«Es un orgullo representar a Abderramán III en el Alarde de Antzuola»
Zishan Tariq, vecino de la localidad de origen paquistaní, será el primer musulmán en encarnar al califa de Córdoba mañana en la revista de armas
Zishan Tariq, un joven de origen paquistaní de 30 años criado desde los once en Antzuola, será mañana Abd-Al-Rahman III en el Alarde ... del Moro que el municipio de Debagoiena desarrolla en formato de revista de armas.
Desde que en 1880 las aventuras militares en el siglo X de un grupo de antzuolarras en las luchas entre moros y cristianos tomaron cuerpo en formato de representación, será el primer musulmán en asumir el papel del califa de Córdoba.
Espectador desde la infancia de la marcha de tamborreros y fusileros que se cierra con el tradicional estruendo de dos piezas de artillería, «nunca» pensó que algún día iba a participar. «He visto muchas veces el Alarde y me gusta, pero no se me pasaba por la cabeza tomar parte», apunta el originario de Lahore.
Una convocatoria pública de Mairuaren Alardea Kultur Elkartea para suplir en uno de los papeles estelares a Juan Carlos Gómez, que dejaba el personaje el año pasado, abrió las puertas a la presencia de Zishan. «Un amigo me dijo que buscaban a alguien para hacer de 'Mairuaren burua'. No dudé y me apunté. Me han recibido encantados. Estoy muy contento con la decisión que tomé, aunque fuera sin pensarlo demasiado. Es una parte de la historia de Antzuola que hay que recordar y conservar».
Se animó a interpretar al califa tras la llamada de la organización para relevar a Juan Carlos Gómez, que se despidió el año pasado
Abderramán III desfilará con cuerpo militar y corte hasta el núcleo de la escenificación para deponer las armas ante el general de la compañía local, Lander Domínguez, y prometer respeto y no volver a enfrentarse. Un rito transformado en símbolo local por la presencia de antzuolarras junto al rey navarro Sancho I Garcés en la batalla de Valdejunquera -entre las localidades navarras de Salinas de Oro y Muez- el 26 de julio del año 920.
«Es una gran responsabilidad dar vida a un personaje histórico tan importante, y más ante tus vecinos. Son unos hechos históricos que todos conocemos», valora Zishan, que en la última semana intensifica el ensayo de todos los detalles para su debut. «Estoy un poco nervioso, pero creo que va a ir bien», confía.
Sin necesidad de humillarse ni arrodillarse como lo hacía su personaje hasta 2008 -a partir de un proceso asesorado por Eusko Ikaskuntza se equipararon los protagonistas para diluir cualquier sospecha de discriminación-, responderá a la interpelación del general en dos idiomas. «Tengo que hablar en árabe y en euskera. El euskera no es ningún problema para mí. Estudié en la herri eskola desde que llegué a Antzuola con once años. Lo aprendí antes que el castellano. El árabe es otra cosa, es muy complicado. Se escribe parecido a mi idioma materno, pero se pronuncia muy distinto al urdu y al punjabi que hablo. Estoy aprendiendo de memoria las frases. Espero que salga bien».
Su figura será el foco central del interés del público en el Alarde que da comienzo en la Herriko plaza a las 19.00 horas. Comprometido con la nueva responsabilidad ha trabajado sus cualidades actorales. «Tengo una cara bastante seria. Quedará bien para dar vida a un califa derrotado. No soy muy actor pero para eso están los ensayos. Quiero hacer bien el papel», subraya.
Sobre las monturas
Caudillo del califato y general cubren el recorrido por las calles a caballo. En sus monturas protagonizan el nudo dramático en el centro de la Plaza. «Montar a caballo no ha sido un problema. Había montado alguna vez. Hemos ido un día a practicar en un picadero y me arreglo bien. El caballo se llama 'Carbón' y es muy tranquilo. No creo que vaya a tener problemas», apunta.
«El euskera no me supone ningún problema ya que lo aprendí a los 11 años, pero el árabe es complicado y he memorizado las frases»
Lleva viviendo solo desde hace siete años, cuando sus padres y hermanos con los que llegó en 2005 se marcharon a Mánchester. Desarrolla su vida laboral en la empresa Camacho de Antzuola y divide su vida social entre los amigos de la escuela y con la numerosa comunidad pakistaní en la vecina Bergara. «Salgo aquí y allí. Estoy a la espera de que llegue mi mujer. Estamos con los papeles. La idea es quedarse a vivir en Antzuola y, además, estaría encantado de poder seguir más años en el Alarde».
Unos y otros han acogido muy bien su iniciativa, destaca Zishan, «a mi familia y a mis amigos les parece bien que haga de Abderramán III. Creo que algunos de mis hermanos menores vendrán el sábado desde Inglaterra a ver el Alarde. A todo el mundo le parece bien. Me animan. Para mí es una gran responsabilidad y un orgullo».
Marchas con ritmo de desfile, los cuatro versos que dedicó Iparragirre al Alarde, los dantzaris de Oinarin, y las formaciones de tamborreros, cuerpos militares y fusilería dan cuerpo a un espectáculo de unos 90 minutos que implica a 170 vecinos.
La tarde de los sábados de las fiestas locales está reservada a teatralizar esta fusión entre la crónica local y la tradición de las revistas de armas del régimen foral guipuzcoano, al estilo de Irun, Hondarribia, Tolosa o Elorrio. Prohibidas las exhibiciones tras la derogación del fuero en 1876, para 1881 los antzuolarras, escudados en la batalla navarra, recuperaron la marcha militar.
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