Un hogar en el que sentirnos seguros

La seguridad en el hogar es un aspecto que debemos cuidar, pero del que no siempre somos conscientes. Nuestras casas esconden algunos peligros y riesgos que acaban con asiduidad en accidentes domésticos que, en muchos casos, podrían haberse evitado. Un accidente siempre tiene algo de fortuito, pero también es cierto que existen algunas rutinas que nos pueden ayudar a reducirlos y, sobre todo, existen mecanismos e instrumentos que nos ayudarán a crear espacios más seguros. En un país en el que el número de accidentes domésticos su-pera los 2.500 al día, debemos pensar en cómo generar hogares con menor riesgo de accidentes.

El más frecuente de cuantos se dan en el hogar es la caída y, más concretamente, en personas mayores. Nadie está libre de tropezarse y caer, aunque es cierto que, con la edad, la agilidad y los reflejos son menores. En cualquier caso, hay gestos que pueden evitar estas caídas, como mantener despejados los suelos de las viviendas, tanto de objetos que estén fuera de su lugar, como de moquetas, alfombras o cables. El orden es, sin duda, una rutina que debemos seguir y, por ello, es importante también que el mobiliario esté distribuido de una forma lógica y coherente y que ninguna silla, por ejemplo, pueda ser un obstáculo en los movimientos cotidianos de las personas mayores. Hay que evitar también los muebles con esquinas a la altura de la cabeza o por debajo de la cintura y si esa persona mayor tiende a agarrarse a muebles para no caerse al caminar, es esencial que comprobemos que es-tos se encuentran bien anclados.

Si contamos con escaleras en el interior del hogar, deberemos ser especialmente cuidadosos y colocar barandillas que nos puedan ayudar a subir o bajar por ellas con un menor riesgo de caída. También es conveniente revisar el calzado que se utiliza en casa, que sobre todo debe contar con una sujeción fiable, ser fácil de poner y quitar, y también ser antideslizante. Y ojo también con los resbalones: cuando freguemos, deberemos avisar de que el suelo puede estar resbaladizo.

En esta misma línea, el cuarto de baño también es un espacio que presenta sus complicaciones y cada vez es más habitual cambiar las bañeras por duchas. Sistemas de agarre junto a los inodoros o algún pequeño banco para que las personas de más edad puedan secarse y vestirse sentadas son dos de esos artilugios que nos pueden ayudar a reducir el riesgo de caída.

Y, por supuesto, es importante tener una buena iluminación en todos los espacios. En este sentido, cada vez son más avanzadas y asequibles desde el punto de vista económico esos sistemas de iluminación que se activan con el movimiento de paso, especialmente útiles para cuando por la noche una persona se levanta de la cama y no quiere molestar a quien duerme a su lado.

Los incendios son, por desgracia, otros de esos incidentes que pueden darse en el interior de nuestro hogar y que deberemos intentar evitar. Una medida es, desde luego, evitar fumar dentro de casa o, al menos, cerca de la ropa de cama o de las cortinas, que pueden prender fuego fácilmente. Además, también son de sencilla instalación los sistemas de detección de humo o de otros gases que nos pue-den alertar de que algo no va bien.

Y, aunque quizás las personas más mayores no estén acostumbradas a ello, es mucho más seguro utilizar el microondas para calentar un plato ya cocinado que tener que encender la vitrocerámica o el fuego para ello.

Por último, también pueden darse intoxicaciones involuntarias con, por ejemplo, la medicación. Por ello, es importante contar con dosificadores en los que venga de manera clara qué deben tomar y cuándo deben hacerlo. Además, es también esencial revisar cada cierto tiempo la fecha de caducidad de los medicamentos y retirar aquellos que ya no se puedan tomar.