Tolosa
Tolosa, ante el reto del envejecimiento y su impacto en el sistema de cuidadosEl Diagnóstico del Ecosistema de Cuidados arroja luz ante el futuro; el siguiente paso será constituir una mesa para definir el plan de acción
Nacen menos bebés y cada vez la población es más mayor y vive más. Es una realidad que no cambia desde hace algunas décadas ... que obliga a que los diferentes organismos gubernamentales se preparen, en un momento en el que personas de la generación del 'baby boom' comienza a entrar en el periodo de jubilación o está cerca. La necesidad de cuidados cruzados los 75 años aumenta exponencialmente, y será en las futuras décadas un servicio más demandado, en un contexto en el que a día de hoy las condiciones y cobertura no llegan a estar listas para el aumento de la demanda. Desde el Ayuntamiento, esta casuística es conocida y abordó el pasado jueves en el Topic la presentación del Diagnóstico del Ecosistema de Cuidados, un documento elaborado por el ente municipal junto a la consultora Daiteke.
Las conclusiones arrojan dos objetivos para hacer frente al reto demográfico y de infraestructura: por un lado, crear y desarrollar la Mesa del Cuidado en la localidad, en la que participen agentes de diferentes ámbitos, y por otro la elaboración y ejecución de una planificación bianual del cuidado, para de cara a 2027 compartir las acciones que se pueden realizar en el municipio, así como su tiempo y presupuestos. Ambas se unen al fortalecimiento de la red de recursos que Tolosa cuenta en este ámbito, que van desde los servicios, asociaciones y movimientos a las infraestructuras y programas.
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22,82% de la población tolosarra es mayor de 65 años, un porcentaje que poco a poco va subiendo cada año.
Sociedad envejecida
Las mujeres de Tolosa son más dependientes y los hombres más propensos a tener alguna discapacidad
Tal y como arroja el diagnóstico, la demanda de servicios sociales aumentará para 2030, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y su correlación con la dependencia. Según los datos de 2023, el 22,82% tiene 65 años o más y el 28% de viviendas está ocupada por una sola persona, con el 80% de los mayores de 80 años en esta situación siendo mujeres. Actualmente, el 5,4% de los tolosarras tiene reconocido algún grado de dependencia, siendo más frecuente en mujeres; en cambio, en los hombres lo es la discapacidad, que representa el 7,9% de la población.
Aunque Tolosa cubre todos los servicios y recursos para los cuidados de personas dependientes, promueve el envejecimiento activo, avanza en las mejoras de accesibilidad y ofrece alternativas deportivas y culturales a las personas con discapacidad, todavía hay en lo que mejorar. Uno de los retos será el aumento de la demanda y el grado de dependencia, que puede llegar a provocar que la capacidad y efectividad de algunos servicios se resienta. Hay listas de espera en residencias y centros de día, así como una carencia generalizada de recursos para personas mayores con discapacidad o alguna enfermedad mental. Además, debe mejorarse la coordinación entre los responsables de ayuda a domicilio, centros de día y residencias.
En cuanto a la accesibilidad, la población extranjera tiene una baja proporción entre la población perceptora de los servicios a personas con dependencia, y se detecta una carencia de oferta lúdica, cultural o deportiva que tenga en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad o alguna enfermedad mental.
Aumentar la oferta infantil
Los menores también requieren de cuidados y Tolosa, a pesar de contar con iniciativas, programas y una oferta lúdica amplia, debe garantizar en los próximos años el acceso a los servicios en igualdad de condiciones, que exista una participación continuada en los programas de ocio y tiempo libre, y se ponga mayor atención en su salud mental.
El diagnóstico pone de relieve la falta de oferta pública y gratuita para menores entre 10 y 12 años, la necesidad de facilitar alternativas al Topagune para aquellos entre 10 y 17 años, y más oferta de ocio a partir de los 17 años. El pueblo necesita más lugares cubiertos y mejoras en espacios deportivos o lúdicos, reforzar el programa para el cuidado de niños y niñas fuera del horario escolar, y coordinación entre grupos de tiempo libre y familias para la puesta a punto dde actividades. Asimismo, se debe equilibrar la balanza en los trabajos de cuidado, pues el reparto de tareas es desigual entre hombres y mujeres.
A este respecto, las familias de origen extranjero experimentan más problemas para criar a sus hijos al no contar con una red de ayuda, lo que dificulta su socialización. Y en los menores en concreto, la segregación escolar y los estereotipos negativos y barreras lingüísticas que sufren complica su inclusión.
Por otro lado, el bienestar emocional de los menores está empeorando. El Ayuntamiento es consciente de su importancia y tiene herramientas para detectar casos vulnerables, y durante la presentación mostró su compromiso para mejorar la intervención. Por ello, se ha detectado que hace falta que esta respuesta sea coordinada entre los diferentes agentes. Como refleja el diagnóstico, el problema también afecta en el sector educativo, donde sienten que no siempre cuentan con los recursos suficientes.
Cuidados hiperfeminizados
Al igual que subirá la población dependiente, el número de personas cuidadoras también aumentará, tanto aquella contratada como la que proviene de la familia. En ambos casos, el perfil es claramente feminizado. En el primero, son parientes quienes se encargan de la atención a sus predecesores, y a pesar de que pueden contar con formación pública para desempeñar las labores, también debe establecerse y promoverse todo servicio que permita que la vida laboral, personal y familiar sean compatibles, además de normalizar el hecho de pedir ayuda o que los hombres asuman también este rol.
Sin embargo, en el personal doméstico y de cuidados la situación es más peliaguda: hiperfeminizado –de las 285 personas trabajadoras, el 90% son mujeres–, predomina el origen extranjero en la asistencia en el hogar –sobre todo de Sudamérica–, con largas y aislantes jornadas laborales y sueldo precario. Además, no hay un control eficaz de sus derechos como trabajadoras y todavía los casos de empleo sumergido son numerosos.
La Mesa de Cuidado y la planificación bianual de esta área identificará y mitigará parte de estos puntos a mejorar. Para que el proceso sea más efectivo se necesita de la colaboración ciudadana, tomando conciencia de su rol en el cuidado del resto de la sociedad.
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