Así se ha convertido en una ratonera el acceso a la plaza de toros en el encierro de Arrasate
Las imágenes desde dentro del callejón demuestran que el tropiezo de varios jóvenes a su entrada ha terminado colapsando la entrada al coso en el momento de la llegada de las vaquillas
A. A.
Viernes, 24 de junio 2022, 15:38
Todo eran risas y buen ambiente a primera hora de la mañana en Arrasate en la vuelta a la normalidad de las fiestas de San Juan tras tres años. El encierro de vaquillas era un buen colofón a la jornada festiva. Así lo han considerado centenares de vecinos que esperaban con ganas en la plaza de toros la llegada del encierro. Varias decenas de jóvenes, la mayoría adolescentes, esperaba tras el cordón dispuesto por la Policía Municipal la apertura del callejón para ser los primeros en entrar a la plaza antes de las vaquillas. Pero nada ha salido según lo esperado.
En cuanto los policías han retirado el cordón situado a escasos diez metros del callejón, más de un centenar de jóvenes ha salido corriendo para entrar al coso provocando los primeros empujones y tropezones, un escenario que se ha agravado en la misma entrada a la arena. Un vídeo desde dentro del callejón muestra cómo la caída de varios chavales ha convertido ese conducto de entrada a la plaza en una auténtica ratonera. Tras esos primeros tropezones y caídas se observa como la llegada de la marabunta de chavales comienza a ralentizarse y todos se detienen sin poder avanzar hacia la arena.
Comienzan los gritos, incluso desde las gradas a la Policía Municipal ya que el tapón formado no se deshace y las vaquillas se acercan a gran velocidad, sin poder evitar lo que finalmente sucede. Algunos jóvenes tratan de escalar por el lateral del callejón hasta la grada, siendo ayudados por algunos vecinos que se encuentran en ella, pero al menos medio centenar de jóvenes recibe, sin poder avanzar, la embestida del grupo de vaquillas.
Por suerte, todas ellas llevaban las astas protegidas para no cornear a nadie aunque los golpes a los chavales han sido repetidos tanto con los propios cuernos como con las patas o la cabeza de los propios animales. Por suerte, ninguno de los asistentes han sufrido heridas de gravedad.
El tapón dura un minuto pero la angustia es manifiesta entre los jóvenes y los espectadores que ven la escena desde fuera. Finalmente el pasillo se vacía y quedan solo zapatillas, algún móvil y gorras por el suelo.