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Imágenes de exposiciones individuales y colectivas, bocetos, trabajos de ilustración y cartelería, textos manuscritos en los que habla de su propia carrera y artículos sobre su obra. Es parte de la ingente información procedente del archivo de Rafael Lafuente (Vitoria, 1936-2005) que custodia el museo Artium a través de su Centro de Documentación, ese espacio de acceso público y gratuito pensado para investigadores. El centro de arte contemporáneo –que ya recibió el Premio Nacional a la mejor contribución a la calidad e innovación en bibliotecas en 2006– empieza a destacar en los últimos tiempos por acoger todo tipo de documentación única de artistas como Juncal Ballestín, Juana Cima y Gerardo Armesto.
El último creador cuyo fondo documental ha entrado en sus fondos ha sido Rafael Lafuente (Vitoria, 1936-2005). En la actualidad, el museo dedica al artista 'Konposaketak. Composiciones', una muestra que se inauguró hace un mes y se puede ver en sala A3 hasta el 14 de mayo con obras de cuatro décadas de trabajo, desde los años 60 hasta los últimos trabajos en 2004, poco antes de su fallecimiento. A través de sus diferentes piezas examinaba lo que significa hacer pintura. Además, aquella exposición ya daba algunas pistas sobre la gran cantidad de documentos que guardó en vida. En algunas vitrinas y expositores se muestran anotaciones sobre los proyectos que emprendió. «He descubierto casi todo sobre su trabajo porque había una línea de separación entre la familia y su trabajo artístico», comenta Gorka, hijo de Lafuente, acerca de los archivos recopilados. Fue su propia familia la que inició el proceso de ordenar de manera cronológica todas esas carpetas en las que se ven dibujos preparatorios que realizó. Entre las curiosidades se encuentran diseños de algunas barajas de Heraclio Fournier, empresa en la que trabajó como ilustrador en los años cincuenta y sesenta, o escritos hablando de los motivos que se esconden detrás de cada serie. Un hallazgo sorprendente también para sus seres queridos. Ahora podrá consultarse por los interesados en saber más acerca de los procesos de creación del artista.
«Empezó en el ámbito familiar y privado con el fallecimiento en 2005. Hemos ido ordenando todo y metiéndolo en carpetas a nivel privado con el fin de entender la parte más artística», explica Gorka Lafuente. Cuando a la familia se le planteó la cesión, aceptaron. «Estamos encantados de pasar de esa parte privada a la pública y que pueda estar posible para terceros es importante», apunta acerca de esa extensa documentación que puede consultarse en el propio museo y también a través de su web.
«El fondo artístico es fundamental e insustituible a la hora de investigar la historia del arte de nuestro entorno en los últimos 70 años», indica Ramiro González, diputado general y presidente de la Fundación Artium. Para Beatriz Herráez, directora del Artium, preservar la memoria del artista sirve también para entender el contexto social de la época. «Todo lo que se esconde en otras estancias, más destinado a un público de investigadores, se quiere poner a disposición de todos los públicos», señala acerca del impulso digital que se le ha dado al archivo. Sirve para conocer lo que «sucede entre bambalinas», afirma recurriendo a una imagen simbólica. Desde las instituciones elogian el buen estado de este «patrimonio documental» que cede la familia.
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