El Premio Nobel de Medicina de este año ha sido concedido al biólogo sueco-estonio Svante Pääbo por sus contribuciones a la paleogenética; es decir, ... a conseguir reconstruir cómo eran los genes antiguos. Normalmente, los genes se degradan muy rápidamente. Por eso, tratar de reconstruir el genoma de, digamos, un neandertal de hace 45.000 años es una tarea inmensa. Para tratar de entenderlo imaginemos que tenemos una enciclopedia que ha sido triturada en un destructor de documentos, donde se ha mezclado con otros, y, por si esto no fuera suficiente complejo, se ha caído encima de los papeles una taza de café bien negro. Tratar de conseguir de esa mezcla confusa lo que decía la enciclopedia que nos interesa es una tarea de titanes. Pues bien, eso es lo que han conseguido Svante Pääbo y su equipo. Uno de sus grandes logros ha sido obtener el genoma de los neandertales, y con él demostrar que nosotros, los «homo sapiens sapiens»― nos habíamos mezclado con ellos, y de esa mezcla surgieron una parte de nuestras características. Por ejemplo, un mayor grosor de la piel y del cabello son herencias neandertales.
Pääbo también se hizo muy famoso por haber identificado una nueva especie humana que convivió con sapiens y neandertales, los denisovanos.
En 2018 Svante Pääbo recibió el Premio Princesa de Asturias. No es la primera vez que los galardonados con este premio, unos años después reciben el Premio Nobel.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión