Los caballos ganan protagonismo en la feria de Santa Lucia

Miles de personas se acercaron a Zumarraga y Urretxu para disfrutar de la exposición de ganado, de los preciosos puestos de frutas y verduras y de un amplio programa de actividades. La climatología respetó bastante la mañana, aunque a la hora de montar los puestos llovía y arreciaba el viento. Por la tarde la lluvia no dio tregua.

El recinto del ganado es el más cercano a la estación intermodal de Zumarraga por lo que son muchos los visitantes que lo recorren en primer lugar. Es el sitio en el que se llevan a cabo los tratos. Negociando por un burro estaban Juan Alberto Linares, de la localidad riojana de Albelda, y Jorge González, de Alesón, también en La Rioja. El propietario pedía 250 euros y el comprador llegó a ofrecer 225, pero no terminaron de cerrar el trato. «De momento está parado, pero se llegará a un acuerdo», decían desde el entorno de ambos.

Carmelo López, de Elgea (Álava), llevó a Santa Lucía seis potros. Para las diez y media había vendido «tres a uno de Reinosa». No era la primera vez que acudía a la feria, pero «hacía mucho que no venía. La he encontrado bien, hay ganado de calidad», afirmó el alavés.

Los cántabros José López y José Antonio Incierte llevaron a la feria «ocho yeguas con cría» y a media mañana habían vendido «la mitad. Hay pocos compradores», se quejaban. Eso que las vendían «baratas. Sobre 1.200 euros».

Joseba Aitor Balerdi, de Albiztur, acudió a la feria «a vender». Tenía un poco de todo «cuatro ponis, una burra, cinco caprinos y tres ovinos». Vendió los ponis y la burra. «Me conformo, aunque veo que está cogiendo fuerza la exposición de ganado y la compra-venta se está acabando», dijo.

Iñigo Agirre, veterinario de la Diputación y miembro del jurado del Concurso de Pottokas indicó que el certamen ha contado este año con «nuevos participantes procedentes de Navarra y además con muy buenos animales». También sostuvo que lo tuvieron «difícil» para elegir las mejores yeguas para premiarlas, ya que el lote era «muy destacable».

En el mismo recinto del ganado había varios puestos de diversos artículos. Felisa Escudero regentaba uno de «navajas, cuchillos, peladores». Lleva «siete años» acudiendo a la feria. «Está bien de ambiente, la gente viene aunque llueva. Donde yo vivo si caen cuatro gotas no sale nadie», decía la vallisoletana. «Aquí se vende, la gente compra», añadía.

Tras recorrer la feria de ganado fueron muchos los que se acercaron a la de maquinaria agrícola, situada en el patio de La Salle Legazpi ikastetxea. Otros optaron por dirigirse a la trinchera, donde se ubicaban puestos de venta de ropa, paraguas y productos varios. Junto a las escaleras de acceso el puesto de Lazkaoko talogileak tenía una bonita cola de espera. «¿Cuánto valen?», preguntaba una señora. «A cinco euros», contestaron. El talo se podía elegir de tocineta, queso o chocolate.

Bajando un poco, en el frontón Zelai Arizti, estaban los artesanos, entre ellos Joseba Jokin Ordoki. «Elaboramos cremas con plantas y cera de abejas. Trabajamos con la colmena», decía el de Lekunberri. Ayer fue la primera vez que acudió a la feria de Santa Lucía. «Anda mucha gente y hay movimiento, más que en otras ferias», dijo. Su producto más solicitado fue «la crema de caléndula».

Tanto la plaza de Euskadi de Zumarraga como la de Gernikako Arbola de Urretxu acogieron sus mercados extraordinarios de frutas y verduras. Alejandro Arrieta regentaba un puesto que se llevó uno de los premios del concurso de verduras. Las tenía bien variadas. Entre ellas, originales pimientos, acelgas y coliflores de distintos colores y todo «ecológico», esto es «que no utilizamos productos químicos, ni para inflar el género ni a la hora de tratarlo». «¿A cuánto están estas cebollas?, preguntaba un cliente. «Tres euros», contestaba Arrieta mientras continuaba con su explicación. «El tema es que, cuando yo me vaya, la tierra quede igual o mejor que antes». El del caserío Xemengain de Markina opina que la de Santa Lucía suele ser «una feria bastante tranquila, no es un lugar en el que se venda mucho».

Cerca de allí, también en la plaza de Euskadi, Pakea Galdos estaba al frente de su puesto de fruta. La del caserío 'Etxeberritxo' de Gabiria se llevó uno de los premios del certamen de manzanas reineta. Las tenía de dos calibres a 2 y 4 euros el kilo. Además, vendía otras variedades de manzana. «Una de ellas es muy antigua, se llama mokotxo. Empezamos a traerla a la feria hace dos años y tuvo mucho éxito, a la gente le recordaba a sabores de antaño. Tenemos unos cuantos árboles centenarios de esa variedad y lo que estamos haciendo es injertar a otros jóvenes», explicó. Pakea entiende que la feria «además de para recoger premios tiene que ser un escaparate para nuestras variedades, para nosotros es fundamental».

Si algo hay en la feria de Santa Lucía es variedad de productos en venta. María Berreteaga regentaba un puesto de trajes de baserritarra «hechos a mano» por ella misma. «Igual no se vende mucho, pero la gente me conoce y después se acercan a la tienda que tengo en Zarautz 'Soinean'». A la feria llevó «una muestra, un poco de todo». Si bien, este año han tenido éxito «las txapelas de colores y los chales de punto hechos a ganchillo».

Otro de los clásicos de Santa Lucía es el concurso de miel. El que se celebró ayer en Urretxu contó con ocho participantes y como viene siendo habitual los tres primeros clasificados eran legazpiarras: Floren Gutiérrez, Martín Mujika y José Antonio Galdos. El jurado estuvo integrado por Jon Etxeberria y Ariane Unanue. «Se han presentado mieles muy buenas, de mucha calidad», dijo el primero. Todas eran milflores, aunque en la ganadora predominaba la acacia.

La feria se completó con herri kirolak, partidos de pelota, feria del vino, exhibición de perros pastor con ocas, música, rally fotográfico y otras actividades.

Llevó tres yeguas y dos potros para el concurso de ganado caballar y se hizo con uno de los premios en la modalidad de Caballo de monte de Euskal Herria. «Hay mucho ganado para concurso, mucha competencia», afirmó el de Zaldibia. Sus animales no estaban a la venta. Su cometido es «limpiar el monte y los prados», aunque también se pueden «vender para carne». Cuando es así, «normalmente van a la zona de Levante o a Italia. Aquí no hay mucha costumbre de consumirla». Esnaola lleva «muchos años» acudiendo a la feria de Santa Lucía. «Los del mundo del caballo nos vemos aquí año tras año, es una feria importante».

El de Santa Lucía «no es día de mucha venta, es más de exposición. A la gente no le gusta ir cargada», dice la de Arama. Sabe de lo que habla, ya que lleva «25 años acudiendo. Antes con mi madre y ahora con mi hija».

Ese es el secreto para que los pollos y capones se críen hermosos. «Los capones suelen andar en los 6 kilos y los pollos, en 4 -4'5 porque son más jóvenes». El urretxuarra se llevó uno de los premios del concurso.

«Aquí las pelotas que más se venden son las blandas, para los chavales, para Olentzero». El de la cooperativa Otero pilotagilea es habitual de Santa Lucía. «Aquí sí se vende, por eso seguimos viniendo», afirmó.

«Está mejor que el año pasado. En cuanto a ganado se ve más cantidad y mayor calidad», decía Izaskun, que llegó desde Bidania con su marido. Habituales de la feria, ayer aprovecharon para comprar «un pastel vasco».