Laubide se despide de su querida pescatera
Se jubila el sábado, tras 44 años al frente de la pescadería; «La abrí de soltera y me marcho convertida en abuela», señala como significativo ejemplo del transcurso de la vida detrás del mostrador
El próximo 2 de agosto Maite Casado bajará la persiana de su pescadería, la primera y única de Laubide, no por vacaciones, sino por jubilación. ... Cierra un capítulo de su vida que nunca olvidará junto a los vecinos del barrio. Han sido nada más y nada menos que 44 años al frente del negocio pescatero, que abrió un 9 de junio de 1981. Natural de la cercana localidad de Olaberria y residente en ella, Laubide ha sido una segunda casa para Maite. «Empecé a trabajar siendo soltera y me marcho convertida en abuela», señala como significativo ejemplo del transcurso de la vida detrás del mostrador. Disfrutar de su nieta Nahia, a punto de cumplir tres años, será uno de sus planes favoritos. También salir a dar largos paseos, algo que le encanta y que a partir de ahora podrá realizar sin estar condicionada por el sacrificado horario laboral. Dejar de escuchar el despertador a las 6.30 de la mañana para estar al pie del cañón en su pescadería de Laubide a las 8.00 será una sensación nueva y gratificante para ella. «No tengo grandes proyectos programados para esta nueva etapa de la jubilación más que disfrutar de la vida, viajar si se tercia... sin agobios, con tranquilidad», cuenta.
Será una retirada doble en casa de Maite, ya que su marido Mikel, que este miércoles cumple 65 años, se jubilará el mismo día que ella. «Empezó a trabajar con 14 años, primero como panadero y después en la pescadería Mikel de Legorreta. Se levanta diariamente a las 3.00 de la mañana para ir al puerto en busca del género. Después de 51 años cotizados, por fin le tocará descansar», señala Maite.
Ella se embarcó en la pescadería de Laubide con 21 años. Trabajaba cuidando niños en una casa cuando una persona cercana de la panadería Garín de Ordizia le comentó que era un buen momento para abrir una pescadería en Legazpi. «Y me decidí, pasé un año aprendiendo el oficio en una pescadería de Ordizia y me metí en el local», rememora Maite. Así comenzó su larga historia en Laubide, compartiendo los altos y los bajos de la vida con sus vecinos, a las duras y a las maduras.
Asegura que no se puede quejar. «Me voy agradecidísima con la gente de Legazpi, han sido unos años muy bonitos. Hasta el último día, he tenido una clientela fantástica, que me ha permitido sacar adelante el negocio, todo lo que diga de ella es poco para dar las gracias», afirma.
La única pena que le queda es no tener un relevo. Le hubiera gustado que otra persona continuara con su establecimiento y Laubide siguiera teniendo pescadería por muchos años más. «Principalmente, lo siento por la gente más mayor, ya que en la zona no hay otra pescadería y bajar hasta la calle a comprar supone un sobre esfuerzo para muchos de ellos», señala.
Aunque de momento tal relevo no se haya dado, Maite se mantiene abierta a las posibilidades que puedan surgir. El cartel de 'se vende o se alquila' ya está colgado en su local y seguirá manteniendo contacto con el barrio. «Siempre habrá alguna reunión de la comunidad, arreglos que acometer en el edificio y otras cuestiones por las que vendré con asiduidad», reseña. El txoko donde se encuentra su pescadería no será el mismo sin Maite, a la que los vecinos despiden estos días con cariño y los mejores deseos.
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