Lagrán, el municipio vasco más envejecido en el territorio más joven

Los últimos datos sobre nacimientos que el Eustat ha publicado esta misma semana esbozan un panorama poco alentador, con una caída constante de la natalidad en todo Euskadi. En todo salvo en Álava, donde las cifras invitan a mirar hacia el futuro con cierto optimismo. En el territorio nacieron en el segundo trimestre del año 605 criaturas, un 4,9% más que en los tres meses anteriores, mientras que en el resto del País Vasco se encadenan caídas abruptas. El buen dato es un indicativo, otro más, de que esta provincia ya es y está llamada a afianzarse como la gran locomotora vasca en pleno invierno demográfico: tanto Álava como Vitoria, su capital, ganan población año a año. Y todo apunta a que así seguirá siendo. Los expertos del propio Instituto Vasco de Estadística vaticinan en sus proyecciones que para 2036 el 15,5% de la población vasca vivirá en Álava. Es un 1,7% más que en 2001 y el crecimiento que contrasta con la caída del 2,7% que se prevé en Bizkaia. La provincia aumentará su peso poblacional en los próximos años sobre todo gracias a la inmigración.

Los alaveses de origen extranjero ya suponen el 13,8% del censo. Y a pesar de todo, la comunidad camina hacia un inexorable envejecimiento: se estima que en 2036 el 29,3% de los vascos tendrá más de 65 años.

En cierto modo, Lagrán ya vive en ese escenario futuro de achaques, arrugas y cataratas. El 38,3% de sus 185 vecinos tiene más de 65 años. Es un dato, pura estadística, pero es el municipio de toda Euskadi con más canas por habitante. Y su cuadrilla, la Montaña Alavesa, es también la comarca vasca con mayor proporción de personas mayores: allí uno de cada cuatro ya ha alcanzado la edad de jubilación. «Y ya no solo mayor de 65, hay núcleos en la Montaña Alavesa donde la población mayoritaria es aquella mayor de 75 e incluso mayor de 80», destaca el antropólogo Jesús Prieto Mendaza, uno de los más profundos conocedores de la zona. «Es cierto que el envejecimiento es una realidad generalizada, pero que se acrecienta mucho más en determinados lugares de la geografía alavesa como Montaña, donde no se da un entorno favorable en cuanto a vivienda, trabajo y servicios para que la gente se quede en los pueblos», sostiene el experto.