La segunda ola del Covid-19 mantiene confinados en su casa a 30.000 vascos

La cifra total de estos aislamientos domiciliarios ronda las 30.000 personas, de las que alrededor de 6.000 cuentan con un diagnóstico positivo en SARS-CoV-2 activo, según datos aproximados de Osakidetza, que recuerdan que estas cifras fluctúan día a día. Los 24.000 individuos restantes forman parte de ese colectivo, el de los contactos estrechos, que para las autoridades sanitarias es tan importante tener controlado con el fin de realizarles un diagnóstico temprano antes de que inicien síntomas y evitar así la temida transmisión comunitaria.

Entre presintomáticos, asintomáticos y sintomáticos, a estas alturas de la película, pocos serán los que no han tenido un conocido que haya resultado infectado, un allegado que ha tenido que quedarse en su casa por si acaso sin el menor síntoma, o quien incluso lo ha vivido en sus propias carnes. Y raro es también el que no ha manifestado en algún momento que no termina de comprender en qué se basan las autoridades sanitarias para determinar ciertos procedimientos que en ocasiones y a simple vista pueden llegar a resultar arbitrarios e incongruentes.

La piedra angular del Departamento vasco de Salud para el control de los contagios es una adaptación de los protocolos de la Red Nacional de Epidemiología, que se actualiza «permanentemente» en función de la evolución de la pandemia.

Dicho documento al que ha tenido acceso DV, establece por ejemplo, que ese contacto estrecho puede darse en tres circunstancias. Cuando se proporcionan cuidados a un afectado, como es el caso de los trabajadores sanitarios, familiares o allegados que hayan tenido algún tipo de acercamiento físico; cuando se está a una distancia inferior a dos metros y durante más de 15 minutos de un caso positivo, ya sea conocido o desconocido; y en el caso de los medios de transporte de largo recorrido, se consideran contactos estrechos aquellos pasajeros situados en un radio de dos asientos alrededor de un positivo, así como a la tripulación que haya tenido contacto con el caso.

Así, en el momento en el que se identifica un contagio, comienza la operación de seguimiento de personas que hayan podido estar en riesgo, se identifican, se les indica que deben permanecer en cuarentena, y si alguna da positivo, vuelve a empezar la función con la búsqueda de una nueva red de contactos con tantos afluentes que puede llegar a ser interminable, más aún contando con solo 270 rastreadores en Euskadi.

El aislamiento preventivo obligatorio se ha convertido en una de las claves para cortar la cadena de transmisión del virus, tanto por parte de quienes ya tienen un diagnóstico positivo, como de aquellos contactos estrechos que están a la espera de conocer los resultados. No obstante, las personas que ya hayan tenido coronavirus confirmado en los seis meses anteriores estarán exentos de hacer cuarentena.

El procedimiento para detectar esos contactos estrechos es buscar a las personas que han tenido una cercanía física con un positivo desde dos días antes de que iniciara los síntomas, hasta que éste se puso en cuarentena. Si el afectado es asintomático, los contactos se buscarán desde dos días antes de haber tomado la muestra.

Dicho protocolo establece que las pruebas PCR deberán realizarse a todos los contactos estrechos de manera inmediata, y que en consecuencia, pueden darse tres escenarios posibles. El primero es que el resultado de la PCR practicada a ese contacto estrecho sea positivo. En este caso si el paciente tiene síntomas, debe permanecer 10 días en aislamiento y se inicia el rastreo de las personas con las que ha podido tener un contacto estrecho desde los dos días previos a hacerse la prueba. En el único caso en el que un PCR positivo y sin síntomas puede evitar el aislamiento es si un test serológico determina que tiene anticuerpos, ya que en ese supuesto ya no habría riesgo de transmisión. No obstante, en el momento en el que una persona es cosiderada un Caso Confirmado con Infección Activa (CCIA) debe garantizar que los últimos tres días no ha tenido síntomas para que se pueda poner fin al aislamiento.

El segundo escenario sería que el PCR de ese contacto estrecho diera negativo. En este caso, si la persona a la que se le ha cogido la muestra tiene sintomatología leve, se le repetirá la PCR a las 48 horas. Si la segunda muestra es negativa el caso queda descartado, mientras que si es positiva deberá permanecer diez días en aislamiento domiciliario.

Como ha reiterado la consejera de Salud, Nekane Murga, la cuarentena es «esencial» para frenar la propagación del virus en estos casos, por ese motivo, no tener síntomas asociados al coronavirus y dar PCR negativa no exime a un contacto estrecho de tener que permanecer 10 días encerrado en su vivienda. Una vez transcurrido este periodo se le volverá a practicar otra PCR, y esta vez sí, si es negativa queda suspendido el aislamiento, mientras que si es positiva, vuelve a comenzar el proceso.

El último escenario posible es que después de que un contacto estrecho se someta a una PCR el resultado sea «indeterminado». En este caso, se repite la prueba a las 48 horas, y en función de si el resultado es favorable o desfavorable se sigue el protocolo establecido para cada casuística.