Muere un vecino de Trapagaran tras ser corneado en un encierro en la localidad vallisoletana de La Seca
«Nos dijo que había llegado bien al pueblo y media hora después estaba muerto»
david s. olabarri
Martes, 9 de agosto 2022, 10:06
Lo primero que hizo 'Kuki' al llegar a la localidad vallisoletana de La Seca fue mandar un mensaje a su familia. Pasaban ocho minutos de la medianoche del martes. Juan Ramón Rodríguez -al que todo el mundo conoce por su apodo- quería que su madre y sus hermanos supiesen que el viaje desde Trapagaran había ido bien. «Ya estamos aquí», escribió al grupo de 'wasap'. Estaba contento. Eran fiestas en el pueblo de su novia y estaba allí para disfrutarlas con su pareja y la hija de esta. Esa noche -la del lunes al martes- había Fiesta de Novillos y le apetecía participar. Ya lo había hecho otras muchas veces.
Ese mensaje que mandó al grupo 'Los Rodríguez' fue prácticamente lo último que hizo. Apenas media hora después fue corneado en el cuello por una vaquilla durante el encierro. El hombre, de 54 años, se levantó y fue corriendo hacia la enfermería. Los sanitarios trataron de ayudarle, pero las heridas que sufría eran tan graves que acabó falleciendo allí mismo. La confirmación de la muerte cayó como una losa en el pueblo, de apenas 1.000 habitantes. El alcalde de la localidad castellana, Gregorio Bayón, anunció lo ocurrido por megafonía y adelantó la suspensión del resto de las fiestas por «estos hechos luctuosos». Todo el mundo recordaba que, hace sólo unos meses, otra persona perdió la vida en ese municipio durante otro festejo taurino.
Juan Ramón era el segundo de cuatro hermanos y condujo muchos años un taxi
Sufrió dos infartos y dos delicadas operaciones y estaba decidido a «disfrutar de la vida»
La noticia no tardó en llegar a Trapagaran. 'Kuki', extrovertido y generoso, era una persona «muy conocida y muy querida en el pueblo». Muchos vecinos le asociaban con el 'Bar Gol', que lleva años regentado por su familia. Primero por su padres y después por su hermano pequeño. Ayer, este pequeño local de hostelería tenía la persiana bajada. En la fachada lucía su esquela. Dentro estaba Iker, su hermano pequeño, y uno de sus amigos.
Iker, de 39 años, no terminaba de creerse lo que había pasado. Cada pocos minutos recibía mensajes y llamadas de conocidos. Le costaba contener las lágrimas. Apenas podía hablar, pero quiso hacerlo porque su hermano era un referente para él. «Somos como dos copias. Para mí siempre ha sido muy importante. Era el número uno. El hijo más querido. El hermano más querido», explica en una conversación con DV.
Un hombre «con chispa»
Juan Ramón es el segundo de cuatro hermanos. Los vecinos de Trapagaran le recuerdan por su «vitalidad», porque siempre estaba «dispuesto a ayudar a los demás». A su familia no le sorprende que se metiese en el encierro de vaquillas. No era la primera vez. Cuando era muy niño se rompió la mandíbula, pero ese accidente nunca le frenó. Porque él «era así», una de esas personas con «chispa». De esas a las que les gustan «las fiestas» y disfrutar de la vida.
El fallecido siempre había tenido un carácter optimista, recuerda su hermano. Pero esa forma de ser «vital y alegre» se multiplicó después de sufrir dos infartos que le hicieron pasar por el quirófano y valorar las cosas que tenía de otra manera. «Cuando hablabas con él transmitía felicidad. Siempre tenía buenas palabras, una broma o un buen gesto con todo el mundo», detalla su hermano.
La víctima trabajó como taxista durante muchos años. Los que menos le conocían en 'El Valle' pensaban que aún se ganaba la vida a los mandos de un volante. Casi nadie le relacionaba tampoco con el nombre de Juan Ramón. Pero las caras de los vecinos cambian cuando se les pregunta por su apodo. A 'Kuki' le conoce todo el mundo en esta localidad vizcaína de unos 12.000 habitantes.
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Tras sus operaciones, este admirador de Joaquín Sabina y Los Secretos se decidió a dar un giro a su vida. Traspasó su licencia de taxi y consiguió un empleo más cómodo en una empresa de montajes en Zamudio. Ahora mismo -señala su hermano- «disfrutaba de la vida», pasando tiempo con su madre y sus hermanos, con los que siempre que podía organizaba comidas. Y con su novia. Se movía entre Trapagaran para cuidar a su madre y Urioste, un barrio de Ortuella en el que reside su pareja.
Otros dos muertos en fiestas
Juan Ramón no fue la única víctima en los festejos de la localidad vallisoletana de La Seca. Otra persona, también de mediana edad y vecino de Medina del Campo, sufrió un desvanecimiento justo antes del encierro. En este caso, tras una larga intervención por parte de médicos y voluntarios sanitarios, fue trasladado a un hospital de Valladolid, pero acabó falleciendo.
Tras la muerte del vecino de Trapagaran, en el pueblo de Valladolid todos recordaban a otro hombre que hace sólo unos meses perdió la vida en un encierro. Y también las heridas que sufrió un joven de 20 años en las Fiestas de los Novillos de este año. El chico recibió una cornada de treinta centímetros en el muslo que obligó a una intervención quirúrgica de urgencia, aunque su evolución es buena.