«100 a colorao» entre baserritarras

«100 a colorao» fue sustituido ayer en el Beotibar por «4 euro kiloko» que se cantaba por los primeros kilos de haba del país presentados en sociedad. El Beotibar, el frontón, el triedro metafísico, ocupó su vacío ayer con un público poco habitual. En lugar de ver a las rutilantes estrellas de la pelota, que se encuentran confinados en sus hogares, pudimos ver sobre la cancha a nuestros baserritarras y productores; y los habitualmente exaltados ocupantes de las gradas dejaron lugar a civilizados compradores que respetaban en todo momento el orden y las distancias.

Fue un gusto tras unas cuantas de semanas de aislamiento, poder ver las caras de nuestros conocidos productores; saludarles, interesarnos por ellos y por sus huertas y montes, y poder celebrar un mercado que si bien fue distinto a lo tradicional, si recuperó algo de ese acto social que todos echamos tanto de menos. Hay que decir que los nuevos modelos de venta que se están estableciendo han ayudado y seguro van a ayudar a ofrecer alternativas tanto a productores como a clientes, y desde luego han venido para quedarse. Han de hacerlo. Así nos lo indicaban algunos de los productores que han dado forma a esta iniciativa; desde luego está siendo en beneficio de todos. Pero somos un animal social, ya lo decía Aristóteles, y como tal, todavía preferimos socializar de manera real que de manera virtual. Así lo atestiguaba la larga cola que se formaba en el Zerkausi a media mañana para acceder al mismo.

¿La oferta? Pues la propia de esta época del año. Hablábamos antes de las habas frescas; hubo también exquisitos guisantes, espárragos nuevos del país, acelga, puerro, algunas de las últimas brassicáceas como coles de Bruselas o brócolis, hubo fruta como las manzanas y los kiwis, hubo también excelente zumo de manzana, mucho producto lácteo de Mahala, excelentes todos, por cierto; también vimos quesos del país con distintas cualidades: Más curados y de gran sabor, nuevos y de delicado aroma, y complementos como el dulce de manzana, el de membrillo, unas excelentes 'intxaurras' y 'urras', e incluso botellas de buena sidra para acompañar. Los productores de pan artesanal y de bollería que han venido sirviendo a sus clientes apoyados en las herramientas virtuales desplegaron ayer su oferta físicamente en las mesas del Zerkausi y fueron muchos los clientes que picaron.

Parece que la fórmula del Zerkausi y del frontón Beotibar como puntos de venta resulta satisfactoria en esta situación, y desde luego, todo parece indicar que se repetirá el sábado que viene: Se respetaron las distancias de seguridad, primó en todo momento la higiene, los clientes y productores asumieron en todo momento las normas con un civismo y tranquilidad propia de una sociedad adulta, y no hubo problemas logísticos de ningún tipo.

No cabe ninguna duda de que entre todos somos capaces de consolidar las viejas formas en un nuevo escenario, y de generar nuevas formas para un escenario cambiante. El mercado se adapta y crece, sin duda con el esfuerzo de su gente. ¿Qué es el mercado sino su gente?