Sheila Queralt | lingüista forense
«La víctima de una estafa amorosa no es tonta, todo el mundo puede caer»A los clásicos personajes de «los famosos, los militares o los jeques árabes» se le ha sumado como novedad «el falso inversor de bitcoins»
«La mayoría de gente me consideraba inteligente y no puede comprender cómo yo caí en esto». Es una frase de Sandy Somarriba, la mujer ... que cayó en una estafa del amor, en la que creyó fehacientemente que mantenía una relación sentimental con el cantante Luis Miguel. De hecho viajó hasta España para casarse con él, y fue ahí donde descubrió el engaño, que le partió el corazón. Si bien resulta increíble que una persona pueda creerse algo así, la lingüista forense Sheila Queralt, autora del libro 'Estafas amorosas', advierte de que «todo el mundo puede caer». Estos delincuentes son profesionales del lenguaje, y preparan un escenario 'ad hoc' para cada víctima, en función de sus gustos y necesidades. «Es un problema diario» en el que las víctimas siguen estando «muy estigmatizadas».
– ¿Cómo puede alguien creerse que se va a casar con Luis Miguel?
– Parece inverosímil, yo no sabría explicarlo. Pero no es la primera que cae con la estafa del famoso, hay muchísimos casos, como la mujer de Granada que creía que tenía una relación con Brad Pitt. Pero uno se cree lo que se quiere creer en muchos casos. Estas mujeres tienen carencias afectivas, y ven que esa persona las llena. Les escuchan, para sacarles esa información y darles lo que necesitan. Saben rellenar muy bien esos huecos que todos tenemos de una manera muy romántica, muy espectacular, con historias heroicas detrás, historias impresionantes. Es lo que hace que ellas se fascinen y se dejen llevar por ese sentimiento.
– ¿No hay momentos de duda?
– Hay alertas, por supuesto, pero muchas veces nuestro cerebro no quiere verlas, las bloquea, y aunque tengas estímulos exteriores que te avisan (amigos, familiares), se auto aíslan. En ese momento de enamoramiento el cerebro de forma inconsciente valora que la recompensa es mayor que aquello que pueden perder.
– Socialmente las víctimas de estas estafas son criticadas por su inocencia o ingenuidad. ¿Le parece justo?
– Hay mucho estigma, pero es un problema diario y todo el mundo puede caer, no es porque seas tonto o tonta. Además, ese juicio social provoca que las mujeres no denuncien, por la vergüenza y la culpa que sienten. En mi libro recojo una sentencia en el que el tribunal decía: 'La víctima se creyó unas mentiras difícilmente creíbles y podría haberlo evitado con un mínimo de auto protección». Se juzga a la víctima. Es más, hicimos un estudio sobre los comentarios en redes ante este tipo de estafas, y fue apabullante la cantidad de personas que empatizaban con el estafador. Lo alababan y aplaudían.
«Hay alertas, pero el cerebro no quiere verlas y las bloquea de forma inconsciente, prefiere la recompensa de ese amor»
Sheila Queralt
Lingüista forense
– ¿Qué mujeres son más susceptibles de sufrir estas estafas?
– Por un lado son personas de unos 50 años que se acaban de divorciar o están pasando un momento difícil en su vida. Otro de los focos son las personas mayores, de edad avanzada, que además de ser vulnerables por no conocer la tecnología tienen unas carencias emocionales brutales. Están muy solas, solo necesitan hablar, ser escuchadas, no requieren ni el contacto físico. Pero también hay hombres.
– ¿Hay estafadoras del amor?
– Claro. Normalmente ellos caen por el reclamo sexual, y también por temas de inversiones. No es tan difícil caer, simplemente hay que poner el anzuelo correcto. Igual una persona no cae con el cebo del amor romántico, porque no cree en los príncipes azules. Pero le interesan las inversiones, o los viajes... Siempre hay un talón de Aquiles y ellos saben muy bien encontrar ese punto.
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– ¿Cuáles son los personajes más comunes utilizados por los delincuentes?
– Los más habituales son los famosos, todo el tema de los uniformes (militares, capitán de barco), personal de una ONG internacional, los inversores y también los jeques árabes. Y últimamente está surgiendo un nuevo perfil, que se presenta como experto en bitcoins. Contactan con el reclamo amoroso y después les dicen que son inversores y que les pueden ayudar a conseguir dinero rápido.
– Hablando de los militares. Recientemente ha habido una estafa en Gipuzkoa con un falso militar de USA. ¿Qué estrategia de engaño siguen?
– Es una estafa antigua. Las profesiones de uniforme tienen un punto atractivo, porque dan confianza, autoridad, admiración. Es un héroe y tiene muchas características que hacen que la víctima baje las alertas. Y juegan con la preocupación. En este tipo de estafas siempre hay estímulos emocionales, que es lo que hace que la víctima caiga. En este caso hay una emoción de amor pero también miedo, pena, compasión, empatía... Esos estímulos hacen que haya una química cerebral que bloquea la razón. Además, para hacerlo más creíble se valen de aspectos reales, como una guerra que ha estallado. Les dicen que están allí, las mujeres lo ven en los telediarios y dicen claro, es verdad. Con los famosos igual, saben que están en una ciudad por sus redes sociales o por un concierto y les mandan fotos de esos sitios sacadas de internet.
– También fue el tipo de estafa detrás del caso de Morata de Tajuña, en el que acabaron muriendo tres hermanos asesinados por un hombre que les había prestado dinero.
– En ese caso llama la atención la duración en el tiempo, porque fueron años de estafa. Pero no es inusual, porque a alguien que conoces de una semana o un mes no le vas a dar dinero. Pero tras una relación de años, sí.
– ¿Es habitual que estas mujeres acaben arruinándose?
– Y que se endeuden. En algunos casos con consecuencias judiciales, porque no pueden hacer frente a esos préstamos. Y no hay que olvidar las consecuencias psicológicas por haber perdido a ese ser amado, haber sido víctimas emocionales, sumado al sentimiento de culpa y vergüenza, 'cómo no me he dado cuenta, soy tonta'. Es un juicio que ella se hace pero que también le hace la sociedad.
– ¿Cómo crean un vínculo tan profundo con personas a las que nunca llegan a ver en persona?
– Utilizan diferentes estrategias, como el 'love bombing'. Un bombardeo de amor a través de muchísimos mensajes que envían de forma constante, no solo para seducirlas, sino para controlarlas, ya que provoca que la víctima se aísle, porque está todo el rato hablando con él. Así descubren también qué necesita ella y se crea la media naranja perfecta. Otra estrategia habitual es la de crear situaciones de estrés, dicen que les ha pasado algo y las mujeres, por esa naturaleza de ayudar a los demás, les prestan esa ayuda. Y cuando les piden dinero, siempre hay una recompensa detrás. En el caso de los militares, les dicen que lo necesitan para salir del país y verles, o para comprar un móvil y hablar con ellas. De esa manera ella piensa en esa recompensa y no en el dinero.
– ¿Qué papel juega el lenguaje en todo esto?
– Todo. Al principio empiezan con adulaciones, generando un amor muy profundo, muy inmediato. Adulan mucho a la mujer por sus características físicas o su inteligencia. Por otro lado, preparan distintas coartadas para pedir el dinero, para que la víctima no sospeche. Y siempre lo necesitan ya, de forma inmediata, para que no se lo puedan pensar.
– ¿La IA es una nueva arma para estos estafadores?
– Claro. Modifican fotografías y a una persona que no está acostumbrada a esa tecnología le resulta muy real. La lingüística y la fonética forense van a ser clave para destapar estos casos.
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