basado sólo en que desde ese punto se vea el río o esté más próximo el mar. «Todo está conectado por las tuberías de pluviales. Si tiras una colilla en Ventas, también acaba en el mar. Por eso, hemos elegido «sumideros de zonas donde se concentra gente, como los parques o los accesos a los colegios, la entrada del ayuntamiento, las marquesinas...».

La mención a las colillas por parte de Zubitur no fue casual. Es uno de los residuos que más habitualmente acaban en el suelo urbano. Los filtros del tabaco suelen ser muy capaces de recorrer las infraestructuras de canalización de pluviales sin quedarse enganchados y llegan continuamente a los ríos y de ahí a los mares. Contienen más de 7.000 sustancias químicas tóxicas y se estima que cada colilla contamina diez litros de agua y tarda diez años en degradarse.