Olentzero y el solsticio de invierno se despiden del parque Elosegui hasta el próximo año
La quinta edición de la iniciativa Olentzaroren Basoa alcanza su récord de participación con la visita de más de 1.400 personas en una semana
Tolosa cierra la primera parte de la Navidad y el parque Elosegui despide una edición de Olentzaroren Basoa para recordar, y es que a la vista está su éxito: la edición de este año ha conseguido agotar las entradas desde el primer día que se pusieron a la venta, y ha alcanzado su récord de participación con la visita de más de 1.400 personas en tan solo una semana que ha durado la iniciativa.
Desde su creación en 2018, el Bosque de Olentzero ha despertado mucha expectación entre el público infantil. El escenario escogido para llevar a cabo esta idea que es el parque Elosegui, un parque urbano todavía secreto para muchos tolosarras que se encuentra abierto al público desde hace dos años tras su remodelación, y que poco a poco va acogiendo diferentes actividades socioculturales del municipio.
Candil y antorchas en mano, la visita, de una hora de duración, realiza paradas en diferentes puntos del recorrido teatralizado y narrativo de 500-600 metros, donde miembros y colaboradores de la asociación que realizan la labor de guías y actores van desvelando el misterio y secretos del bosque.
La iniciativa va cambiando de forma con el paso de los años; en su primera edición se basó en el libro 'Eguberria' de Juan Kruz Igerabide, y durante el trayecto el público pudo conocer las tradiciones, canciones y cuentos navideños del País Vasco, que por tradición oral en euskera se han transmitido durante generaciones.
El regreso de la luz
Zumardia es la asociación encargada de la organización de este proyecto que busca recuperar el sentido de la Navidad con un relato diferente centrado en la Madre Tierra, el lugar que ocupa el sol en el solsticio de invierno, la mitología vasca, así como en las creencias de nuestros ancestros donde se presenta la figura de Olentzero como parte de las montañas, los bosques y el ambiente, reflejo de la propia naturaleza.
El personaje de Olentzero, que anuncia el regreso de la luz y que originariamente guarda una relación estrecha con el fuego, es el personaje de la celebración del solsticio de invierno que poco a poco ve alargar los días. Como tal, la visita recuerda las antiguas tradiciones vascas y muestra la importancia del trabajo que realizaban los baserritarras, especialmente las mujeres, antiguamente.
Una vez más, Olentzero no ha estado presente personalmente durante las visitas como sí lo hizo durante la mañana del 24 en la carpa de Gure Zirkua y por la tarde en la cabalgata especial junto con Mari Domingi, pero durante el recorrido se han podido observar elementos y objetos que recuerdan su figura. Los niños y niñas de entre tres y ocho años han podido conocer dónde vive Olentzero, así como ver dispersas en el bosque los candiles, su ropa, sus herramientas de trabajo, la cabaña donde habitualmente trabaja el carbón, y los más pequeños han tenido la opción de dejar sus personalizadas cartas de Navidad.
Una vez consolidado el proyecto, y a diferencia de los últimos años, la entrada no ha sido gratuita y ha tenido un valor simbólico de cinco euros donde Zumardia destinará el dinero recaudado a proyectos solidarios. Este año la recaudación irá destinada a la asociación de solidaridad y ayuda humanitaria local Zutani, que ofrece asistencia a personas y familias en situación de pobreza y exclusión.