Eibar
Inclusión para lograr la excelencia profesionalLa planta de Matxaria de Talleres Gureak ofrece empleo a 155 operarios en el sector de automoción
El bullicio de cadenas de montaje y el ritmo constante de producción es como el de cualquier otra planta industrial. Pero Talleres Gureak Industrial, ... ubicado en el barrio eibarrés de Matxaria, es mucho más que una fábrica. Es un espacio de inclusión laboral, acompañamiento personalizado y dignidad profesional para más de 180 personas, la mayoría con algún grado de discapacidad.
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Gracias al respaldo de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Gureak ha logrado consolidar un modelo pionero de empleo adaptado, en el que 155 trabajadores –todos ellos con una discapacidad igual o superior al 33%– desarrollan tareas de alta exigencia, principalmente en el área de cableado para automoción.
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Plantilla Cuenta con un total de 180, de los que 155 son operarios, en planta.
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Origen El taller de Matxaria se puso en marcha en 1991
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Montaje Talleres Gureak cuenta con cuatro cadenas, con 18 a 22 operarios trabajando a pleno rendimiento, en el ensamblaje el cableado de los faros delanteros de vehículos
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Clientes Ha pasado a integrarse en una cadena de suministro internacional,
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Demandas El taller de Eibar se ha quedado pequeño y también tratar de tener más clientes.
Concretamente, trabajan en el ensamblaje de los faros delanteros del modelo Ford Kuga para la multinacional Valeo, uno de los gigantes mundiales del sector, con presencia en países como Francia, Brasil o España. «Estamos hablando de procesos industriales de primer nivel. Aquí no se perdona un fallo. El margen de error que se nos permite es de uno por millón», explica desde el equipo técnico del centro, Ander Oñaderra. Inaugurado en 1991 con 70 personas, el taller ha vivido una profunda evolución. De realizar trabajos sencillos y locales ha pasado a integrarse plenamente en una cadena de suministro internacional, manteniendo siempre su compromiso con la inserción sociolaboral.
Hoy en día, cuentan con cuatro cadenas de montaje, cada una con entre 18 y 22 personas trabajando a pleno rendimiento.
Además de trabajar con Valeo, colaboran con otras firmas como Schneider, en la producción de componentes eléctricos. Sin embargo, lo que distingue a Gureak no es tanto lo que fabrica, sino cómo lo hace y para quién lo hace.
Apoyo y desarrollo personal
Cada cadena de montaje está dirigida por un encargado que no solo gestiona la producción, sino que acompaña el desarrollo individual de cada trabajador. Se ajustan tareas, se detectan necesidades y se proporciona apoyo humano y técnico en función de las capacidades. «El encargado conoce a cada persona, la guía, le da apoyo y adapta el trabajo a su nivel. Así, todos pueden sentirse útiles y crecer», explican desde la organización.
El proyecto va más allá del empleo protegido. A través del servicio de intermediación laboral de Gureak, las personas que lo desean pueden recibir orientación y acompañamiento para dar el salto al mercado laboral ordinario.
Algunos lo logran con éxito; otros regresan y continúan su proceso. También participan en el programa Landus, dirigido a personas en situación de vulnerabilidad o exclusión social, que aquí encuentran una vía para formarse y aspirar a un empleo normalizado.
La ubicación del taller, en el corazón de Eibar, no es casual. La mayoría de sus trabajadores viven en la comarca. «Los de Eibar vienen andando. Los de otros pueblos toman autobuses o desplazarse a las afueras. Aquí, si alguien tiene que ir al médico, va y vuelve caminando. Eso también es calidad de vida», destacan.
Sin embargo, la infraestructura empieza a quedarse pequeña. La alta actividad y el crecimiento sostenido han hecho que se piense ya en futuras ampliaciones o mejoras, aunque el emplazamiento sigue siendo una ventaja clave por su accesibilidad.
El éxito de Gureak no solo está en las cifras, sino en su modelo humano y profesional. Innovaron en la forma de acompañar a las personas, crearon nuevos programas ocupacionales y fomentaron formación continua. Todo con un objetivo: que las personas con discapacidad sean vistas como profesionales valiosos, no como excepciones.
En un sector tan competitivo como el de la automoción, mantener la confianza de clientes internacionales exige rigor, disciplina y resultados. Gureak lo consigue sin perder de vista su razón de ser: demostrar que la inclusión es compatible con la excelencia industrial.
La historia de Gureak eibarrés es también la historia de una lucha colectiva. Surgió del impulso de un grupo de padres que, en los años 80, creían que sus hijos con discapacidad tenían tanto derecho como cualquiera a un futuro laboral digno. «El proyecto está totalmente consolidado. Tener clientes internacionales exige calidad, innovación y compromiso. Aquí no se improvisa, pero tener un sólo cliente exige diversificar, en otras alternativas», asegura Oñaederra.
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