Edurne, la tolosarra de 'MasterChef'
Tiene 65 años y estos días siente el cariño de sus paisanos, que se han pegado a la tele para verla en el 'talent show' de TVE 'MasterChef'
JUANMA GOÑI
Jueves, 27 de abril 2017, 00:17
Edurne Trancho no puede dar dos pasos sin que la gente le pare por la calle. Recibe felicitaciones, abrazos, percibe la simpatía de sus paisanos. «Estamos muy orgullosos de que participes en el programa»; «Lo estamos viendo por ti»; «Qué bien estás cocinando»: «Qué buena imagen estás dando»... Ella comenta, divertida y en broma: «No llevo bien esto de la fama, ja ja».
Y es que Edurne, de 65 años, es una de las concursantes del popular programa de cocina de TVE 'MasterChef'. Su expresividad, cercanía y naturalidad han cautivado al personal. Su presteza en la cocina no pasa desapercibida entre grandes cocineros como Martin Berasategui, que eligió su plato de ceviche como el mejor de entre todos los participantes. «Estoy disfrutando mucho», dice esta tolosarra, muy ligada al comercio local gracias a la zapatería que regentó hasta su jubilación.
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«El peor plato» de 'MasterChef'
«La verdad es que siempre me ha gustado mucho la cocina; incluso tengo la pequeña frustración de no haberme dedicado a ella de un modo profesional», relata. A Masterchef le apuntó su nuera, que vive en Madrid, sin que ella lo supiera. «Fue una sorpresa, me enteré casi sin tiempo de preparar un vídeo explicativo que había que mandar. Al final grabé uno, creo que les gustó, e intuyo que por eso fui seleccionada. Había que aparecer cocinando, y yo mostré todos los 'tuppers' llenos de platos cocinados que tenía en el frigorífico: «Si queréis me cogéis, y si no, también». Creo que esa chispa con la que hablé en el vídeo fue clave para que me llamaran».
Una vez seleccionada, llegaron las pruebas para elegir a los concursantes de Masterchef. «Aquello es un caos de gente». Seleccionaron a 22.000 personas, entre ellos también a los dos hijos de nuestra protagonista. «En ninguna edición del concurso habían sido escogidos por separado tres miembros de la misma familia», cuenta orgullosa.
Hasta ser finalmente elegida para Masterchef, Edurne tuvo que superar dos fases en las que preparó dos platos excelentes. En la primera optó por los chipirones rellenos, y en la segunda cocinó alcachofas con almejas. Lo bordó. Recibió la felicitación del jurado y además elaboró los platos usando productos comprados en el comercio tolosarra, al que defiende con vehemencia. «Yo soy una defensora total del comercio de mi pueblo, y siempre que puedo lo destaco. En la pescadería Belen, del barrio Berazubi, y en Maria Berezitasunak, junto a la plaza de toros, compré los productos con los que finalmente entré en el concurso, y esto hay que resaltarlo». «Hay que apoyar al pequeño comercio, no a las grandes superficies», enfatiza.
«Me respetan mucho»
Edurne tiene prohibido contar nada de lo que va a pasar en Masterchef a partir de ahora (todo está ya grabado) y sólo puede referirse a las emisiones ya emitidas, así que no nos puede dar pistas. Ojalá gane. «Si contamos demasiado, nos pueden multar», cuenta. Pero es obligado preguntarle por los famosos jueces de 'MasterChef'. ¿Son tan duros como parece?: «La relación con los jueces es muy buena», dice de entrada. «Sí son duros y exigentes, pero también cercanos a la vez. Todo el equipo de producción del programa es maravilloso. Es una experiencia de la que se disfruta mucho, inolvidable, aunque también es dura, no creas».
Durante los meses de grabación, todos los concursantes de Masterchef conviven en la misma casa. Les quitan los móviles y los relojes. «Los jóvenes lo llevan fatal, son adictos al teléfono», dice. Tienen que convivir, fregar los platos, hacerse la comida... también reciben cursos de cocina y visitan muchos restaurantes ¿Surgen fricciones?, le preguntamos. «A mí la verdad es que todos me han respetado mucho, no he tenido problemas con nadie, aunque a veces saco el genio a pasear cuando algo no me gusta», comenta divertida. «Creo que les he puesto las pilas», añade.
Aunque se arregla bien con todos los compañeros, Edurne tiene sus preferidos. «Con Silene, la brasileña, es con quien mejor me he llevado. Ella es muy calmada, y me aporta paz y tranquilidad. Me ha venido muy bien para contrarrestar mi carácter dinámico». También habla bien de Nathan, «todo un caballero», dice, y de Elena, «muy maja y muy dispuesta».
¿En algún momento se ha puesto nerviosa al cocinar? «Sólo cuando faltan cinco minutos, entonces no quiero que me molesten ni los jueces, no me corto en decirlo».