Euskadi afronta «los días más difíciles» con las UCI al límite y sin el material necesario

Euskadi afronta los días más complicados de la pandemia de coronavirus, que camina hacia su momento de mayor virulencia, y lo hace sin disponer aún del material necesario ni las mejores condiciones para atender la demanda asistencial que se viene encima. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, fueron ayer muy claros al definir el momento en el que nos encontramos. «Las jornadas que vienen serán difíciles, porque irán aumentado los casos, aunque la tasa de crecimiento se va a ir reduciendo». El número de nuevos afectados seguirá aumentando y luego se entrará en una fase en que se mantendrá estable. La falta de material sanitario, fundamentalmente mascarillas y respiradores, en un momento en que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) comienzan a estar a tope de actividad se presenta como uno de los mayores desafíos de la crisis. Aunque no será el único.

La precariedad instrumental se paliará en parte en los próximos días. «Estamos movilizando todos los recursos disponibles para asegurar que el personal sanitario tenga todo lo que necesita para atender a todos» los pacientes, aseguró el ministro. «Vienen 300.0000 mascarillas de Alemania, y mañana (por hoy) llegan más partidas», aseguró. Todo ese contingente se suma al millón y medio de protecciones bucales que el Gobierno ha distribuido en los últimos días, entre ellas unas 500.000 procedentes de China. Las necesidades de instrumental, con ser importantes, no son el mayor desafío que presenta la pandemia de coronavirus.

Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se verán en las próximas semanas en la difícil tesitura de tener que decidir a qué pacientes merece la pena dar tratamiento y cuáles se quedan sin él. No van a dar abasto, porque según se recoge en un informe elaborado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) -un documento que aspira a ser la guía en la que se basen los servicios sanitarios del país- la demanda asistencial será de un 253%.

El criterio que los especialistas proponen es atender a los afectados con mayores expectativas de salir adelante y garantizar al resto cuidados paliativos. El momento crítico que describe el 'Plan de contingencia para los servicios de Medicina Intensiva frente a la pandemia Covid-19' ocurrirá el próximo mes de abril, calculan que posiblemente en torno al día 15, aunque podría adelantarse. La epidemia, según estiman, durará doce semanas, estamos en la tercera y 'el pico' llegará entre la quinta y la séptima.

La previsión que dibuja ese plan ya comienza a vislumbrarse en Madrid. De hecho, Fernando Simón reconoció ayer que algunas UCI, debido a la presión que soportan, ya se están viendo en la necesidad de «ser un poco más restrictivas» en la admisión de pacientes. Es decir, que la selección de a qué pacientes se trata y a quiénes no, ya ha comenzado.

El lehendakari Iñigo Urkullu, aunque de pasada, también se refirió a esta peliaguda cuestión. Según dijo, Euskadi lleva trabajando «desde hace tiempo» en un plan propio que contempla «diferentes escenarios» y que se conocerá «próximamente». El plan que desarrolla Osakidetza, según supo ayer este periódico, prevé duplicar el número de camas de UCI reservadas para afrontar la pandemia. Un equipo formado por profesionales de las distintas áreas asistenciales de Euskadi trabaja en el plan de contingencia.

¿Qué pasará en los próximos días? Los intensivistas consideran que España está abocada a la peor situación que cabe imaginar. «El escenario que más se ajusta a la situación -advierten- se refiere a una tasa de ataque bruto del 35%». Eso significa que en las semanas sexta y séptima, las del 'pico', se llegará a los 41.765 pacientes ingresados, de los que 9.247 necesitarán atención intensiva. Harían falta otras tantas camas de UCI como las que hay y casi dos tercios más, el 257%. Es inviable, según anuncian. Por eso, proponen utilizar criterios «éticos, transparentes, aplicados equitativamente y divulgados públicamente» para elegir los pacientes que reciben terapia de rescate.

No importará tanto la edad, como las posibilidades de recuperación. La atención para muchos afectados se limitará a cuidados paliativos. Su consejo es que se formen en los hospitales comités de ética asistencial, que participen en el proceso de toma de decisiones.