Euskadi entra en una Semana Santa de riesgo tras el vaivén de restricciones a la movilidad
Esta semana previa a la Semana Santa ha sido un penduleo constante de conjeturas, incertidumbre, recomendaciones que no van a más, filtraciones y medidas ... sorpresa que remueven las decisiones implantadas hasta la fecha y que, tras un año de pandemia, no hacen sino echar más leña al hartazgo y la incertidumbre sociales.
Euskadi lleva desde el pasado verano marcando unas reglas del escenario pandémico, más o menos laxas en función del periodo y más o menos lógicas en función de a quién se le consulte, pero encauzadas en un mismo raíl. No obstante, este último giro de tuerca ha puesto sobre el tablero dos nuevas fichas que parecen pertenecer a un juego diferente: las reservas hoteleras como salvoconducto para entrar o salir de localidades en zona roja y una reducción del umbral de riesgo que marca la entrada en zona de máxima incidencia de contagios al superar la tasa de 400 y no de 500 como hasta ahora. Un cambio de criterio que si bien fue ratificado el viernes por el LABI, según ha podido saber este medio, sí generó cierto debate en el seno del consejo asesor, como lo ha hecho también entre los grupos de la oposición. EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PP+Cs ven una «improvisación y un despropósito» en las decisiones adoptadas.
Las claves
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Consejo Interterritorial Euskadi indica el martes que solo habrá cambios si los datos empeoran «de forma significativa»
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LABI técnico El interior de los bares de localidades en zona roja, ahora con 400 casos, solo se abre a desayunos y comidas
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LABI político Aquellos que tuvieran una reserva antes del día 26 podrán salir o entrar de una localidad que esté en zona de máxima alerta
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Actualización de localidades El listado se publicó ayer y entrará en vigor mañana. No se actualizará hasta el martes de Pascua
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Oposición EH Bildu, Elkarrekin y PP+C's criticaron ayer la «improvisación» de las medidas
El pasado miércoles, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acordaron no endurecer las restricciones ya pactadas para la Semana Santa pese al aumento de contagios y el recrudecimiento de la pandemia. Desde el Gobierno Vasco apuntaron entonces que se mantendrían las limitaciones en vigor -esto es, las habituales además de no poder juntarse no convivientes en una vivienda- y que solo se endurecerían si la situación epidemiológica empeoraba de «forma significativa».
Pero un día después, cuando parecía que no habría cambios, salió a la luz la propuesta que el comité técnico del LABI le hacía al político, en la que se hablaba de cerrar municipios con una cifra de corte más reducida y limitar el consumo en el interior de los bares que estuvieran en localidades en rojo a dos franjas horarias de desayuno y comida.
En este sentido, Euskadi optó además por no atender a la recomendación de la Comisión de Salud Pública, de cerrar la hostelería con una incidencia superior a 500 casos o el interior si se superan los 150, se entiende que para evitar otro revés judicial como el de febrero cuando el TSJPV falló a favor de la hostelería y ordenó la reapertura de los locales. En cualquier caso, ha servido de poco, porque las asociaciones de hostelería vascas también recurrirán la delimitación horaria en interiores.
Reunión de urgencia
El consejo asesor se reunió de urgencia el viernes, y ya con la sospecha de las nuevas restricciones como tema de conversación entre la población vasca, el impacto social tras el anuncio de las novedades fue algo menos drástico.
El lehendakari Iñigo Urkullu informó de que se podrá seguir circulando por la comunidad salvo si estaba en zona roja. Y con una excepción fundamental: sí pueden viajar quienes tengan una reserva para pernoctar hecha antes del pasado viernes 26 autorizado aunque su lugar de origen o de destino esté en máxima alerta. Una medida destinada a aliviar a un sector turístico ya damnificado, pero que según fuentes consultadas preocupaban al lehendakari «porque se corre el riesgo» de que haya picaresca y se trampeen las fechas de reserva. Esta decisión sorpresa, asumen las mismas fuentes, genera una percepción social de «estar dando tumbos» por los cambios de criterios continuados.
De hecho, esta decisión no estuvo libre de suspicacia en el seno del LABI. Por un lado, por lo contradictorio de ir contra los criterios que hasta ahora han marcado la hoja de ruta en la gestión de la pandemia en Euskadi, como es el aislamiento de las zonas donde hay una mayor presencia del coronavirus para evitar su expansión, y por otro lado, porque resulta discriminatoria para quien tiene una segunda residencia o quiere hacer una excursión de día -es decir, no hacer gasto en un alojamiento-, o con quien, obedeciendo a la prudencia y a la responsabilidad a la que tanto se apela, había esperado al último momento para reservar.
El segundo golpe de efecto fue la decisión de adelantar el anuncio con el listado de las localidades que quedarán confinadas a partir de mañana. Se hizo ayer y no el martes -como se propuso en un inicio- o incluso el lunes -como recoge de forma general el decreto-, para permitir que menos municipios tengan que cerrar, entre ellos, quizás Bilbao y Vitoria, con una incidencia el jueves de 326 y 341, respectivamente.
En el caso de Gipuzkoa son nueve las localidades que ayer confirmaron su cierre desde mañana, la mayoría en el Goierri. Donostia, por su parte, se encuentra alejada de la cifra de corte -tiene una IA de 160-, pero sí notará diferencia respecto a la menor afluencia de franceses, ya que el Gobierno de Pedro Sánchez exige desde el martes PCR negativa a todos los ciudadanos galos que quieran cruzar por carretera.
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