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Alex Aranburu (Cofidis) recibió antes de la salida el premio por su victoria en la etapa de la víspera, jornada caótica en la que fue ... desposeído del triunfo en primera instancia por pasar una rotonda por el lado contrario al señalizado y confirmado como ganador dos horas después. En ese tiempo, Romain Grégoire (Groupama), segundo en meta, fue conducido al podio para recibir los honores como ganador. El joven francés acudió ayer por la mañana al autobús del Cofidis para entregar el trofeo al ezkiotarra.
El corredor guipuzcoano recordaba así la montaña rusa vivida la víspera. «Pasamos una tarde muy mala. Pensábamos que la victoria era nuestra. Al final me recalificaron y contento». Explicó cómo vivió el momento crítico al llegar a la rotonda previa al último kilómetro, ya en las calles de Beasain. «No me di cuenta de cómo estaba la rotonda. Tenía estudiadas y aprendidas todas las curvas del final de la etapa, por la aplicación Veloviewer y por los mapas, y sabía que esa rotonda y la de Lazkao eran por la derecha, y así las tracé».
Tras las primeras imágenes recibidas, se tomó la decisión de descalificar al dorsal 51 por 'Desviación del recorrido de la prueba con obtención de ventaja', ya que las imágenes parecían mostrar que el corredor había tomado la rotonda de una forma que se desviaba del itinerario… pic.twitter.com/O2V2gdIUYn
— Itzulia Basque Country (@ehitzulia) April 9, 2025
La noticia de su descalificación fue un mazazo: «Me extrañó, cuando me lo dijeron en meta no me lo creía. Soy de aquí, tenía todo estudiado. Era una etapa que quería disputar y sabía por dónde era el recorrido. Al final me han dado la victoria y estoy contento. Con Grégoire todo está bien, sin problemas. No dormí bien, pero ahora quiero mirar hacia adelante, a las etapas que quedan. Hay mucha gente conocida, amigos y familia, y al final de la Itzulia ya lo celebraremos como dios manda».
Pero, ¿qué pasó en esas dos horas entre el paso por la rotonda y la decisión final de los jueces de restituir la victoria a Aranburu?
Nada más cruzar la meta, se activó el protocolo de podio. Al llegar al camión donde se instala, allí esperaba el comisario escocés David Menzies. «¿Hay algún problema?», preguntó el equipo de radio vuelta y podio. «Sí», respondió el británico. Aunque todavía no estaba claro qué era lo que sucedía exactamente, se procedió a cambiar el orden de entrega de premios, que suele comenzar por el ganador de la etapa. El primero en subir al podio fue Max Schachmann, a recibir el maillot amarillo. Entonces, hubo una llamada de teléfono entre el podio y la sala donde se reunían los comisarios. Al otro lado de la línea, Catherine Gaston, presidenta del jurado técnico, con quien se entabla la siguiente conversación:
– «Descalificado el 51», comunica la comisaria francesa.
Pregunta desde el podio:
– «¿Quién es el ganador?».
– «El segundo».
Tras esta interlocución, se comunica a Aranburu, que se cambiaba de ropa en la parte trasera del podio, que está descalificado, en una escena muy difícil, según confirman varios de los presentes. Se llama a Romain Grégoire, preparado para recoger el maillot de mejor joven, que es el ganador de la etapa. El francés no da crédito a lo que dicen.
La organización –que no tiene potestad alguna sobre las clasificaciones, competencia exclusiva de los árbitros– no desconoce el impacto de una noticia así en Beasain con un goierritarra como perjudicado y el speaker de la Itzulia sale al podio a explicar la situación. El público silba la decisión, pero aplaude deportivamente a Grégoire. A pesar de esa llamada de teléfono, la decisión de los jueces no es oficial y se mantienen reunidos, deliberando, reuniendo información y llamando a las partes.
Es entonces cuando el Cofidis hace valer ante los jueces lo que pone en el libro de ruta. El presidente de OCETA, Javier Riaño, confirma que se ha producido un error en la señalética, que esa rotonda era por la derecha. Con toda esa información, pasadas las siete y cuarto de la tarde, los comisarios confirman de forma oficial la clasificación y el ganador es Aranburu. Los jueces emiten un comunicado: «El Colegio de Comisarios ha decidido anular su decisión inicial y validar el paso del corredor por la línea de meta».
Este periódico contactó antes de la salida de la etapa con Catherine Gaston, que declinó amablemente la invitación a dar información adicional y se remitió al comunicado de la víspera.
Romain Grégoire no quiso entrar en polémicas en el día después y asumió la situación. Por la mañana, acudió al autocar del Cofidis para entregar el trofeo a Aranburu y estaba tranquilo en la salida. «Acepto la decisión de los jueces. Lo hecho, hecho está. Fue una situación paradójica, porque estaba claro que las flechas marcaban para la izquierda pero el paso natural era por la derecha, fue extraño al 100%, pero la decisión de los jueces ya no se puede cambiar. No la van a modificar dos veces. Fue todo complicado, ya que incluso participé en la ceremonia protocolaria. Ya está, las cosas han sido así y ahora me centro en lo que falta».
El caso es que la tensión también afectó a Grégoire, desposeído de un triunfo World Tour. Como Aranburu, pasó mala noche y, al revés que el ezkiotarra, lo pagó. Cedió cinco minutos en Markina.
Fue de los más aplaudidos en la salida por el público que se acercó a Beasain, consciente de que el joven corredor galo no tuvo nada que ver en el caos, sino todo lo contrario, fue otra víctima del descontrol.
En el podio de Beasain, este jueves por por la mañana, Aranburu recibió el ramo de flores y los obsequios de mano de la alcaldesa de Beasain, Leire Artola, y del corredor cadete del Loinaz Beñat Bikuña.
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