El realismo inunda el puente de la N-I

Los pilares de este puente han dado especialmente juego y lugar estos últimos años a creaciones de artistas de diversas disciplinas. A un lado de este punto limítrofe entre ambos municipios y en una de las columnas de la parte interior encontramos 'The letter', obra del artista ruso Marat Morik, invitado especial del Festival de Arte Urbano Beantatuz organizado por GKo Gallery en 2019, una de las obras más espectaculares realizadas a lo largo de los nueve años de historia de este encuentro artístico. Junto a él creadores como Sebas Velasco, Mr. Sor2, Iñigo Sesma González, Xabier Anunzibai o Jeims también han dejado su huella.

El último nombre en incorporarse ha sido Nexgraff. Su último «encargo», un mural de 224 metros cuadrados (32x7 metros), le ha acercado hasta el Prado Grande, donde ha intervenido en otro de los pilares del puente, concretamente el que se encuentra en la entrada del parque y que oficialmente corresponde, en este caso, al municipio de Ibarra.

El Ayuntamiento de esta localidad mostró su intención de llevar a cabo una intervención artística en el mismo, para lo que el año pasado inició un proceso participativo en el que los ciudadanos escogieron el diseño del nuevo mural.

El proyecto se ha desarrollado bajo la dirección y coordinación de la galería tolosarra GKo, y ha sido financiado por el Ayuntamiento de Ibarra, mientras que el Consistorio tolosarra ha facilitado las infraestructuras y la ayuda de la brigada municipal durante el proceso.

Detrás de este nombre artístico se encuentra Nextor Otaño, conocido artísticamente como Nex, un joven artista de Pasai San Pedro que ha conseguido hacerse un hueco en el arte urbano vasco. Nexgraff es el proyecto y la empresa familiar que comparte con su padre, Aitor Otaño, desde 2017, cuando tras descubrir su destreza con la pintura e identificar un grafiti suyo en una furgoneta intentó «reconducir» la situación junto con su mujer para evitar que este desarrollara su arte en lugares no permitidos, y así ayudar y acompañarlo en su experiencia.

Padre e hijo realizaron un curso del grafitero donostiarra Mikel Herrero en el barrio donostiarra de Egia y desde entonces han realizado alrededor ochenta trabajos a través de los cuales defienden el carácter local. Entre ellos se pueden encontrar retratos de Mikel Laboa, Maialen Lujanbio o Joxean Artze.

Con el paso de los años ha dedicado su tiempo a formarse y a alcanzar una perfección técnica que dota a sus trabajos de una personalidad propia y diferenciadora. Afirma no tener un «estilo definido» y se muestra abierto al cambio y a probar otros formatos y técnicas, aunque el realismo y el detalle acompañan mayormente a su autor con obras de grandes y pequeñas dimensiones realizadas con pintura plástica y brocha, así como spray, a veces, incluso, combinándolos.

El arte y el entretenimiento le llevó a seguir experimentando en el muralismo, y ahora con 19 años, compagina su afición y trabajo con los estudios en Bellas Artes en la UPV de Bilbao, donde está trabajando con pinturas acrílicas y óleo. Además, desde hace tres años compite en la élite del grafiti; este año se ha clasificado segundo en la Liga Nacional de Grafiti en la que compiten artistas de todas las edades y todos los rincones del país, y en 2020 –en plena pandemia– obtuvo el primer puesto.

Actualmente, la plataforma Street Art Cities ha incluido uno de sus trabajos en la lista de los cien mejores murales del mundo. Y es que su obra es conocida más allá de su municipio. En el caso de Tolosaldea, Nex ha pintado murales en Baliarrain, cuenta con dos trabajos en Villabona, Amasa y Abaltzisketa, y recientemente ha realizado un trabajo en el interior del nuevo restaurante Biko de la plaza Nueva en Tolosa.

El proceso de este nuevo trabajo se inició el 23 de diciembre y ha finalizado estos días. Su obra domina los retratos de dos personajes cuyas miradas transmiten armonía y emoción. El muralista ha reproducido en grandes dimensiones la imagen de una mujer de edad que sostiene un tomate en su mano izquierda y su nieta con la planta de la piparra.

Pasado y presente se unen con la agricultura como tema central, ya que muchas de las empresas de Ibarra trabajan con la piparra. «Hoy todavía podemos encontrar huertas en el propio pueblo y son pequeñas empresas, familiares. Se quería reflejar la tradición y la innovación. El conocimiento se ha transmitido de generación en generación y nosotros mismos nos vemos reflejados en él. La gente que se ha acercado estos días, nos ha hablado de que en este paseo hace varios años se encontraba la Papelera Tolosana y que este espacio tuvo un gran proceso de transformación que sería interesante plasmarlo. Quién sabe, quizás con el tiempo podamos hacer un guiño a otra de las columnas, esta vez, la tolosarra», concluyen.