«Es posible un mundo sin ningún diagnóstico de la enfermedad»

«Entre un 30 y un 40% de los diagnósticos anuales podrían evitarse con hábitos saludables», afirmó ayer Navarro en declaraciones a este periódico. Este es un dato que echa para atrás la idea arraigada en muchas personas de que el alzhéimer es una especie de lotería que no se puede evitar. «Hay muchas personas que piensan eso, cuando en realidad hay muchos factores de riesgo muy conocidos que son altamente modificables». Entre estos factores, Navarro destaca «la dieta, nuestra vida social, el tabaco, el abuso de alcohol o la cantidad de ejercicio que hacemos».

El director de la fundación Pasqual Maragall destaca también la importancia de la detección precoz del alzhéimer y los avances que se han producido en este aspecto en los últimos años. «Podemos detectar con muchísima antelación la biología que acabará desembocando en la enfermedad sin que se produzca la enfermedad misma. El sueño de la fundación Pasqual Maragall es el de un mundo sin ningún diagnóstico de alzhéimer, que no haya ningún ser humano al que se vaya a diagnosticar por la vía de detectarla y de intervenir antes de que se ponga de manifiesto».

Puede parecer un sueño demasiado ambicioso, pero Navarro no lo cree así. «El hecho de que cuando se manifiestan los síntomas ya sea muy tarde es una desgracia, pero también una oportunidad. Es como limpiar el bosque antes de que se produzcan los incendios», recalca. «Con el alzhéimer estamos en una situación en la que tenemos una ventana de intervención de diez, quince o veinte años, y si intervenimos es posible que el diagnóstico no llegue a darse nunca».

En los últimos tres años se han producido grandes avances en la lucha contra el alzhéimer. En el ámbito de la detección precoz «hasta hace bien poco no teníamos marcadores en sangre. Ahora existen pruebas se están desarrollando y que van a permitir detectar con quince años de antelación quién tiene riesgo de desarrollar la enfermedad. La analogía es muy similar a la de la enfermedad cardiovascular: a una persona le detectan hipertensión, le dan un medicamento preventivo y esa persona quizá nunca llegue a tener un infarto».

«La segunda revolución», añade, son los primeros fármacos. «En Estados Unidos, China y Japón ya han aprobado el primer fármaco que de verdad frena el avance de la enfermedad».