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De la vieja estación sólo quedan fotos y recuerdos. Hoy, su lugar lo ocupa la plaza Easo. /APREA
La estación de Amara
SAN SEBASTIÁN

La estación de Amara

El 8 de abril tuvo lugar el viaje inaugural de la Cía. del Ferrocarril de Elgoibar, entre San Sebastián y ZarauzEl derribo de la vieja estación permitió la ampliación de la actual plaza de Easo

JAVIER SADA

Domingo, 26 de abril 2009, 04:44

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La historia de la que fuera popular Estación de Amara comenzó allá por el año 1896, cuando la Compañía del Ferrocarril de Elgoibar a San Sebastián solicitó del Ayuntamiento la cesión de dos manzanas del nuevo ensanche de Amara para edificar en ellas la citada Estación. El Ferrocarril como tal había conseguido autorización oficial el 15 de junio de 1891 y, con carácter provisional, el primer viaje de este peculiar tren desde Amara se realizó el 8 de abril de 1895, teniendo como destino la localidad de Zarauz.

En el periódico al día siguiente pudo leerse que: «Ayer se inauguró oficialmente el Ferrocarril de Elgoibar a San Sebastián en su sección hasta Zarauz. Reunidos en la Estación los invitados, que eran en crecido número, y una vez acomodados en el tren, partió éste anunciándose su salida con nutridas salvas de cohetes, dando más realce al acto los acordes de la banda de música de Regimiento de Valencia que acompañaba a los expedicionarios». Contaron los cronistas que la Estación, «hasta la salida de agujas», estaba adornada «con banderolas y follaje y los mismos adornos campeaban en las máquinas». Después «del tren de invitación» salieron otros dos y el que lo hizo a las tres de la tarde «condujo a Zarauz gratis a cuantos tomaron asiento en el mismo».

El servicio ordinario comenzó a funcionar el día 9 saliendo el primero de Zarauz, que era un «mixto discrecional» a las 6,15 horas para llegar a San Sebastián a las 7.35 con paradas de tres minutos en Orio, Aguinaga, Usúrbil y Lasarte. El «mixto regular» salía de Zarauz a las 9 y llegaba a Amara a las 10.32 parando un minuto en Aguinaga y otro en Lasarte.

Desde San Sebastián el primer regular salió a las 8.10 para llegar a las 9,15 con paradas de un minuto en Lasarte, Usúrbil y Orio, y de dos en Aguinaga. Los coches tenían asientos de primera, segunda y tercera clase, y el precio del trayecto completo era de tres, dos y una veinte pesetas, respectivamente. El tren comenzó su andadura con toda la provisionalidad del mundo, dado que no estaba confirmado el lugar donde se construiría la estación definitiva, ya que había quienes opinaban que debía ser llevada a las proximidades de Morlans.

Finalmente se aceptó la petición de la compañía ferroviaria y el 30 de noviembre de 1896 se dictó una Real Orden del Ministerio de la Gobernación autorizando el arriendo a razón de 20.301,62 pesetas al año. Los terrenos cedidos incluían parte de las calles de Pedro Egaña y Amara.

1895...

Revisando los archivos municipales y los trabajos realizados por el cronista Baldomero Anabitarte nos enteramos de que pronto se consideró más ventajoso para el municipio proceder a la venta de parte del terreno y así se hizo cuatro años más tarde. Dos mil metros fueron cedidos gratuitamente y el resto, los 11.641 metros cuadrados que ocupaba la Estación y sus dependencias, se vendieron por 489.362,50 pesetas.

Los dos mil metros cedidos revertirían al Ayuntamiento si en algún momento el terreno se dedicaba a otro fin, siendo destinados a la prolongación de la calle Pedro Egaña, como efectivamente ocurrió cuando se derribó la vieja Estación. Comprados los terrenos citados, a los que se añadieron otros ubicados en el barranco de Morlans, comenzó a funcionar la Compañía con una Estación provisional, sabiendo que los terrenos cedidos revertirían al Ayuntamiento si en un plazo de 15 años no construía una Estación definitiva cuya arquitectura estuviera en relación con el resto de los edificios de la zona. La polémica volvió sobre la Estación cuando el año 1912 la Asociación de Propietarios de Amara consideró necesario para el barrio la construcción de un Mercado. El año 1917 el Ayuntamiento aprobó definitivamente los planos de la estación que hemos conocido en la plaza de Easo hasta que el alcalde, Jesus María Alkain, el 28 de abril de 1983, dio el primer golpe de piqueta para su derribo.

Desde el hall donde el conocido Juanito Ubarretxena atendía a todos en su popular cantina, nombre ya de por sí apropiado para un edificio de época, hasta el mostrador de facturación o las ventanillas para expedir billetes, el edificio tenía un encanto que, debe decirse, tan solo puede ser reconocido con la perspectiva del tiempo. La solución llegó con la nueva distribución de espacios y con la nueva Estación construida, prácticamente, allá donde en 1912 algunos amaratarras pidieron se construyera, eso sí, para levantar un Mercado en la actual plaza donde se ubica el kiosco.

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