Llamada a la prudencia en Euskadi: «Nadie quiere volver al pasado, nadie quiere una quinta ola»
Las autoridades insisten en la «responsabilidad» individual para evitar aglomeraciones o reuniones que pongan en riesgo el descenso de casos las últimas semanas
Prudencia, sensatez, preocupación... Los mensajes que trasladan tanto las autoridades vascas como profesionales sanitarios tras las imágenes de reuniones multitudinarias y botellones de la primera ... noche sin estado de alarma son unidireccionales: Aunque no haya ley que obligue, el virus continúa circulando, sobre todo en Euskadi, por lo que no cabe relajación en las medidas de seguridad que se han venido adoptando para evitar otro repunte. «Nadie quiere volver al pasado, nadie quiere una quinta ola», resumió la portavoz foral Eider Mendoza, en uno de los llamamientos que ayer se volvieron a hacer para reclamar a la ciudadanía «un último esfuerzo» para dar por controlada la pandemia.
La responsable de la Diputación recordó que en las últimas semanas los datos de contagios y hospitalizaciones han mejorado en Euskadi y en Gipuzkoa -la peor parada en esta cuarta ola-, y por esa razón, es preciso mantenerse en guardia para que la situación no vuelva a «empeorar». «Seguir actuando con responsabilidad es lo mejor que podemos aportar a nuestros vecinos, amigos, a los de casa, a la economía y al personal sanitario», añadió, con el fin de poder llegar a disfrutar cuanto antes de «una cierta normalidad».
Por ahora, ese escenario que en principio proporcionarán las vacunas, no llegará hasta mediados de agosto, según el calendario previsto para alcanzar la inmunidad de rebaño. Por lo que sigue habiendo «un riesgo para la seguridad colectiva», apuntó el portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, quien incluso dejó en el aire la posibilidad de que Euskadi pudiera pedir un estado de alarma para la comunidad, en caso de que la transmisión del virus volviera a dispararse. «Ni cerraremos ni abriremos todas las puertas» a esa opción, respondió Zupiria a preguntas de los periodistas, ante la opción trasladada desde el Gobierno central tras su decisión inamovible ya de levantar la norma de excepción en todo el país.
Euskadi fue una de las que pidió una prórroga durante dos o tres semanas más, el tiempo estimado para rebajar la incidencia del virus, que aún mantiene a la CAV en 'zona roja' con 402 casos por 100.000 habitantes, por la transmisión en Gipuzkoa (476,5). El Gobierno Urkullu no ha querido barajar hasta ahora la posibilidad de pedir en solitario el amparo del estado de alarma para mantener restricciones como la del toque de queda. Pero el impacto de la libre movilidad en las próximas dos o tres semanas dirá si cambia o no de postura. O si un pronunciamiento del Supremo a favor de alguna medida aquí tumbada por el TSJPV le podría hacer cambiar las medidas ahora aplicadas.
La «incertidumbre» sobre qué afección tendrá el fin del periodo de excepción preocupa igualmente a los médicos, que reclaman «sensatez» a la población por el «caos» jurídico derivado del final del estado de alarma. «Se ha lanzado un mensaje erróneo y las distintas administraciones no han sabido articular esta 'nueva normalidad', pasando de limitaciones del contacto social a la libertad absoluta mal ejercida», indicó la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, ante las imágenes de botellones y multitudes en varias ciudades el domingo.
Bergara sale del rojo
A la espera de cómo transcurran estas próximas semanas, y si se repiten o no esos encuentros multitudinarios los fines de semana, Gipuzkoa avanza en la senda de su desescalada de contagios. Ayer sumó 163 de los 461 detectados en todo Euskadi. Y la tasa de incidencia a 14 días retrocedió 25 puntos en el territorio, donde poco a poco se apaga el semáforo rojo en los municipios. Ayer el de Bergara.
Aún y todo, el número de contagios sigue siendo elevado, y ayer la consejera Gotzone Sagardui confirmó que Osakidetza ha certificado ya que hay cinco casos de una «segunda variante» de la cepa india original, cuatro pertenecientes a tripulantes del barco atracado en Bilbao y otro ajeno, de una persona que se contagió en un viaje.
La situación en los hospitales también mejora ligeramente, pero todavía hay 359 personas ingresadas en planta, 70 nuevas desde el lunes. Es la cifra más baja de las últimas cinco semanas. 158 pacientes con Covid en estado crítico permanecen en las UCI vascas.
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