«Mi hija siempre me pregunta cómo era su padre y por qué le mató ETA»
Encarnación Carrillo Viuda del edil del PP de Zumarraga Manuel Indiano. «No podía seguir en Zumarraga, pensando que tal vez había gente del pueblo relacionada con el asesinato de Manuel hace diez años»
ANTTON IPARRAGUIRRE aiparraguirre@diariovasco.com
Sábado, 28 de agosto 2010, 05:03
Los diez años transcurridos no han logrado secar las lágrimas de los ojos de Encarnación Carrillo, y en su voz perdura un poso de tristeza e indignación que acongoja su interior al hablar de su marido, Manuel Indiano, edil del PP acribillado a tiros por dos etarras en el interior de su tienda de golosinas en el centro de Zumarraga aquella fatídica mañana del 29 de agosto de 2000. Tenía 29 años y no pudo conocer a su hija. La pequeña María nació dos meses después del asesinato.
- Diez años desde el atentado, ¿cómo se encuentra?
- Siento mucha tristeza, dolor y rabia. Tengo una sensación de impotencia. Incluso me siento culpable, por no haber podido hacer nada, por no haber estado junto a Manuel aquel día. Es algo que sentimos casi todas las víctimas del terrorismo. Piensas que tal vez, si hubiera estado en la tienda en ese momento, no se hubiera producido el asesinato. Aunque hayan pasado diez años esto no se supera nunca.
- ¿Cree que si pocos meses antes su marido no hubiera rechazado la escolta a lo mejor no habría sido asesinado?
- No lo sé. Igual sí, o igual no. No se sabe si los terroristas llevaban tiempo detrás de Manuel, o si lo habían intentado antes y no habían podido atentar contra él. Yo sólo sé que él renunció a la escolta porque habíamos cogido un negocio, la tienda, y nos perjudicaba. Quise que volviera a coger la escolta, pero no logré convencerle.
- ¿Cómo era Manuel?
- Era un hombre bueno, que no había hecho daño a nadie y que le gustaba ayudar a los vecinos de Zumarraga. Era muy apreciado en el pueblo, donde llevaba tres años viviendo. Mucha gente no sabe lo que se perdió, la verdad. Aunque, lógicamente, las que más hemos perdido somos María y yo. También mi otra hija, Ayeisa, fruto de una relación anterior. Vivíamos pacíficamente en Zumarraga, y muchas veces me pregunto por qué mataron a Manuel, si fue por pensar en ayudar a los demás, por colaborar con gente de la política del Ayuntamiento, incluso con miembros del partido del otro lado. Él lo que quería era hacer política para que las personas mayores, y todo el mundo, vivieran mejor. Si eso es malo... ¡Que injusticia!
- ¿Qué le dice a su hija sobre su padre, al que no llegó a conocer?
- Le hablo de él todos los días. Quiero que María mantenga siempre vivo su recuerdo. Siempre me pregunta cómo era. Me dice: 'mami, mi padre también hacía esto, y decía esto. Entonces se parece a mí, o yo me parezco a él'. Eso me enorgullece. Hasta que me muera le hablaré de su padre. Si los que le mataron querían que desapareciera y no se hablara de él, no lo han conseguido. Han pasado diez años y todos los días se nombra a Manuel en casa. Ella me pregunta siempre por qué mataron a su padre, qué había hecho. Yo le respondo que su padre era una persona que empezó a trabajar en el Ayuntamiento para ayudar a la gente, sin querer colgarse medallas de ningún tipo. Sólo quería hacer el bien. Le digo que le mataron por pensar diferente a un grupo de personas que mata por no comulgar con sus ideas.
Homenaje en Zumarraga
- En mayo volvió a Zumarraga con motivo del homenaje del Ayuntamiento a su marido y a otras víctimas de ETA. Un retorno con dolorosos recuerdos.
- Sí, porque aunque nací en la localidad jienense de Alcaudete, en 1962, con tres meses vine a vivir a Zumarraga junto a mis padres, por lo que se puede decir que soy de ese pueblo. Me sentí muy emocionada y sorprendida por las muestras de cariño que recibí el día del homenaje. No me lo esperaba. Muchísima gente vino a abrazarme y a demostrarme cuánto me quería. Me pedían que volviera de vez en cuando. Hace unos años, cuando fui a Zumarraga a resolver unos asuntos personales, una persona me dijo, con una gran frialdad, que me tenía que conformar. Ya que me había pasado eso, que me conformara, que criara a mi hija sola y que tirara para adelante. Eso no lo puedo olvidar. Sin embargo, en mayo sentí el calor y la cercanía de los vecinos del pueblo. Y eso es de agradecer.
- Usted vive ahora en Andalucía.
- Sí. No digo dónde no por miedo, porque yo no temo a los terroristas, sino por mis hijas. En un primer momento no sabía si quedarme en Zumarraga o no. Según iba pasando el tiempo y por las cosas que iba viendo decidí irme cuanto más lejos mejor. Pero no tenía pensado vivir en Andalucía. No podía soportar los recuerdos o el que hubiera gente sobre la que pensara que tal vez tuvo que ver con el asesinato de Manuel. Tampoco quería que mi hija se criara con gente que fuera de ellos, o que estudiara junto a los que apoyan el terrorismo. Creo que es lo mejor que he hecho, aunque me ha costado mucho y he sufrido muchísimo. Tuve que dejarlo todo, casa, amigos. Espero haber acertado con la decisión.
- No hay vuelta atrás.
- Los vecinos de Zumarraga tienen que entender que no puedo volver. Yo vivía con Manuel, y el atentado lo cambió todo. Hay un antes y un después. Yo sé que allí hay gente que comulga con los asesinatos, y eso me duele mucho. No podía soportar que la gente tolerara que hubiera alcaldes y concejales que no condenaban los atentados. Tanto ellos como los asesinos tienen que saber que la vida humana no tiene precio, porque son personas, con un corazón, con una familia, con una vida por delante... Que les pregunten a los familiares de los presos de ETA cuando les han metido a sus hijos en la cárcel. Les duele, ¿no? Pero tienen que tener en cuenta que ellos han hecho daño, no las personas que están enterradas bajo una losa por su culpa.
Una triste ausencia
- Supongo que conforme se acerca el aniversario del atentado su sufrimiento es mucho mayor.
- Para mí agosto es doblemente doloroso. Hace años murió mi madre un 28 de agosto y un 29 fue asesinado mi marido. Todavía tengo que acudir al sicólogo porque hay cosas que no se llegan a superar nunca. Efectivamente, cuando se acerca la fecha del aniversario del atentado se hace más duro, aunque también se nota un montón su ausencia en Navidades, en el cumpleaños de mi hija en octubre...
- ¿Qué tiene pensado hacer mañana?
- Iré el día anterior con mi hija pequeña a Madrid y acudiremos juntas al cementerio para limpiar y poner flores sobre la lápida de Manuel. Le diré a mi pequeña: 'mira cariño aquí está tu padre enterrado con 29 años'. Me pondré harta de llorar y volveré luego a mi casa con una sensación de rabia e impotencia que creo moriré con ella. Lo que me ha ocurrido es totalmente injusto.
-¿Cómo valora la labor de los políticos contra el terrorismo en estos momentos?
- No sigo mucho la actividad política porque sufro ante algunas noticias. Creo que estamos peor que hace diez años. Estoy de acuerdo en que es positivo el hecho de que no haya atentados, pero esa gente sigue existiendo. Nos dicen cuántos presos cogen, pero a mí me gustaría saber cuántos son los que se excarcelan. Me da la sensación de que el Gobierno de Zapatero está negociando de nuevo con ETA.
- ¿Lo dice por el acercamiento de presos al País Vasco?
- Si se están produciendo traslados de presos a cárceles próximas al País Vasco es porque el Gobierno está concediendo lo que los terroristas quieren. Me parece vergonzoso lo que está haciendo Zapatero, no puede hacerlo aunque sea solo en honor a mi hija y a los hijos y familiares de los fallecidos. Los políticos no pueden decir que siempre ha habido negociación. Los terroristas dicen que si no se negocia seguirán matando, y eso es un chantaje. Me pregunto si el jefe del Gobierno no puede terminar con la gente que mata con otro método que no sea la negociación. Los terroristas tienen que rendirse, dejar las armas, entregarse y pedir perdón a tantísimas familias que tanto dolor y sufrimiento tienen encima por su culpa. Han matado a personas que no les han hecho nada. ¿Qué ideales políticos hay cuando una persona mata a otra? ¿Qué más quieren los terroristas cuando han regado de sangre una tierra tan bonita como es la vasca, y zonas de España también? ¿Qué más quieren, que nuestros hijos de mayor les sigan odiando, como ellos han inculcado a sus hijos que odien a la gente que piense diferente a ellos?. Los terroristas sólo quieren seguir odiando y sembrando miedo, esa es mi conclusión.
- Usted llegó a denunciar públicamente que había un olvido institucional hacia las víctimas. ¿Cree que ahora hay un mayor reconocimiento?
- En mi caso, cuando diez años después me han pedido perdón en Zumarraga por el olvido me he sentido mejor. Pero creo que todavía hay mucha gente en el País Vasco que está como vacunada contra el terrorismo, que viven los atentados como algo normal y que ya no les impacta. Pero tienen que pensar si el asesinado fuera su marido, esposa, hijos, cuñado... Tienen que pensar cómo estarían si les ocurriría eso. Además, en el País Vasco no hay una guerra entre dos bandos.
- ¿Y qué le diría a los que consideran que es necesario la reconciliación y el perdón?
- Que se pongan en mi lugar. Yo le preguntaría a esas personas que si les mataran a un hijo, madre, mujer, marido. perdonarían a los asesinos. Si se merecen el perdón los que matan porque han querido y quieren, no por accidente. Yo no perdono ni olvido. Pero también tengo que subrayar que no voy a inculcar ese odio a mi hija María, porque entonces mala madre sería. Aunque yo sí tengo que decir a mi niña que la gente que mató a su padre no es buena. Muchas veces pienso que no se tiene que estar bien de la cabeza para matar. Dicen que los presos están mal psicológicamente, ¿y cómo se creen que estamos María y yo?
- ¿Qué secuelas tiene su hija?
- La niña sufre crisis de ausencia desde que tenía tres meses. Cuando le da un ataque se queda como muerta. Se está minutos sin reaccionar. ¡Y eso con diez años! En el hospital le han hecho miles de pruebas y los médicos no saben lo que le ocurre. Me da miedo que no vuelva en sí y me quede sin mi niña. ¡Que me expliquen para qué sirve todo este sufrimiento, y cuál es su premio! Voy a intentar que mi hija no entre nunca en la política. Los del otro bando han demostrado que para hacer política no se puede ser buena persona, hay que ser bastante espabilado y saber utilizar muchas artimañas.
Contra la negociación
- ¿Qué opina de los políticos que dicen que el final de ETA está cada vez más cerca y apoyan la legalización de la izquierda abertzale?
- Me parece muy fuerte que se quiera dialogar con una banda de asesinos, cuando lo que hay que hacer es terminar con ellos, meterlos en la cárcel y que cumplan la pena íntegra, sean 40 ó 60 años, sin beneficios de ninguna clase. En estos momentos en Euskadi el PSE está gobernando en coalición con el PP, lo cual es muy positivo. Pero me parece muy fuerte que el PP quisiera dialogar con la gente que ha matado a tantos concejales suyos, incluso el PSOE tiene muchos muertos entre los suyos. Yo pregunto si los terroristas dieron oportunidades a la gente que fueron a matar. ¿Cuántas oportunidades le dieron a mi marido, que le pegaron trece tiros? Insisto, me parece muy fuerte que los políticos todavía piensen negociar con los asesinos, cuando hay tantísimo dolor por el medio, tantísima sangre derramada, incluso de nacionalistas.
- ¿Apoya endurecer las penas por delitos de terrorismo?
- Si los presos se tienen que morir y pudrir en la cárcel, que lo hagan, porque la vida humana no tiene precio. Lo mejor sería un cambio del Código Penal. Que los asesinos se acuerden todos los días cuando se levanten de lo que han hecho, como lo hago yo sobre mi pareja. Que todos ellos y los que les apoyan no olviden que mi hija no tiene padre. Quiero decir a los familiares de los presos que ellos tienen el privilegio de poder visitarlos, y muchísimas víctimas no podemos hacerlo. Yo sólo exijo justicia y dignidad. Si tú no estás de acuerdo con una persona y lo quieres hacer ver, por ejemplo cruzando a la otra acera, como me han hecho a mí, lo haces, pero no tienes ningún derecho a coger un arma y quitar la vida. Para eso está sólo Dios, no hay nadie más en el mundo.